Todas y todos estamos de acuerdo, en México existe violencia contra las mujeres y esa violencia no deja de crecer. Esa violencia ha provocado algo inédito en el país; a iniciativa de un colectivo de mujeres veracruzanas que se viralizó en las redes sociales, muchas mujeres del país iremos a un paro nacional el próximo lunes 9 de marzo.
El paro será inédito porque un día antes es el Día Internacional de la Mujer. También porque a pesar de que en un sentido estricto no es esta la primera convocatoria de este tipo, nunca en este país un paro nacional había tenido tanto eco.
La apuesta es visibilizar la violencia de todo tipo hacia las mujeres; hacerles ver a los políticos, los empresarios y a quienes toman decisiones políticas y económicas en este país, que las mujeres tenemos la misma importancia que el otro género y que es posible, y estamos dispuestas a organizarnos las veces que sean necesarias para obligar a los tres niveles de gobierno a parar el cáncer social de los feminicidios.
En México la opresión de las mujeres es “sistémica” nunca se trata de casos aislados. Está presente en todas partes y en todo momento. Hacer visible ese problema -por donde se vea- es un gran avance porque la violencia de género por fin es tema de conversación en las familias, en los centros de trabajo y con las amistades.
El feminismo tiene como cualquier otro tema y activismo social muchos perfiles, puntos de vista, tolerancias e intolerancias de dentro y hacia afuera; pero lo que es indudable -como también inaceptable- y reconocido, que en este país; a las mujeres nos matan o nos violentan, solo por el hecho de ser mujeres.
Por si fuera poco, las estadísticas demuestran que las mujeres estamos en desventaja laboralmente y en oportunidades de crecimiento personal. En cualquier sentido, somos el grupo social más vulnerable. Pero somos la mitad de la población.
Como mujeres, participar y ser parte del paro es muy importante. Primero porque mientras más mujeres participemos, el impacto será mayor y también porque sería un paso inédito que puede repetirse si las mujeres nos mantenemos unidas.
Los beneficios son en la unidad de las diferentes corrientes del pensamiento feminista, visibilidad y la oportunidad de “empujar” para generar una agenda nacional que sea socialmente progresista para que los tres niveles de gobierno se comprometan a transformar muchos asuntos que hoy laceran al país, entre ellos por supuesto, la violencia contra las mujeres.
Precisamente, una agenda feminista es lo que en Chiapas parece que todavía estamos muy lejos de alcanzar. A pesar de que en nuestro propio estado tengamos una organización que si bien tiene un origen armado; meses después de su aparición, comenzó a realizar propuestas sociales; entre ellas la de visibilizar los asuntos de los pueblos originarios y también a darle voz a las mujeres.
Es obvio que me refiero al EZLN; quienes, en diciembre del año pasado, realizaron un encuentro mundial de mujeres. En ese encuentro participaron mujeres con visiones diferentes sobre la lucha feminista; pero coincidían unánimemente en un aspecto: la necesidad de la unidad.
Lamentablemente -tengo que decirlo- no vi a las feministas chiapanecas en ese encuentro. No las vi, porque muchas de ellas ya tienen “chamba” en alguna oficina de la Cuarta Transformación estatal o municipal. Lo lamento también por un asunto primordial; era la oportunidad de acceder a financiamiento internacional con ONGs que llegaron al encuentro. Un financiamiento necesario por la indolencia de los gobiernos estatales ante el tema de los feminicidios.
Chiapas tiene desde el 2016 una Alerta de Género en 7 de sus más grandes ciudades incluida la capital Tuxtla Gutiérrez. Un estado tan pobre y con población dispersa debería de hacer prioridad la sensibilización sobre el tema.
En Chiapas todavía vemos a funcionarios públicos y políticos hablando de “celebrar el día de las mujeres”, regalando flores a las compañeras de trabajo, organizando desayunos. Son los primeros que deberían estar sensibilizados sobre la violencia de género y son los primeros que alientan la “celebración” del día.
Antier mismo, el PRI divulgó un comunicado en donde su encabezado decía: “Capacitó PRI a mujeres para evitar la violencia con enfoque de género y la violencia familiar”. ¿Capacitar a las mujeres? Las mujeres no estamos pidiendo “capacitación”, estamos exigiendo justicia.
En el mismo sentido, el Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez divulgó también un boletín de prensa que cabeceaba: “Inician foros conmemorativos al Día Internacional de la Mujer en Tuxtla Gutiérrez”.
Es evidente que las autoridades chiapanecas no ven lo que tienen enfrente o no lo quieren ver. Las mujeres no queremos capacitación, no queremos conmemorar; queremos justicia porque no queremos ser la siguiente en la lista de la violencia de género y de la indolencia oficial.
Por eso el paro nacional; para pedir justicia.
En nuestro estado, la primera institución en pronunciarse a favor del paro fue la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). Bien por el pronunciamiento en una institución en donde varios de sus docentes han sido denunciados por acoso sexual y en consecuencia separados del cargo. Falta que se transparente totalmente esos casos, que la universidad de a conocer sus programas de capacitación y sensibilización a su comunidad.
La propia comunidad unachense; las universitarias, se organizaron y crearon el “tendedero del acoso” en las Facultades de Ciencias Sociales, Medicina Humana, Humanidades y Medicina Veterinaria; denunciaron el acoso y el Lenguaje Sexista de los docentes, pero también de compañeros estudiantes.
A ese pronunciamiento oficial le siguió el de la UNICACH. Una institución que al momento no ha divulgado casos de acoso entre su comunidad. Pero cuyo titular está presuntamente acusado de ello.
Es de reconocerse que las dos instituciones que se reconocen se deben a la sociedad, sean las primeras en pronunciarse en el tema. Es también obligación de las autoridades de esas comunidades, transparentar los casos de acoso que las mujeres universitarias sufren y concretar la equidad laboral que hoy no tienen.
Al anuncio de las autoridades universitarias le siguió el de la COPARMEX Chiapas quienes propusieron un decálogo de acciones concretas y urgentes contra la violencia de género.
Ante esos pronunciamientos, el Gobierno del Estado manifestó su respaldo al Paro Nacional. El gobernador dijo que las mujeres que quieran participar lo podrán hacer libremente. La Fiscalía General del Estado anunció en un escueto comunicado que había ya una fiscal para la mujer.
El problema de la estructura gubernamental estatal es que no cuenta con una agenda de género; menos pueda contener la violencia de ese tipo. Esto a más de un año de gobierno y aún con todos los problemas de feminicidios en Chiapas. Es una indolencia que lastima a las mujeres Chiapanecas.
Por ejemplo, ¿dónde está una política institucional que permita el fomento de salas de lactancia en las oficinas públicas?. La UNICEF, la ONU, la OPS y la OMS coinciden que ello mejora el entorno laboral, alienta el desarrollo profesional de las mujeres porque permite la retención de talento y mejora la productividad.
¿Dónde están también las campañas para proteger la salud de las mujeres? ¿las guarderías? ¿los programas de equidad laboral en las dependencias? ¿Qué están haciendo para detener la brecha salarial?
Acostumbrados al “desayuno”, al envió de flores a las mujeres, a la “celebración” del día; los responsables de elaborar las políticas públicas tendrían que ser los primeros en recibir talleres de sensibilización; precisamente porque son los responsables de que se concreten las políticas públicas. Un año y pico de gobierno y los resultados en este tema en Chiapas son nulos.
La consigna del paro nacional #UnDíaSinNosotras en México y Chiapas es clara. Las mujeres no queremos, no buscamos celebraciones. Exigimos justicia. Justicia en los temas de violencia, justicia para lograr la visibilidad social y justicia en los temas económicos. Tres asuntos diferentes, pero que convergen en la opresión de las mujeres.
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