Acudieron a las urnas entusiasmados, esperaban vengarse de los agravios de los últimos presidentes municipales que saquearon la ciudad, esperanzados que las cosas cambiarían y que ese cambio sería rápidamente.
Eran los ciudadanos tuxtlecos que votaron en las pasadas elecciones por una alcaldía completamente alineada al fenómeno nacional de MORENA.
Agraviados por sucesivas administraciones municipales que cayeron en el saqueo, en la indiferencia ante los problemas comunitarios y la frivolidad a toda hora; los ciudadanos tuxtlecos esperaban que por lo menos, con MORENA al frente de la alcaldía la transparencia fuera prioridad gubernamental, que los servicios públicos fueran eficientes y que la economía local se reactivara.
Los burócratas municipales esperaban que por fin sus derechos fueran respetados y los comerciantes y empresarios que la seguridad pública fuera prioridad.
Había el deseo ciudadano que la «Cuarta Transformación» fuera una realidad y que los ciudadanos la sintieran localmente un cambio total tan pronto y como MORENA fuera gobierno.
Sin embargo, la ciudadanía no tuvo que esperar mucho para darse cuenta que nada ha cambiado.
El entusiasmo ciudadano por MORENA expresado en las urnas, pasó por alto un detalle: el fenómeno chiapaneco del “chambismo” y el “chapulineo” derivado de la falta de identidad política de la clase política estatal; para quienes las siglas de los partidos políticos no significan absolutamente nada, salvo la sobrevivencia política al estilo de murió el rey, viva el rey.
En MORENA los «chapulines» y los «chambistas» conviven con los «morenistas», políticos de nuevo cuño que en muchos casos no esperaban ganar elecciones, ser diputados o la titularidad de una secretaría o puesto de importancia. Hoy ocupan un puesto de relevancia, porque la «ola lopezobradorista» lo hizo posible.
En consecuencia, MORENA en Chiapas está copada por los «chapulines» y los «chambistas» y dentro de su militancia; el partido político hoy hegemónico, tiene una total falta de cuadros políticos con conocimiento y experiencia de las realidades locales.
Hay historias y anécdotas locales que muestran esa total falta de cuadros morenistas; desde aquel candidato que se presentaba a competir a cuantas elecciones había y nunca las ganaba, hasta que se postuló por MORENA; aquella donde el candidato dormía porque consideraba las elecciones perdidas y de pronto los militantes morenistas tocan a su puerta gritando ¡candidato, candidato, ganamos!.
Otras más en donde nadie quiso la candidatura local porque se pensaba se perdería ante el Verde Ecologista o el PRI y quien apareció, toma la candidatura para el currículum y con la esperanza de una “chamba” en el gobierno federal o estatal.
En buena medida, los «chapulines» los «chambistas» y los cuadros morenistas poco preparados explican la defensa a ultranza y la devoción por Andrés Manuel López Obrador.
¿Dónde está un comportamiento republicano? No existe. No lo hay.
Los imitadores locales de AMLO ¿Cuándo empiezan con el combate a la corrupción?
En el discurso público los «chapulines», los «chambistas» y los cuadros morenistas poco preparados imitan en todo al presidente Andrés Manuel López Obrador; el lenguaje, las expresiones, la frugalidad personal y las arengas contra la corrupción.
Pero en el accionar como funcionarios, en nada se parecen al presidente nacional.
En la actual coyuntura nacional, si en algo se asemeja Chiapas al país es en los agravios que la corrupción y la impunidad le provocaron a la ciudadanía. A nivel nacional por lo menos ya se persigue a Lozoya Austin, a Romero Deschamps y se asestó un duro golpe a la nomenclatura política del país con la captura del abogado Juan Collado.
En Chiapas ¿Cuándo empiezan? Combate a la corrupción significa transparencia y rendición de cuentas.
Nada indica que a los chiapanecos se nos cumpla la promesa de campaña de combatir la corrupción, porque combatirla significa llamar a cuentas a políticos y personajes de las anteriores administraciones municipales y estatales; y muchos de ellos gozan de impunidad y otros más, saltaron como «chapulines» los «chambistas» a la Cuarta Transformación.
La alcaldía de Tuxtla Gutiérrez
En el caso específico de la alcaldía morenista de Tuxtla Gutiérrez; el alcalde Carlos Morales Vázquez pasó los últimos seis años de su vida política al frente de una secretaria de estado del gobierno verde ecologista.
Por su historia política, puede clasificarse como «chapulín» y «chambista», por su accionar al frente de la comuna, como un cuadro morenista poco preparado para cumplir con eficiencia y eficacia sus funciones, pero también como un político “atrapado entre sucesivas e inevitables lealtades”.
¿Dónde están sus lealtades?
¿Cómo escapar así de los intereses creados?
No ha pasado ni un año de ejercicio de gobierno y lo único que ha ganado el alcalde es la animadversión de la ciudadanía tuxtleca por los constantes asaltos que azotan un día sí y otro también a la ciudad.
De seguir así, en el horizonte a Carlos Morales se le ve un futuro político como el de Yassir Vázquez, Samuel Toledo y Fernando Castellanos, los últimos alcaldes tuxtlecos.
Tal vez por ello la alcaldía ha decidido atacar a los periodistas chiapanecos. Pero confunde a periodistas con “empresarios del periodismo”.
El arma del periodista es la libertad de expresión, el pretexto para hacer del periodismo una empresa es la libertad de expresión. No es lo mismo el dueño de un periódico o de una empresa radiodifusora a un periodista.
El periodista “busca la nota”. El empresario la oculta. Una frase atribuida a George Orwell dice que “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás es relaciones públicas”.
En ese sentido, el periodista no hace relaciones públicas, no tiene tiempo para ello porque informa. El empresario del periodismo sí practica las relaciones públicas.
¿Por qué el alcalde insiste en tratar a periodistas y empresarios del periodismo igual?
A partir de Orwell, podemos decir que lo hace; porque no quiere que se publique lo que hace o deje de hacer como funcionario público.
Todo es “percepción” cuando conviene o hay impotencia
En los últimos días una oleada de asaltos y de asesinatos han azotado la capital chiapaneca. El alcalde está en boca de todos y a las autoridades municipales solo se les ocurre comunicar a la población aduciendo que se trata de un tema de «percepción» ciudadana.
En un país como México en materia política, la percepción es también realidad. La percepción ciudadana de que con MORENA en la alcaldía, Tuxtla estaría mejor gobernada llevó a Carlos Morales al triunfo electoral.
La percepción ciudadana al ser medida en las encuestas, también tiene que combatirse con eficientes políticas públicas.
Las calles de la capital a oscuras, la falta de empleo, la sequía de inversión pública, la precariedad de los salarios municipales y la falta de transparencia; eso no es percepción ciudadana; es una realidad palpable que se suma a los asaltos reales, a los homicidios reales y al fenómeno tuxtleco de ver en cada colonia y barrio grandes mantas o letreros que alertan a los «asaltantes» o «ladrones» de que los colonos, harán justicia por su propia mano.
Para gobernar hay que ser eficiente y efectivo. Si la ciudadanía tiene la percepción de que el alcalde no lo es, entonces el alcalde está metido en un serio problema. Un problema que como el avestruz, en Tuxtla Gutiérrez se quiere resolver escondiendo la cabeza. Como la ocasión en que un reportero cuestiona al alcalde tuxtleco y este por respuesta, le obsequia un soberbio portazo.
Fin al caso Proactiva-Veolia
Tema sensible entre la ciudadanía tuxtleca por los saldos negativos de la gestión de la empresa que hoy se llama Veolia; la actual administración canceló la oportunidad de que a través de un “juicio de lesividad” Tuxtla terminara una relación contractual con la empresa que a la ciudad le causa deudas que afectan las finanzas públicas locales.
Las diversas administraciones tuxtlecas habían interpuesto un total de 17 juicios en contra de Proactiva y la empresa respondía con otros argumentos legales.
Hoy esos juicios ya son historia. El actual ayuntamiento tuxtleco se compromete a pagar los adeudos adquiridos con la empresa desde el 2014.
La pregunta es: si los adeudos son desde el 2014, ¿Por qué no se pagaron? ¿A dónde se fue ese dinero? ¿Quiénes son los responsables?
Y sobre todo: ¿Por qué el ayuntamiento -como se dice comprometido con la transparencia- no divulga quienes omitieron ese pago?
La ciudadanía puede entender que un ordenamiento legal tiene que cumplirse. Lo que el Ayuntamiento no percibe, o no quiere entender, es que es que los tuxtlecos claman porque se conozca la verdad del caso y que se castigue a los responsables.
La transparencia y la rendición de cuentas es una parte esencial de lo que falta por resolverse en el caso Proactiva-Veolia.
Pero también cabría preguntarse, ¿tiene capacidad financiera la comuna municipal para cumplir con los pagos a la empresa? Porque si no lo hace, la deuda contraída, simplemente se vuelve a abultar.
¿Qué garantiza a la ciudadanía tuxtleca que la empresa cumpla con lo que se compromete?, si la fecha, los habitantes de la ciudad no sienten que el servicio sea satisfactorio.
Precariedad laboral de la burocracia
La austeridad republicana pregonada por la «Cuarta Transformación» local no llegó a la alta burocracia municipal.
Prácticamente desde el alcalde, la síndico, los regidores, los secretarios y coordinadores generales tienen un salario igual a que sus antecesores de la administración pasada.
Esto de acuerdo a una solicitud de información de transparencia hecha ante la plataforma nacional de transparencia con el Folio No. 00845918 que el propio Ayuntamiento tuxtleco contestó.
“No soy tapadera de nadie”
Tan pronto llegó al poder la nueva administración morenista municipal, los problemas comenzaron; había que afrontar los desafíos de gobierno. El alcalde insistió en las actas de cabildo que no era “tapadera de nadie”. Sin embargo, los hechos lo desmienten.
De acuerdo precisamente a las actas de cabildo disponibles en internet y que cualquier ciudadano puede consultar, lo primero que hizo el cabildo tuxtleco fue pagarle 6 millones de pesos a Proactiva-Veolia, mientras el ayuntamiento tenía una insuficiencia presupuestal.
¿Porqué se determinó ese pago a Proactiva-Veolia?
El acta de cabildo de la sesión extraordinaria número 2, anota que la nómina municipal, prácticamente no tuvo un impacto financiero a la baja a pesar de las medidas de austeridad que el ayuntamiento dice que se tomaron.
La en ese entonces regidora María Mandiola alzó la voz, calificó la medida de unilateral y lamentablemente, su denuncia no tuvo eco.
Los saldos negativos heredados por el Ayuntamiento actual son muchos y todos los adeudos se apresta a pagarlos sin castigar a nadie. ¿Porqué?
Incluso los gasolineros del estado -según las actas de cabildo- tampoco confiaban en la administración pública municipal. Nadie quería venderle gasolina al Ayuntamiento por las deudas.
Esas deudas con los gasolineros, ¿Ya se pagaron? ¿Porqué existe el adeudo? De nueva cuenta ¿Quiénes son los responsables? Y ¿Cuándo lo sabrá la ciudadanía.
Dice el cabildo; la actual administración pública municipal recibió “una situación de crisis” con pasivos a corto plazo elevados, un balance financiero negativo y una presión de liquidez derivados de un “histórico gasto corriente creciente”.
A ello se le tiene que sumar la falta de sensibilidad del ayuntamiento, de su titular y de la falta de preparación de los mandos policiales que en mucho explica la crisis de seguridad pública que hoy vive la capital chiapaneca.
El regidor Francisco Rojas Toledo muchas veces solicitó al cabildo que se le proporcionara la hoja de vida del titular de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal y según las actas disponibles en internet, la trayectoria profesional del titular de la oficina de seguridad pública no es suficiente para ocupar el puesto.
¿Por qué se le designó como titular del área? ¿El Secretario de Seguridad Pública Municipal tiene experiencia profesional comprobada?.
En poco más de seis meses de gobierno, la alcaldía tuxtleca se ahoga en la falta de credibilidad. Se lanzó sobre la quimera de la “percepción ciudadana” para justificar la crisis de seguridad que vive la capital chiapaneca y que por lo visto no puede resolver.
El trecho de gobierno que falta es largo y la ciudadanía le otorgó los votos a MORENA porque ya no tuvo paciencia con los demás partidos políticos. ¿Qué les hace pensar a los morenistas que con ellos, la ciudadanía tendrá mucha paciencia?
Los políticos cumplen ciclos y lo que mina su futuro es la credibilidad. Los periodistas verdaderos, los que tienen credibilidad -no los empresarios del periodismo- estarán ahí para saber el destino de MORENA.
Un destino que en Tuxtla ya se extravió al permitir la impunidad de quienes les antecedieron.
¿Darán un cambio de timón? Solo ellos lo saben.
“No se está invitando a nadie a interrumpir el embarazo, no se está obligando a…
Tuxtla Gutiérrez, Chis. 30 Nov.-Dos personas muertas, un hombre que quedó tendido sobre la calle,…
El pasado 7 de noviembre, la SCJN ordenó al Congreso del estado a que, a…
La obra beneficiará a más de mil 770 personas de tres municipios chiapanecos, donde algunos…
El responsable sería su marido Miguel Ángel, quien habría huido en la madrugada luego de…
15 ejidos y comunidades de tres Caracoles zapatistas fueron atendidos Zapatistas garantizan derecho a la…