Fredy Martín Pérez

Chillón, Chiapas

Casi al amanecer del pasado sábado, Patricia Feliciano Miranda, de 12 años de edad, fue despertada por sus padres Miguel Feliciano y María Miranda, para decirle que tenia que irse a trabajar a la casa de sus parientes, en el poblado Nachij, a una legua de distancia de su casa, donde percibiría cien pesos.

Anímada la niña prometió volver por la tarde con el dinero a Baqueel-Teel, donde vivía, pero nunca volvió. 

Cuando entró la noche, sus padres viajaron a Nachij, a la cabaña conocida como Lupita, para preguntar si sabían algo de Patricia, pero sus parientes que habían ofrecido una fiesta a los lugareños, aseguraron que se había marchado al concluir sus actividades, como lo hicieron las demás mujeres tzeltales que ayudaron en la cocina y limpieza ese sábado. 

Desesperados, Miguel y María preguntaron con vecinos y conocidos que si habían visto a la nińa, pero nadie les daba razón. 

Los padre de Patricia acudieron también a las autoridades comunitarias y a la Policía Municipal, para emprender la búsqueda de la adolescente en el camino que va de Nachij a Baqueel-Teel, de una legua de distancia, es decir cuatro kilómetros, pero no había rastros de ella. 

Fue el lunes por la mañana, que un grupo de habitantes localizó el cuerpo desnudo y con huellas de haber recibido golpes, en un camino que va de Nachik a San Martín. 

El cuerpo estaba oculto entre la maleza, hasta donde llegaron sus padres y reconocieron que se trata de su hija que buscaban desde el sábado por la tarde cuando la esperaban de regreso con los cien pesos que ganaría. 

Conforme avanzaron las investigaciones que hizo la familia y las autoridades locales, superaron que ese sábado Patricia fue vista caminando al lado de un sujeto de 23 años conocido como Miguel y otro de 16 años, rumbo a su casa. 

Fue hasta el miércoles, que los elementos de la Policía de Justicia Indigena y de la Fiscalía de Homicidio y Feminicidio que detuvieron a los dos jóvenes con los que estuvo por última vez Patricia y a quien engañaron para decirle que la acompañarían hasta su casa en la tarde del pasado sábado, pero su propósito era ultrajarla.

A Patricia la golpearon hasta el cansancio y sólo pararon cuando le rompieron el cuello; los jóvenes regresaron a casa donde se bañaron y cambiaron de ropa. 

Este miércoles los detenidos fueron trasladados a la Fiscalía de Justicia Indigena donde declaran ante el Ministerio Público y en las siguientes horas se determinará si el hombre de 23 años es recluido en un penal, mientras que el adolescente puede ser trasladado a un centro tutelar para menores infractores. 

Los padres de Patricia pidieron desde el pasado lunes que este homicidio no quede en la impunidad.  

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