Tuxtla Gutiérrez, Chis. 16 Abril.- Como en su niñez no tuvo la oportunidad de asistir a la escuela, por la pobreza, el mayor sueño de Guadalupe Palacios García de 96 años, era estar en un salón de clases; este lunes asistió a la preparatoria, luego de que en marzo pasado recibió su certificado de secundaria. 

Nacida en 1922, doña Lupita como le llaman de cariño, acompañada de uno de sus seis hijos, nietas y bisnietos, fue recibida por los jóvenes y el director de la Escuela preparatoria número 2, quienes le brindaron un aplauso de bienvenida. 

Con la playera de la institución, se formó entre los jóvenes en el patio central para participar en los honores a la bandera. Cuando le preguntaron como se sentía, aseguró: “me siento a todo dar; hoy es un día maravilloso”. 

En su primer día de clases, Lupita tomó sus apuntes de las clases de química, matemáticas, entre otras materias; pasó al frente del salón, como parte de un ejercicio que pidió el maestro a los alumnos, y también participó en la clases de danza.

Fue en 2015 cuando Lupita inició sus estudios de primaria a través del Instituto Chiapaneco de Educación para jóvenes y adultos (ICHEJA), después hizo la secundaria, y desea hacer la preparatoria, porque le gustaría ser maestra de kínder, aunque lamenta que no tenga el impulso de una persona joven.

Su hijo Enrique Vázquez Palacios, explicó que tras haberse graduado de la secundaria, ella se quedó muy entusiasmada en continuar con sus estudios, y anhela cursar la preparatoria. Pero el ICHEJA no cuenta con un programa de estudios de preparatoria para adultos mayores. 

Por lo que este día cumplió su anhelo más grande, asistir a un salón de clases, ya que de niña no pudo ir a la escuela, porque su padre la llevaba al campo a sembrar maíz y frijol, pero cuando emigró de su comunidad indígena Vicente Guerrero en el municipio de Ocozocoautla, tampoco pudo hacerlo. Se casó dos veces, tuvo seis hijos, y se dedicó al comercio durante 40 años, vendiendo pollos en un mercado, donde aprendió los números y hacer cuentas. 

Fue hasta que cumplió los 92 años de edad, que la señora Palacios aprendió a leer a través de los programas de alfabetización, pero no se quedó ahí, porque en cuatro años terminó la primaria y secundaria.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *