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Chiapas; el colapso del sistema de salud estatal y los culpables del desastre

Gabriela Coutiño

Todo debería ser muy simple; en muchas partes del mundo y en Chiapas, al sentirse mal o detectar un problema de salud, una persona tendría que acudir al hospital o la clínica más cercana para atenderse. La otra opción es acudir a un hospital privado o clínica, siempre y cuando cuente con ingresos suficientes.

Independientemente de sus ingresos, estado laboral, dirección o cualquier otro factor, esta disposición es gratuita para los chiapanecos porque según la constitución mexicana, el derecho a la salud está garantizado. El sistema de la salud pública en México se financia a través de impuestos.

¿Pero recibir atención médica en nuestro estado, está garantizada?

Área de la administración -y deber ético- publico sensible, porque además se trata de un servicio que se ofrece en el estado más pobre del país, en donde el servicio médico privado es inalcanzable para muchos; el sistema de salud público estatal tendría que haber tenido como objetivo principal un aumento de la eficiencia y una reducción de los costos de operación.

En cambio, los chiapanecos vemos en el sistema de salud estatal una debilidad institucional que amenaza su razón de existir; la atención de los más vulnerables y la atención de los problemas de la salud pública.

Durante todo este sexenio en materia de salud pasaron muchas cosas que no deberían de pasar en un país en donde el derecho a la salud está avalado constitucionalmente.

Un pequeño recuento de ello:

Los 29 niños afectados por vacunas descompuestas en la localidad “La Pimienta” de Simojovel. Dos de ellos lamentablemente fallecieron.

Una denuncia de que la Secretaria de Salud estatal suspendió el pago de ambulancia aérea y transporte de médicos y medicinas a comunidades de la Selva Lacandona. Lo que dejó a miles de niños indígenas sin vacunas y enfermos que no pudieron ser trasladados a hospitales.

Una huelga de hambre de 19 combativas enfermeras chiapanecas que provocó que el entonces diputado de MORENA Guillermo Santiago, presentara incluso una denuncia ante la Organización de las Naciones Unidas. Ocho de las enfermeras estuvieron al borde la muerte.

Hay cada año numerosas denuncias de desabasto de medicamentos, material quirúrgico, insumos, material de curación y equipo médico. Denuncias también de la base trabajadora y un rosario de calamidades que tienen como resultado dos situaciones: numerosas observaciones de la Auditoría Superior de la Federación y una deuda a los proveedores de servicios de la secretaría de salud estatal. Es ya el colapso del sistema de salud pública estatal.

                                                          

Todo es un desastre que derrumba al sistema de salud chiapaneco. Ni siquiera lo nuevo funciona. Por ejemplo, en el 2006, como política federal de salud surgieron los Hospitales Regionales de Alta Especialidad.

Para Chiapas, se autorizó la construcción del “Centro Regional de Alta Especialidad” al centro lo componen dos hospitales, precisamente de alta especialidades; el de Especialidades Pediátricas en Tuxtla Gutiérrez y el Hospital Ciudad Salud en Tapachula. 

La idea era que el Centro, es decir los dos hospitales, contaran con la suficiente capacidad inmobiliaria para responder a las necesidades de atención médica de alta especialidad de la población abierta sin ningún tipo de aseguramiento. Pero la realidad es que los dos hospitales, están lejos de cumplir con ese objetivo.

En total desaseo, el centro entregó contratos por adjudicación directa sin justificar, con errores de procedimiento y con nula normativa; además según la Auditoría Superior del a Federación; en el Centro se utilizaron 1.4 millones de pesos de otras partidas, para el pago de nómina.

                                            

Para aparentar que nada pasaba -con cifras disponibles al 2016- la secretaría de salud estatal dispuso de crecientes recursos financieros para el pago de publicidad medios de comunicación nacionales y estatales. 

En el 2013, los gastos en publicidad fueron del orden de los 9.9 millones de pesos; pero estos casi se triplicaron al año siguiente, es decir el 2014 al llegar a los 24.1 millones; en el 2015 los gastos fueron de 35.2 millones y para el 2016 de 36.9 millones de pesos. Mientras se colapsaba el sistema de salud pública estatal, la secretaría del ramo gastaba 105.9 millones de pesos en publicidad.

                                                 

También, mientras colapsaba la secretaría de salud, era obvio que no podría pagar a los proveedores. En un documento que puede consultarse en el portal de transparencia estatal, se puede observar como proveedores de la secretaría de salud estatal, desesperados por falta de pago a sus servicios, detallan lo que la secretaría les adeuda.

Los adeudos son por diversos servicios prestados al sistema hospitalario estatal. Entre los hospitales que mantienen adeudos están el Hospital General de Tapachula, el Hospital Rafael Pascacio Gamboa de Tuxtla, el Hospital de Palenque, el Hospital de Comitán y el de Villaflores y hasta el mes de agosto de este año, esos adeudos acumulan 18.2 millones de pesos.

http://www.iaipchiapas.org.mx/pdf-estrado-pnt/Acumulado%20Seria%20Salud.pdf

Habrá que hacer la precisión que este adeudo identificado, corresponde a proveedores que han hecho pública su situación ante las autoridades de transparencia estatales.

¿Cuántos no han hecho pública su queja? ¿Cuál es la deuda real de la Secretaría de Salud estatal?

                                                

Triste situación de la dependencia que también agravia a la primera línea de atención a los ciudadanos; es decir a los trabajadores de esa dependencia. Todo el sexenio han visto con coraje y con impotencia como se derrumba la Secretaría. Y es que, además la Secretaría mantiene adeudos con la base trabajadora por distintos conceptos de aportaciones laborales.

Por ejemplo, la auditoría número 15-A-07000-02-0623 623-DS-GF demuestra que la Secretaría cobra a los trabajadores las retenciones salariales del FOVISSSTE, SAR, ISSSTE e ISR; sin embargo no las reporta al Sistema de Administración Tributaria de la Hacienda Federal.

El colapso de la secretaría, se refleja en su operatividad y en el desaseo administrativo que ha provocado que sea numerosamente observada -incluso con promoción de responsabilidad penal- por la Auditoría Superior de la Federación. La Secretaría de Salud de Chiapas acumula durante el sexenio, 118 observaciones de la dependencia fiscalizadora nacional.

                                               

Las observaciones significan que la Secretaría durante seis años fue un desastre total en la administración de cualquier fondo o partida presupuestal de salud; ya sea el “fondo de aportaciones para los servicios de salud“, el “Seguro popular”, la distribución de anticonceptivos a la población en general.  

Como cualquier desastre administrativo, siempre hay culpables o culpable. ¿Quiénes son?

La comunidad administrativa señala a dos funcionarios concretos: a los médicos Carlos Eugenio Ruiz Hernández y Francisco Ortega Farrera. Con el primero comienza el desaseo y con el segundo, estalla la ira de la comunidad, expresada en la huelga de las enfermeras del estado. Nueve enfermeras de Chiapas se declararon en Huelga de Hambre. Estuvieron más de diez días sin consumir alimentos.

Pero el primero de ellos obtuvo el premio de llegar a la Rectoría de la Universidad Autónoma de Chiapas y el resultado fue el mismo que en la Secretaría de Salud: el desastre total.

Ortega Farrera buscó por todos los medios ser Diputado Federal. No lo logró, pero afanosamente busca incrustarse en el próximo gobierno estatal de MORENA. Para ello organiza en el estado los “foros nacionales de salud”.

Los trabajadores de la Secretaría de Salud dicen de manera irónica; Ruiz Hernández y Ortega Farrera sobrevivieron al desastre del sector salud estatal, pero lo irónico es que ellos lo provocaron y además; al desastre arrastraron a la clase trabajadora que ahora protesta por volver a otorgarle dignidad al sistema de salud estatal.

Ruiz Hernández y Ortega Farrera le quitaron todo a la dependencia, a sus trabajadores y a los chiapanecos también nos cancelaron el derecho de recibir salud de calidad. ¿Por qué siguen impunes? Esa es la pregunta de fondo.

 

GabyCoutino

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