Ernesto Zazueta Zazueta

De Vuelta ala naturaleza

En plena cuarentena, y en medio de la tragedia que viven México y el mundo por la pandemia de COVID-19, el Gobierno federal dio banderazo de arranque a una de las construcciones más perjudiciales para la biodiversidad de nuestro país de los últimos tiempos: el Tren Maya.

Más de 190 agrupaciones civiles, colectivos y comunidades indígenas, así como medio centenar de académicos y defensores ambientales del sureste; bueno, hasta el subcomandante Marcos, aquel personaje que hizo fama hace unos años con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) resurgió, se opusieron a la construcción de este proyecto que tendrá un costo de 180 mil millones de pesos. 

El trabajo de 30 científicos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) advierte que 23 áreas naturales protegidas y 18 especies en peligro de extinción   tendrán consecuencias negativas con la construcción del tren.

Pero hoy me concentraré en la afectación que el Tren Maya representa para la Reserva de la Biósfera de Calakmul, ubicada en el sureste de Campeche, la cual contiene uno de los últimos ecosistemas del país de selva tropical, con una extensión de 723 mil hectáreas. Lo que convierte a esta reserva en el segundo pulmón natural más grande del continente, después del Amazonas. 

En Calakmul, que fue catalogada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en el 2002 como patrimonio cultural de la humanidad, habitan 350 tipos de aves, entre ellas el pavo ocelado, el zopilote rey y la guacamaya roja; 100 tipos de mamíferos de igual número de especies, cinco de ellos son felinos entre los que se encuentran el puma y el jaguar.

La gran amenaza que enfrentarán será la fragmentación que se produciría en el hábitat del felino más grande de América, pues al deforestar la selva y dividirla con las vías del tren, los jaguares no tendrán suficiente superficie para cazar a sus presas, alimentarse ni para reproducirse.

Además, la zona donde se edificará la red ferroviaria es hábitat indispensable para la sobrevivencia de otras especies en peligro de extinción. Como el pecarí de labios blancos y como el tapir, que está seriamente amenazado por la fragmentación de los bosques tropicales. Especies que son pieza clave en las cadenas tróficas y son los principales dispersores de semillas para permitir la conservación de las selvas.

En la zona se encuentran 20 tipos de anfibios, como la popular ranita verde de ojos rojos, 420 tipos de insectos, 80 tipos de reptiles y mil 600 tipos diferentes de plantas, tan solo de orquídeas se han ubicado 73 tipos de especies en la región. Todo suma millones de individuos de flora y fauna en riesgo,  que representa más del 50 por ciento en toda la Península de Yucatán.

En nuestra segunda entrega hablaré sobre el impacto de esta obra en uno de los felinos mas simbólicos de nuestro país: el jaguar.

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