Tabasco es mi tierra y Chiapas es mi agua. Así se expresa Andrés Manuel López Obrador cada vez que tiene un mitin en Chiapas. Y no miente; porque su historia personal es de niñez y primera juventud entre los límites de estos dos estados sureños.

Ya como actor político nacional, en Chiapas AMLO se ha replegado luego de dos candidaturas por la presidencia de la república. Desde Chiapas -y también Tabasco- AMLO irrumpe en la escena nacional con giras por toda la república. Esa ha sido su fórmula para reagrupar fuerzas políticas luego de dos elecciones nacionales perdidas y continuar siendo un referente de la izquierda nacional desde hace más de veinte años.

En consecuencia, AMLO ve a Chiapas como una reserva estratégica de votos, como también ven y han visto históricamente a nuestro estado el PRI, el PAN, el PRD y todos los institutos políticos nacionales. Pero a diferencia de las instituciones partidistas, esa reserva de votos responde a la figura política del tabasqueño; no a una institución política, como ha sido siempre.

Esa particularidad del fenómeno AMLO deben de tomar en cuenta sus adversarios políticos y también sus partidarios. Nadie como el tabasqueño tiene esa característica que puede definirse como “caudillista” y que hoy -rumbo al 2018- puede otorgarle la victoria electoral; coyuntura nacional en donde Chiapas y los votos que aporte pueden jugar un papel central.

El problema es que la elección para próximo gobernador del estado está empatada con la elección para Presidente de la República. Es decir los chiapanecos elegiremos al mismo tiempo al gobernador y participaremos en la elección nacional de presidente de la república. Los dos van por el periodo 2018-2024.

Para ponerlo en perspectiva, ese empalme de las dos elecciones no hará posible que el candidato o candidata de MORENA en Chiapas tenga un perfil bajo y a pesar de ello otorgue pelea electoral como lo hizo Delfina Gómez en el Estado de México al ampararse bajo la figura caudillista de AMLO.

El tabasqueño será caudillo; pero no tiene el don de la ubicuidad. No podrá estar en todo Chiapas todo el tiempo de la campaña electoral; tendrá que realizar -otra vez- recorridos por toda la geografía nacional. En consecuencia MORENA –a pesar de su innegable crecimiento electoral- tendrá que tener en Chiapas un candidato fuerte, de arrastre, conocido más allá de las fuerzas de ideología de izquierda, capaz de negociar con las distintas fuerzas políticas del estado las probables diásporas en su apoyo.

La pregunta es ¿Quién en MORENA o la izquierda llena esos requisitos?

El momento actual de MORENA en Chiapas puede resumirse de la siguiente manera:

Un candidato nacional que tiene a Chiapas como prioridad, unas elecciones estatal y nacional empalmadas, un caudillo político que no tiene el don de la ubicuidad, altas expectativas de triunfo por lo menos a nivel nacional.

Pero a MORENA le falta un candidato idóneo y también -no menos importante- le urge asegurar la unidad partidista.

¿Encontrará MORENA ese candidato en Chiapas y habrá unidad partidista?. Unidad y candidato fuerte es lo que requiere MORENA para asegurar la victoria en Chiapas.

El perfil del candidato Morenista

Al momento, no hay en MORENA un candidato de las características descritas. Varias figuras de izquierda en el estado podrán tener la posibilidad de competir por el PRD para la gubernatura, pero “estructura” y caudal de votos solo se les asegura MORENA. La pregunta es ¿Ellos le aseguran votos, movilización y recursos financieros al partido de Andrés Manuel López Obrador?

Estamos hablando de cuatro figuras de la izquierda López-Obradoristas: Rutilio Escandón Cadenas, Plácido Morales Vázquez, Zoé Robledo Aburto y Oscar Gurría Penagos.

Rutilio Escandón es hasta estos momentos Presidente del Poder Judicial del Estado. Prácticamente todo lo que ha corrido del sexenio se ha pasado un día sí y el otro también promoviendo su imagen pública. Salvo la cantidad de recursos del erario que se ha gastado en ello, no ha pasado algo interesante con esa promoción política. Lo único es que dicha publicidad personal ha resultado muy cara y no hay resultados que se reflejen en un carisma popular del magistrado. Pero además el cargo que ha desempeñado a lo largo del sexenio se lo debe al ejecutivo estatal. Por eso su perfil es de ser alfil en MORENA de Manuel Velasco Coello.

Plácido Humberto Morales también fue durante este sexenio parte del gabinete estatal. Desde la coordinación del gabinete fungía como “puente” del gobierno estatal sobre todo con el PRD -luego con MORENA- y las organizaciones sociales de izquierda para resolver los problemas de la militancia de esas organizaciones. Al igual que Rutilio Escandón, a Plácido Morales le pesará su paso por la administración verde ecologista chiapaneca.

Pero además de su acercamiento con el oficialismo actual; ni Rutilio Escandón ni Plácido Humberto Morales aseguran un caudal de votos a MORENA, tendrían que estar a la sombra de las giras de López Obrador. Es decir no podrán caminar solos y mucho menos asegurar la victoria. El pasado político reciente pesa en el ánimo popular y también tiene su costo en forma de desgaste político. Esas dos características o estilos no tendrían un saldo positivo en lo que MORENA busca -o debería buscar- en Chiapas: arrasar electoralmente.

Si el pasado político pesa, en unas elecciones competitivas más lo hace. Ni siquiera apareció en las boletas electorales, pero Zoé Robledo Aburto fue Senador por el PRD y hoy es militante declarado de MORENA. Además y aunque no es su culpa -y eso hay que recalcarlo- pero la realidad es que es heredero de los enemigos políticos de su padre, el efímero ex gobernador Eduardo Robledo, militante del PRI. En ese sentido Robledo Aburto al igual que Rutilio Escandón y Plácido Morales, tampoco garantiza caudal de votos para MORENA y mucho menos unidad.

¿Y Oscar Gurría Ordóñez?. Médico tapachulteco respetado y con militancia en la izquierda tampoco garantiza un caudal de votos ante un escenario de falta de ubicuidad de AMLO. Su papel como presidente del presidente en Chiapas de MORENA se circunscribirá a garantizar la unidad partidista. Es más que probable que ello le permita acceder a una diputación federal.

Habría que mencionar el extraordinario papel que el diputado federal Guillermo Santiago ha realizado con su gira #LaGranRobadera. En caso de triunfar MORENA en el estado, Guillermo Santiago tendría asegurado por lo menos un lugar en el gabinete o la administración estatal. De acuerdo a las denuncias que realiza, ocupar la titularidad del Órgano de Fiscalización Superior del Congreso del Estado le daría entender a la ciudadanía que el nuevo gobierno emanado de la izquierda va en serio contra la corrupción.

MORENA anda en busca de candidato fuerte en Chiapas y que garantice la unidad, hoy no lo tiene y ese es el dilema de la organización que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

 

Unidad o adiós al sueño de lograr la primera gubernatura morenista del país

Encontrar candidato fuerte no es el único problema de MORENA. Si no lo tiene dentro de sus filas, es obvio que lo buscará fuera. Pero esa búsqueda puede terminar en ruptura interna.

MORENA tiene un espejo en el cual mirarse, ese es el PRD y su diáspora. Es lo que tiene que evitar a toda costa. Las corrientes chiapanecas morenistas se reúnen, proponen acuerdos, juran unidad. Pero también varios actores políticos juegan su juego. Es decir la necesaria unidad depende de varias coyunturas que no están al alcance del control de la militancia ni de la dirigencia estatal.

¿Quién le garantiza a MORENA en Chiapas que el gobierno del estado o el PRI, el PVEM intenten socavar sus asambleas y romper los acuerdos.

Hay militantes y dirigentes de MORENA-Chiapas que insisten en que el candidato será de “dentro” para garantizar unidad. Eso es posible, pero si el objetivo final es ganar la gubernatura, con candidato de “dentro” no alcanza. El juego de la gubernatura no es un juego en donde solo MORENA es el único protagonista. El rival también cuenta, se mueve y no hay un solo competidor en este juego político.

Ahora bien, también puede configurarse el escenario de siempre: el caudillo AMLO impone candidato y en este caso sería un candidato externo. Porque cono dice el argot político nacional; en MORENA “la caballada está flaca”. Todos se disciplinan; y lo hacen porque la probabilidad de ganar la gubernatura y la presidencia nacional es amplia y posible.

MORENA está a puertas de la presidencia de la república y puede llevarse también la gubernatura de Chiapas, la primera en su corta historia como instituto político. Todo depende de ellos. De nadie más. La corrupción no para, la impunidad no cesa y se hunde la credibilidad del gobierno federal, el estatal, del PRI y los demás partidos políticos verán reacomodos internos antes de enfrentarse a AMLO. Eso implica desgaste interno y es lo que MORENA debe evitar. Todo depende de ellos.

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