Ya hay algunas claras certezas en Chiapas rumbo a los comicios del 2018.
Todos los candidatos visibles se darán hasta con la cubeta. Además los suspirantes al momento son muchos y claro está que por eso la competencia lucirá cerrada.
Hace días que las principales ciudades del estado están llenas de publicidad de una nueva asociación política que quieren disfrazar de civil. Se trata de la “Fundación Jaguar Negro” detrás de la cual está el Diputado Local Eduardo Ramírez Aguilar y su evidente aspiración de lograr llegar a la gubernatura estatal o en su defecto; la Senaduría.
Pensar en la autonomía de la Fundación del poder político y la influencia del Diputado es a estas alturas, “jugarle al loco”. Así de sencillo.
Por supuesto, ello no quiere decir que Eduardo Ramírez Aguilar sea en estos momentos el elegido para ocupar la gubernatura a partir del 2018, ni que sea el candidato más popular, mucho menos que todo esté ya decidido.
Falta mucho todavía por ver. Esa es también otra certeza.
Otro que ya comenzó a dar los pasos para lograr una nominación política, en este caso del PRI a la gubernatura de Chiapas es el Senador Roberto Albores Gleason.
Pero a diferencia de Eduardo Ramírez Aguilar, en sus primeros pasos nada le salió bien y sobre todo; rápidamente se evidenció que no cuenta con el apoyo de la estructura política actual vigente.
Por ello, su camino hacia la gubernatura, no parece ser nada fácil. Pero ello no quiere decir tampoco que se bajará del barco.
La lucha por la gubernatura será encarnizada.
El camino de Albores Gleason no inició fácilmente. Tan pronto como anunció vía redes sociales y con espectaculares en las principales ciudades chiapanecas que presentaría un “informe legislativo”; varios ex líderes del PRI en Chiapas hicieron público por segunda ocasión un desplegado donde denuncian las “ilegalidades e irregularidades” del dirigente del PRI chiapaneco Roberto Albores Gleason.
Incluso le pidieron a Ochoa Reza, el líder nacional priísta; tomar las acciones pertinentes antes de que Albores Gleason termine por “hundir” al partido en Chiapas.
Es decir, en poco tiempo Roberto Albores Gleason y sus aspiraciones recibieron dos golpes políticos; uno de quienes quieren agraciarse con el poder político en turno y otro, provocado por su estilo personal de vivir y ver la política: desde arriba y con frivolidad.
Ni siquiera vale la pena hablar del contenido de su “informe legislativo”. Bastante breve fue además un mensaje político populista. Réplica de todo lo que hemos visto.
El “informe legislativo” de Albores Gleason colapsó el tráfico de una ciudad a la que le falta infraestructura. Evidenció el acarreo con fines políticos de personas beneficiarias de programas. No respetó las leyes que prohíben el uso de programas de gobierno para fines electores y provocó la ira de quienes fueron obligadas a asistir al evento so pena de cancelarles el apoyo federal.
Todo ello de evidenció y documentó vía redes sociales. Incluso días antes de iniciado el evento político del Senador.
Otra causa de irritación fue el trato violento a la prensa y el poco respeto del equipo del Senador al trabajo periodístico.
En el caso de que llegue a la gubernatura: ¿ese será el fin de los programas federales; su uso político?. También ¿Ese será el trato que le espera a la prensa?.
Mal termina, quien mal empieza dice la sabiduría popular. Ante los excesos y frivolidad del Senador, pronto las redes sociales se le vinieron encima.
Lo bueno es que tan pronto finalizó el evento, vía también redes sociales, el Senador, se manifestó en contra del maltrato a la prensa por su equipo de seguridad en el Estado Víctor Manuel Reina sede del evento, prometió investigar los hechos y dijo también que está a favor de la libertad de expresión.
Lo malo es que también con ello, reconoció los hechos ocurridos.
Pero su tropiezo demuestra que el estilo personal de realizar política de las nuevas generaciones de políticos está ya agotado.
Emulando a Peña Nieto y a Manuel Velasco en campaña; Albores Gleason buscó impacto mediático.
Como Peña Nieto, también eligió vísperas electorales para su enlace matrimonial. Como el Presidente de México y el actual gobernador de Chiapas, también buscó llenar grandes espacios para mostrar su popularidad.
Pasó por alto que los tiempos políticos ya no están para ello. Pasó por alto que hay indignación nacional contra la situación política nacional actual y específicamente contra toda la impunidad que ha permitido su partido político.
Hoy por hoy Albores Gleason y sus impulsos; demostró que a pesar de ello; el PRI no cambia. Sigue utilizando los programas sociales con fines electorales. Y lo seguirán haciendo si las autoridades competentes no toman cartas en el asunto; pero ¿Las tomarán?
Demostró también que los ciudadanos exigen participación política sin la coerción política.
Por eso, y porque también así lo dictan las leyes; usar la pobreza y los programas sociales para combatirla; con fines políticos electorales debe de tener un castigo.
Así lo dicta el Estado de Derecho.
Por otro lado; volviendo a la “realpolitik” o la política de la realidad; ¿Qué efectos tiene el tropiezo alborista?.
Prácticamente demuestra una cosa:
El Senador Albores no es de los afectos de más alta la clase política estatal para ocupar la gubernatura en el 2018.
Harán todo lo posible por detenerlo y el Senador y su grupo -incluido por supuesto su padre, el Ex gobernador Albores Guillén- harán todo lo posible primero por defenderse y en segundo lugar, lograr la nominación del PRI.
En ese escenario, el choque político por venir es de pronósticos reservados y el PRI y su base social lo resentirá. Eso también está claro.
Recordemos que todo el sexenio ha sido de abrazos y parabienes entre priistas y verde ecologistas; pero de choque permanente en varios municipios de las bases sociales de los dos institutos políticos.
Por ello es evidente que en épocas electorales esto se recrudecerá y más si está en juego el control de los partidos políticos y una gubernatura.
Pero lo que hoy es evidente es que a Albores Gleason se le documentó su poco respeto por las normas. Evidenció el uso electoral del Programa Prospera de SEDESOL; su personal de Seguridad agredió a dos reporteros Nehemías Jiménez y José David Morales Gómez y las beneficiarias de PROSPERA estaban inconformes con el acarreo y el condicionamiento del recurso de este programa federal a cambio de su asistencia a este evento político.
Es evidente también que sus enemigos políticos aprovecharán este tropiezo. Incluso muy claro también que el tropiezo lo cometió el Senador y nadie más.
Sobre todo, es claro también que ni el Senador ni su equipo de trabajo leen la realidad. ¿A quién se le ocurre hacer un evento en un estadio cuando la gente está indignada contra los partidos políticos, especialmente contra el PRI?
¿Que no sabe el Senador que sube la gasolina, la luz el gas y todavía quiere condicionar los apoyos federales a la gente que depende precisamente de ellos?.
En esas condiciones es ver a la clase política -incluida el Senador Albores y otros aspirantes- arrastrar el caite colonia por colonia, casa por casa, convenciendo a la gente de votar, de participar políticamente y pedirles con humildad el voto.
Eso es lo necesario, pero parece imposible.
No conocen la realidad ni el sentir popular.
También se requiere un dialogo con la prensa, no atacarla ni violentarla.
Los periodistas informamos. Esa es nuestra tarea y está consagrada constitucionalmente.
Por su falta de visión, por sus errores, por sentirse el “heredero a la gubernatura”, Albores Gleason tropieza y todos aprovecharán para que siga teniendo más tropiezos.
Falta mucho todavía, pero no abona a sus aspiraciones el hecho de no hacer política de contacto humano. Cuentan mucho los intereses políticos cuando se busca una gubernatura; eso es claro. Pero también es cierto que sin apoyo popular real, ni la presidencia de la república, ni una gubernatura y ni una alcaldía es legítima.
Esa es la tarea de los políticos de ahora, construir legitimidad. Acarreando gente e impendiendo el trabajo periodístico no es el camino.
Albores Gleason y los demás aspirantes lo deberían tener presente.
No será fácil el camino al 2018. Los choques entre los aspirantes serán de pronóstico reservado. Y el rechazo ciudadano crece.
Así, habrá legalidad, pero nunca legitimidad. Eso es lo que se debe construir y eso es de lo que carece la clase política actual.