Ya se va, está a nada de solicitar licencia a su cargo. Es un hecho que pedirá licencia en octubre. Es el caballo negro para la gubernatura por el PVEM, será diputado federal, será diputado local.
Eso cuentan los allegados de Fernando Castellanos Cal y Mayor, el Presidente Municipal de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Cuestionada su llegada a la comuna capitalina; el aparato gubernamental que lo apoyó con todo y contra todos, apostó al desgaste y al olvido ciudadano. Pero el desastre administrativo, los grupos de intereses, las deudas acumuladas y la inexperiencia impidieron un ejercicio gubernamental que pudiera demostrarle a la ciudadanía tuxtleca que había capacidad de gobierno y que con ello se recuperaría la legitimidad que no se pudo obtener en las urnas.
No la hubo y ya se va. A ver hasta donde alcanza al todavía alcalde Fernando Castellanos Cay y Mayor que dejó una estela de saldos negativos al frente del gobierno tuxtleco.
Prometió combatir a Proactiva. ¿Lo hizo?. Lo comió la maraña de intereses que incluso tienen alcances nacionales.
¿Hubo transparencia en el ejercicio de gobierno? Claro que no. Ningún mecanismo de evaluación permitió calificar con buenas notas a un gobierno local que ya se acaba.
¿Se logró disminuir la deuda municipal?. ¿Se resolvieron los problemas de alumbrado, alcantarillado?. ¿Hubo empleo bien remunerado en Tuxtla?. Y pudiéramos seguir hablando y hablando de los problemas de Tuxtla; pero al final diríamos: prometió y no cumplió.
Pero lo que más le duele a los ciudadanos tuxtlecos es el abandono en la que está sumergida la ciudad más grande Chiapas. La coincidencia es unánime entre los ciudadanos y los turistas: Es una molestia transitar por las calles de Tuxtla Gutiérrez; la capital de Chiapas.
Baches chicos, grandes, medianos. Baches en calles y avenidas. Baches en calles de concreto hidráulico y también en aquellas construidas con chapopote. En fin; baches por todos lados todo el tiempo.
Junto con la falta de empleo digno, esa falta de infraestructura urbana, son quizás los dos problemas más apremiantes de la capital chiapaneca.
Alcaldes van, alcaldes vienen; promesas más, promesas menos; desde hace diez años –poco más, poco menos- las calles tuxtlecas son una total desgracia. Esa es la realidad que nos estalla a los ciudadanos sobre todo en épocas de lluvias. Una realidad que hasta el momento ningún alcalde ha logrado resolver.
No se necesita ser sabio para tener conciencia de que si un problema no se atiende a tiempo; además de estallar en algún momento, resolverlo se vuelve una tarea más compleja.
Tuxtla y sus problemas se han convertido solamente en argumentos de campaña política. Ningún intento -a ojos de los ciudadanos- ha sido serio para resolver sus problemas, entre ellos los de creación de empleos y de solución de sus calles llenas de baches, que ya parecen el paisaje de una ciudad bombardeada en plena guerra y no de una ciudad en pleno crecimiento y que exige servicios de primera calidad para atraer turismo, inversiones y empleo.
La administración tuxtleca actual presidida por el alcalde Fernando Castellanos Cal y Mayor, anunció con bombo y platillo el programa “Una Calle al Día”. El cual según palabras del alcalde “será el programa más agresivo en la historia de Tuxtla Gutiérrez, dado que es el principal problema que aqueja a los tuxtlecos, y genera gran molestia entre los habitantes”.
Incluso, se reportó que al programa le faltaba solamente una calle para terminar la rehabilitación total de las calles tuxtlecas.
Pero las cuentas nomás no salen. Con una inversión de 135.9 millones de pesos; la alcaldía coneja realizó 39 acciones de pavimentación de calles con 106 cuadras pavimentadas. El costo de cada cuada fue de casi 1.3 millones de pesos. Según puede observarse en un archivo que se adjunta a esta nota y que se refiere a una solicitud de acceso a la información realizada por un ciudadano.
El mes pasado, funcionarios de la alcaldía desmintieron la efectividad del programa. La Secretaria General del Ayuntamiento Gloria Luna Ruiz reconoció que el programa estrella de la actual administración tuxtleca solo ha cumplido con el cincuenta por ciento de las expectativas.
Y es que también por datos aportados por las propias autoridades municipales, la mancha urbana tuxtleca es de siete mil calles que conforman 800 colonias.
En ese sentido, aún con 106 calles pavimentadas en la capital, el programa no es exitoso porque el problema está en la rehabilitación de calles. Es allí en donde el programa más ambicioso no pinta.
Es allí también donde los ciudadanos cuestionan el “agresivo” programa porque las calles de Tuxtla siguen igual llenas de baches que como lo estaban desde hace diez años.
Con baches que parecen cráteres lunares y que la ciudadanía los ve en cada calle, barrio y colonia, Tuxtla no puede tener competitividad empresarial para atraer empleo. Mucho menos ser un lugar digno para vivir.
Todos los años es lo mismo; baches por todos lados y promesas políticas por todos lados. La tarea de resolver este problema municipal se vuelve cada vez más compleja. La falta de recursos financieros es el principal obstáculo.
Pero lo único cierto es que aún y sabiendo la complejidad del problema, el populismo y las promesas huecas es lo único que les sale bien.
Y lo seguirán haciendo desde otro puesto político, para continuar con una carrera política meteórica pero sin resultados tangibles. Esa es la principal características de la generación de políticos que hoy tuvieron la fortuna de dirigir nuestros destinos y los ciudadanos las desgracias de sufrirlos.