Los video-escándalos sin duda alguna son la más grande polémica política nacional de los últimos 20 años.
Es como si de repente, nos estallara la certeza de que en nuestro país; la corrupción no es parte del sistema. La corrupción y la impunidad son el sistema mismo.
Todo se mueve con dinero en la política mexicana.
Salieron los videos de Lozoya Austin y luego, los videos del hermano del presidente. Los de Pío López Obrador. De quien todos sabemos es el histórico operador político de su hermano aquí en Chiapas.
Lo primero que habría que pensar en el caso de los dos video-escándalos es que; es grave la facilidad con que en este país, durante la operación política y también en las elecciones; se maneja tanto dinero y sin fiscalización alguna.
Lo segundo y más importante todavía, es que ese dinero; son recursos que debieron destinarse para combatir la pobreza.
Son recursos que sobre todo, en un estado como Chiapas, tan pobre, deberían ser utilizados para atender los sectores sociales más necesitados y utilizarlos además, con total transparencia.
Con los videos, lo que está pasando que tanto el gobierno en turno de MORENA como la clase política que detentó el poder político en el país, se señalan, mínimo, como violadores de la ley.
No se trata de que si los recursos recolectados por Pío López son de voluntarios y simpatizantes del proyecto político de MORENA o si los recursos distribuidos por Lozoya son dinero público.
O si el monto de unos recursos son infinitamente superiores a los que se ven en los otros videos. Se trata de que no es ético hacerlo.
Ante la evidente ilegalidad; de nada valen las justificaciones, las explicaciones o lo desproporcionado de las cantidades de recursos.
Hay que decir también que el INE, tiene una incapacidad histórica tremenda para fiscalizar los recursos públicos en épocas de campaña. Y también que las fuerzas políticas nacionales tienen confrontaciones públicas, pero acuerdos privados.
Obviamente, en un proceso electoral, esas fuerzas políticas quieren ganar los distintos espacios políticos, pero una enseñanza de los videos es que hacer política en este país no es solo ganar elecciones, hacer política es también ganar impunidad.
En el estado más pobre del país, no hay o son muy pocos los empresarios que pueden ofrecer una cantidad de dinero mensual como la que habla David León en el video.
Son recursos además que tendrían que ser reportados al INE y al SAT, y no tendrían porqué darse en efectivo. Todo indica a pesar de lo que diga MORENA, que esos recursos son públicos.
En el caso de Chiapas, cada gobierno anterior ha dejado una estela de corrupción y uno siempre se pregunta:
¿Porqué tanta impunidad?
¿Porqué el gobierno entrante siempre le tolera los excesos al anterior?
Específicamente en Chiapas hablando de los últimos tiempos:
¿Porqué el gobierno de Manuel Velasco prefirió asumir el costo político de no llamar a cuentas al gobierno de Sabines?
Y más adelante:
¿Porqué el gobierno actual de MORENA tolera los excesos del anterior?
Los videos nos indican que esto es así porque la impunidad se compra financiando la campaña de tus partidarios, pero también de tus aparentes rivales políticos.
Recordemos que en algún momento, López Obrador cuestionaba a Manuel Velasco y su gobierno.
Ahora bien: ¿Quien te graba en video y porqué te graba?
Te graba quien te da el dinero. Y te graba porque quiere impunidad. Te graba porque deja un reguero de irregularidades en su gestión y necesita protegerse.
Con los videos, los ciudadanos mexicanos tenemos ya dos certezas:
Con los de Lozoya, podemos asumir que cada iniciativa de ley, a pesar de que es necesaria en este país para lograr su consenso, para aprobarla, para hacerla mandato legal, es necesaria una operación política que pasa por la derrama de recursos financieros que obviamente, son públicos.
Con los videos de Pío López Obrador los ciudadanos ya sabemos que la impunidad es transexenal.
Que sirven para financiar campañas y que vía el chantaje: los grupos políticos sobreviven.
Obviamente los videos de Pío transcienden Chiapas y forman parte de la lucha política nacional. Obviamente, los videos de Pío López son una respuesta de la clase política desplazada del poder político público, a los videos de Lozoya Austín.
En esa lucha de poderes, Manuel Velasco Coello quedó atrapado.
¿Qué está en juego?
Ciertamente el poder político. Ejercerlo. Pero también en el fondo, un cambio de régimen político.
Los videos nos demuestran que pasan las épocas, los modelos económicos, las coyunturas, los contextos, pero el político sigue siendo político. Sigue queriendo hacer política y se niega a jubilarse.
¿Porqué pueden hacerlo?
Pueden hacerlo porque compran impunidad. Y la impunidad es precisamente el cáncer que corroe la política nacional.
El presidente López Obrador es sincero cuando piensa en el cambio de régimen. Creo también que su pecado fue competir con las mismas reglas con los que competían sus adversarios políticos y en el pecado llevó la penitencia.
Años y años de cuestionar a la clase política nacional y luego llegar a la presidencia, hicieron que el choque con las élites fuera inevitable.
Obviamente, si esa clase política se siente desplazada, tendría que defenderse. En ese sentido, los video escándalos darán mucho de que hablar todavía. Pero para el presidente López Obrador y para MORENA, esta coyuntura es la oportunidad para cumplir con todo lo que prometieron o puede ser también la tormenta perfecta para que esa institución política se hunda.