José Moreno
Comitán de Domínguez, Chis; 30 de junio.- Indígenas tzeltales de Amatenango del Valle, pretendieron asesinar a golpes a un funcionario federal después de ser acusado de intentar labores de fumigación en la cabecera municipal, con el fin de “contagiar a la población con el coronavirus”, pero en realidad lo que hizo fue a recoger dos trampas para el estudio de insectos nocivos en la región.
El hombre que al parecer trabaja en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), confesó ante decenas de tzeltales, que fue a levantar en las inmediaciones de la cabecera municipal, dos trampas contra la mosca del Mediterráneo.
El funcionario federal fue rodeado por cientos de hombres y niños, al que pedían que dijera “quién lo había mandado”, y “quién era su patrón” que lo había mandado a la cabecera municipal de Amatenango del Valle, con el fin de realizar labores de fumigación en el sitio.
Durante el interrogatorio, el hombre dijo que no pretendía realizar labores de fumigación, solo llegó a recoger “dos trampas”, pero no explicó qué insectos estudian en la zona, pero podría tratarse si hay presencia de la mosca del Mediterráneo.
Pero durante el interrogatorio, el funcionario recibió varios golpes, hasta caer al suelo, donde fue pateado por los indígenas.
Gracias a un hombre que entendió del trabajo que realizaba el funcionario, consiguió a poner a salvo al funcionario, al que pidió que corriera hacia la alcaldía, que fuera recluido en la prisión, porque “la gente no entiende”.
Como resultado de la agresión, el hombre resultó con varios golpes en el cuerpo, principalmente en el rostro.
Aparentemente los compañeros del funcionario que iban en un vehículo oficial, consiguieron huir del lugar, por lo que se espera que sea rescatado por la Policía y la Guardia Nacional.
En un mes, en Chiapas, indígenas tzotziles, tzeltales y tojolabales, que no creen que existe el coronavirus, han destruido y quemado las clínicas de Venustiano Carranza, Villa de las Rosas, Guadalupe Tepeyac (municipio de Las Margaritas y San Andrés Larráinzar.