Lo negaron siempre, nada hacía que aceptaran la realidad que hoy les estalla inevitablemente y que esta reportera había documentado en varios textos; la UNACH se cae a pedazos y hoy ante la sucesión rectoral en puerta, sus directivos se desgañitan, se acusan entre ellos y se agreden en las redes sociales.
Inamovible, imperturbable, pasivo al extremo, el Rector Carlos Eugenio Ruiz Hernández en un intento por recomponer un rectorado que nada bueno le deja a Chiapas y a la juventud, da un manotazo sobre la mesa y aprovechando un error táctico y estratégico de quienes los unachenses denominan “la mafia universitaria”, finalmente se sacudió a los líderes visibles de ese grupo.
Muchos universitarios dolidos con lo que pasa en la máxima casa de estudios de Chiapas le comentan a esta reportera: falta que el Rector les aplique el Estatuto Universitario porque la manifestación en la cátedra de ANUIES que provocó la caída del Secretario General y la conferencia de prensa del ahora ex Director de Extensión, están penadas por las leyes universitarias.
Comentan que en este caso, serían el artículo 135 en sus fracciones VII y X que se refieren a penalizar a quienes participan en actividades tendientes a desconocer o modificar instancias y órganos universitarios, alterando los procedimientos previstos en la Legislación Universitaria y utilizar para fines ilícitos o en contra de los intereses de la Universidad, la información adquirida en el ejercicio de su cargo y, el artículo 136 en su fracción II que aplica cuando un universitario cometa acciones u omisiones que tengan como finalidad destruir o desviar los principios básicos de la Universidad.
Pero también se hacen la pregunta: ¿El Rector se atreverá?
Tendría que pensarlo detenidamente, porque al Rector -según uno de los funcionarios destituidos- se le acusa de ser el directamente responsable de la participación de la UNACH en el desaseo del proyecto la “Cruzada contra el Hambre” y lo que la prensa nacional denomina la “Estafa Maestra”.
Es decir, tampoco la máxima autoridad universitaria ha respetado las leyes de la UNACH según se le acusó en conferencia de prensa. Y esas acusaciones son graves, porque se refieren a supuestos fraudes y a ocultamiento de acoso sexual contra alumnas.
Dicen otros universitarios; quien denuncia no tiene memoria y se quiere salvar del naufragio de una administración rectoral en donde disfrutó los excesos del poder como pocos lo han hecho en la UNACH. Añaden: esa conferencia de prensa fue la “muerte política” para el Rector, para el ex secretario general y para quien denuncia.
Precisamente la “Cruzada contra el Hambre” y la “Estafa Maestra” son los motivos de la ruptura entre las cúpulas universitarias y ello se adereza con la sucesión rectoral y las deudas acumuladas de esta y la pasada gestión rectoral que provocaron carpetas de investigación de la PGR y la Auditoría Superior de la Federación a la UNACH.
Un Rector que soñaba con la reelección, un Secretario General que aspiraba a coronar una carrera de funcionario universitario de alto nivel durante doce años consecutivos, inevitablemente chocaron y en ese choque arrastraron a una universidad que se hunde académica y financieramente.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué hizo que la UNACH se hundiera?
En el 2013 -es decir el periodo rectoral pasado- la UNACH firma un convenio con la SEDESOL para la búsqueda de promotores de la Cruzada Contra el Hambre, el proyecto emblemático del presidente Enrique Peña Nieto.
El proyecto fue continuado en el 2014 y en el 2015. Es decir, abarcó dos periodos rectorales. Sin embargo, el cierre de su ejecución fue en el 2015. Por lo tanto, otras manos lo ejecutaron, pero el convenio de entrega-recepción final, fue firmado por el Rector actual, el director jurídico, hoy Secretario General y no lo firmaron los ejecutores originales.
¿El Rector actual avaló con su firma todas las irregularidades que debió de haber detectado?
¿Por qué calló?
Hoy en la historia unachense hay un antes y un después. Esa comunidad era cerrada, acostumbrada a dirimir sus diferencias desde dentro escudados en su autonomía. Pero sus grupos –que aspiran a eternizarse- chocaron en la disputa por los despojos de una institución que se muere financiera y académicamente.
Cae una camarilla, pero nadie ha pagado todavía los costos de su hundimiento. Nada es eterno, pero dura demasiado, dicen varios académicos. Ni la camarilla que cayó fue eterna, ni el Rector más gris de su historia puede reelegirse. Resolver la crisis financiera de la UNACH deberá ser prioridad para las próximas administraciones federal y estatal.
El problema unachense es de fondo. Falta dinero y calidad en sus programas educativos, señalan los académicos; pero hay un presidente electo que ha dicho que una de sus prioridades es la educación superior. Ello supone un futuro rescate a sus finanzas y la modernización de sus programas educativos.
No son pocos los miembros de la comunidad universitaria que creen que el próximo Rector será el mejor de los últimos años que la UNACH tenga; no por sus –necesarias- prendas académicas y capacidad política; lo será sencillamente porque tendrá apoyo financiero para sacarla del atolladero.
Pero precisan: eso no quiere decir que el futuro de la máxima casa de estudios del estado esté asegurado, porque ¿Qué controles tiene la UNACH para evitar que sea saqueada de nuevo?. Evitar que se repita ese círculo vicioso en el que cayó es prioridad. Los unachenses deberían de manifestarse por ello.
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