De Norte a Sur 

Guillermo Correa Bárcenas 

Orgullosamente UNAM

  • Con el Salinas se reforzó la venta de empresas del Estado
  • Con Ernesto Zedillo continuó el adelgazamiento estatal

Con los resultados de la elección presidencial, queda claro que la ciudadanía mayoritaria reprueba el neoliberalismo económico y a los tecnócratas, que entusiastas con la llegada de ese modo de administrar a los países empezaron a colocarse en los puestos claves desde la llegada al poder de Miguel de la Madrid Hurtado.

Al que siguió su entonces secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari, quien, se puede decir, ha sido el que siempre ha estado “tras el trono” en los últimos años. Con Andrés Manuel López Obrador ya no será así y esa es la muestra de cómo un egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, al convertirse en virtual presidente electo de México, derrota también a los personeros de organismos internacionales formados en universidades del extranjero.

Fue Robert Lansing quien supo de la Revolución Mexicana al desempeñarse  como Secretario de Estado estadounidense. En 1924 ya era funcionario de la Mexican Petroleum Company. Arreciaba entonces la campaña de Estados Unidos para colocar a un mexicano fiel a los gringos en la Presidencia de la República con la finalidad de que hubiera paz aquí y no corrieran riesgos sus inversiones.

Para qué provocar una guerra armada, consideró Lansing, al proponer dominar el país sólo controlando al presidente en turno. Lo mejor, dijo, es abrir a los jóvenes ambiciosos mexicanos las puertas de las universidades estadounidenses y educarlos en el  modo de vida americano, en sus valores y en el respeto al liderazgo norteamericano. Así se apoderarían los vecinos de la Presidencia mexicana y del destino de los mexicanos.

Para muchos analistas el plan empezó a tener éxito principalmente con la llegada del neoliberalismo y de una corriente de administradores mexicanos con estudios en las Universidades de Yale y de Harvard, entre otras. Y hasta de un exfuncionario de la Coca Cola –Vicente Fox Quezada— arribó a la Primera Magistratura.

En diciembre de 1982, Miguel de la Madrid Hurtado logró la Presidencia, luego de especializarse en la Universidad de Harvard. A él le debemos el ingreso de México al GATT, antecedente de lo que ahora es el TLCAN. Entregó el poder a Carlos Salinas de Gortari después de una polémica elección que quedó siempre bajo la sospecha de fraude cometido por el PRI –el partido político de la dictadura perfecta– a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Con el salinismo se reforzó la venta de empresas del Estado iniciada por su antecesor. La más polémica tiene que ver con Teléfonos de México, hoy propiedad de Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo. No hay que olvidar que en este período se acabó con el triunfo mayor de la gesta revolucionaria al reprivatizar la tierra de los campesinos con la finalidad, aunque argumenten lo contrario, de regresarnos al porfirismo a fin de que los recursos naturales vuelvan a ser explotados por foráneos, lo que ha ido sucediendo con las demás reformas estructurales del sexenio que está por acabar.

Durante el último año de Salinas en la Presidencia se dio a conocer el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que declaró la guerra al Estado, precisamente por su entreguismo a los gringos. México entraba de lleno a la globalización con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que nos ha llevado hasta donde estamos: a borde del precipicio.

También se recuerda que con Salinas volvió la violencia política: los asesinatos de decenas de perredistas, el magnicidio del candidato presidencial priista Luis Donaldo Colosio, el del exsecretario general del PRI, Francisco Ruíz Massieu y, un año antes, en mayo de 1993, la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en la ciudad de Guadalajara. Ya estaba en pleno ascenso la narco política y a inicio del siguiente sexenio, encabezado por Ernesto Zedillo Ponce de León, el gobierno priista le quitó tres ceros al peso, empobreciendo a todos los mexicanos.

Con Ernesto Zedillo continuó el adelgazamiento estatal. Si bien fue a la Escuela Superior de Economía del IPN, sus doctorados los realizó en la Universidad de Yale donde fue director del Centro de Estudio para la Globalización. Fue de los primeros grandes tecnócratas que se fueron apoderando del Partido Revolucionario Institucional al afiliarse a la institución política, de la que han provenido casi todos los presidentes mexicanos.

Como miembro del grupo de jóvenes tecnócratas se enfrentó con los dirigentes más viejos del partido a causa de la reforma económica basada en la privatización de todas las empresas públicas, la reducción de aranceles comerciales con otros países y más TLCAN.

Fue quien aplicó el Fobaproa que ha endeudado de por vida a millones de mexicanos. En la candidatura presidencial sustituyó al finado Colosio y hoy sirve a compañías trasnacionales, tras privatizar a los Ferrocarriles Nacionales de México. Con Zedillo y Salinas se dio la gran crisis económica o el error de diciembre con repercusiones internacionales, de ahí que se le conozca como el Efecto Tequila.

El candidato de Zedillo a la Presidencia de la República fue el sinaloense Francisco Labastida Ochoa. Fue derrotado por el representante del PAN, hecho sin precedente en 70 años de vida del PRI. Su política hacia los pobres es recordada por la matanza de Acteal.        

Adicto a la Coca Cola y, al parecer, ahora a la marihuana, Vicente Fox Quezada arrebató el poder al partido tricolor para pasarlo al de Acción Nacional (PAN). Con él llegó la alternancia para que todo siguiera igual o peor. Estudió en la Ibero y llegó a ser director de la firma trasnacional. Como todos sus antecesores, prometió reducir la pobreza, se burló del EZLN. Se le acusó de una presunta financiación ilegal de su campaña, su popularidad se estrepitó.

Los escándalos de corrupción de integrantes de su familia lo dañaron. Se enfrentó con el poder legislativo, al grado de que no pudo leer su último informe presidencial en el recinto del Congreso. Se le recuerda por su gusto de hablar, hablar y hablar, sin hechos que lo respalden. Ambicioso y traicionero.

No obstante, Fox logró heredar la Presidencia a otro panista, a Felipe Calderón Hinojosa. Su dudoso triunfo fue resuelto por él mismo al afirmar que “haiga sido como haiga sido” triunfó. Se le culpa de la violencia en el país con miles de asesinatos, desaparecidos y secuestrados, debido a que desde el 1 de diciembre de 2006 inició una guerra contra el narcotráfico que no termina, aunque él, cuando concluyó su mandato se fue de catedrático a la universidad de Harvard, Estados Unidos.

Por su intervencionismo, los gobiernos de Cuba y de Venezuela lo repudiaron. Irónicamente se autonombró el presidente del empleo, olvidó a los campesinos y a los indígenas. Permitió negocios de familiares políticos (Hildebrando) con Petróleos Mexicanos (PEMEX). Durante su gobierno fue escandaloso el incendio de la guardería ABC, de Sonora, en la que fallecieron 49 niños y se le involucró a parientes de su esposa Margarita Zavala.

En este somero recuento de las presidencias neoliberales del México moderno llegamos al caso de Enrique Peña Nieto. Abogado por la Universidad  Panamericana y Administrador de empresas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Llegó al máximo poder nacional con la fama de represor, ya que en mayo de 2006 ordenó a la fuerza pública de Atenco actuar en un conflicto que acabó en enfrentamientos con el pueblo.

Sin embargo, fue candidato presidencial del PRI de gran popularidad que fue disminuyendo, hasta ubicarlo entre las más bajas, hasta la fecha. Organismos nacionales y extranjeros colocan a este sexenio, al que le faltan cinco meses por concluir, entre los más corruptos y violentos, lo que sumado a los anteriores provocó el hartazgo de la ciudadanía que el pasado 1 de julio asestó el peor golpe al PRI en su longeva existencia.

Como dice la canción: ¡Todo se derrumbó…dentro del PRI, dentro del PRI!, al perder la Presidencia de la República, gobiernos estatales y la mayoría en las Cámaras de Diputados y de Senadores. Es posible que en el futuro hasta el nombre pierda. Y todo por la enjundia, empuje, coraje, terquedad, obstinación y varios adjetivos más que deben atribuirse a Andrés Manuel López Obrador, quien durante 18 años peleó por la Presidencia de la República y hoy ganó quien fue acusado de no hablar inglés ni francés o de haberse tardado muchos años en terminar su carrera, pero que en realidad es un mexicano ORGULLOSAMENTE UNAM.

DESDE EL CENTRO

El luto en el PRI se hizo extensivo al PRD que puede perder el registro. Por lo pronto perdió el gobierno de la Ciudad de México… Sorpresivo triunfo del futbolista Manuel Negrete Arias en la disputa por la alcaldía de Coyoacán con la actriz María Rojo… Confían organizaciones de campesinos que con Víctor Manuel Villalobos en la SAGARPA del futuro inmediato se acabarán las transas en nombre de los más pobres del país.

 

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