Hembly la estudiante de excelencia y Reina que deseaba ver su madre en EU

Fredy Martín Pérez 

Comitán; Chiapas

El próximo 4 de septiembre, la guatemalteca Hembly Alvarado Orellana, cumpliría la mayoría de edad, día que soñaba festejarlo al lado de su madre Frine Orellana, que desde principios del 2018 emigró a los Estados Unidos, donde espera una resolución para ser acogida como refugiada, pero el viernes pasado, cuando la jovencita viajaba rumbo al Río Bravo, le truncaron ese deseo.

El martes 30 de abril, Hembly Alvarado sabía que el día que había acordado su madre con el  traficante, para que la llevara ella y su hermanita Staicy, de 11 años,  en un viaje de más de dos mil 500 kilómetros, desde su casa, en Garay, Monjas, en el departamento de Jalapa, hacia los Estados Unidos.

Hembly se emocionaba con reencontrarse con su madre a la que no había visto desde hace 550 días, desde que se despidió y la dejó con su hermanita, al cuidado de su tía.

En el pueblo cuentan que Hembly era idéntica a su madre. “Son como dos gotas de agua”, cuenta la gente que conocieron a ambas.

Ese día, Hembly se despidió de sus compañeras del Líceo Monjas, quienes les desearon éxito en la travesía que emprendería desde la aldea Gary, Monjas, en la frontera con El Salvador, hasta el Río Bravo. 

 “¡Que Dios te bendiga vos!”, “Te vamos a extrañar”, dijeron algunas de las jovencitas cuando Hembly les dio un abrazo y un beso de despedida a sus amigas, en la tarde del ese martes caluroso. 

Hembly era una de las mejores estudiantes del Colegio, donde había obtenido calificaciones de excelencia y era además, la Reina para el periodo 2018-2019.

Camino a casa de su tía María Orellana, con la vivía desde hace año y medio, Hembly podía imaginar los edificios de cristales, los autos y las luces de una ciudad de los Estados Unidos, donde soñaba caminar a la par de su madre y su hermana.

El periplo que emprendería mantenía emocionada a la jovencita. Primero tenía que recorrer 450 kilómetros hasta la frontera con México y de ahí hasta el Río Bravo, un trecho de dos mil kilómetros más. 

El coyote les había dicho que en el Río Bravo, pero del lado mexicano, deberían esperar unos días, hasta que hubiera condiciones para pasar, sin ser vistos por la Patrulla Fronteriza. El punto de ingreso a la nación del norte, podía variar, dependiendo de la vigilancia de los oficiales de la Border Patrol. 

El viernes 3 de mayo, Hembly y su hermanita sentían latir su corazón a prisa cuando traspasaron la primera frontera. Era la de  Guatemala con México. Las jovencitas caminaron a prisa por una vereda  y a los pocos minutos estaban “del otro lado”.

Con ellas viajaba el salvadoreño Juan Carlos Alvarado Sánchez, de San Salvador, que iba al cuidado de su hijo de seis años de edad.

Cinco horas después, de ese fatídico viernes, hacia las 15:15 horas, la camioneta GMC de doble cabina, donde Hembly y Staicy viajaban, era impactada por un tráiler que transportaba 30 mil litros de gasolina, en el kilómetro 155 más 30, a la altura del entronque a la comunidad Zaragoza la Montaña, del municipio de Comitán.

Esta tarde, el traficante que se dirigía a Teopisca y de ahí a San Cristóbal, ingresó a un camino de terracería para comprar 20 litros de gasolina en un puesto provisional, pero el comerciante le dijo que solo tenía un ánfora de 10 litros, pero rechazó y fue entonces que decidió regresar tres kilómetros para cargar combustible en la comunidad Efraín A. Gutiérrez. El chofer tenía miedo de ingresar a una gasolinera de Teopisca y que lo denunciaron a la Policía por llevar a  un grupo de extranjeros en la cabina. Quería pasar desapercibido. 

En su ofuscación, el traficante al salir de la carretera de terracería y tomar la Panamericana, rumbo al sur, hacia la frontera con Guatemala, no se percató que el tráiler venía a toda velocidad y los chocó. La camioneta fue lanzada varios metros afuera de la carretera. El cuerpo de Hembly quedó sobre el asfalto, mientras su hermanita permaneció atrapada en la unidad, junto al salvadoreño y el niño de seis años, que no sobrevivió a las lesiones. 

El coyote fue visto tomar un taxi en la carretera, y con el rostro sangrante, pidió al chofer que lo llevara a una casa de las inmediaciones de la comunidad Las Flores, pero en el trayecto de 15 kilómetros, solo respondió a algunas preguntas que le hizo el taxista. Se veía abatido y desorientado.

El cuerpo de Hembly fue levantado del asfalto casi a las 17:00 horas del viernes y en el lugar de los hechos, nadie sabía quienes habían sido las víctimas mortales. Solo el cielo gris lloraba en las montañas el deceso de la Reina del Liceo de Garay.

Fue hasta el sábado 4 de mayo, que se supo que los ocupantes de la camioneta eran centroamericanos que buscaban llegar a los Estados Unidos. Hembly, la Reina y unas de las mejores estudiantes del Colegio, le habían truncado el sueño de reencontrarse con su madre.

GabyCoutino

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