Fredy Martín Pérez.
6 enero.- Aferrado a una hielera, Ramiro Vázquez Vázquez de 27 años de edad, sobrevivió durante más de una semana en el Océano Pacífico, después que la embarcación en la que salió a pescar zozobró por el mal tiempo que imperaba en alta mar, a más de 300 millas de Boca del Cielo, municipio de Tonalá, Chiapas, donde zarpó el 24 de diciembre. “La verdad sí (volví a nacer)”, confesó el joven momentos después que bajó de un buque de la Marina Armada de México, que fue hasta su encuentro en aguas internacionales.
Aun con dolores en las extremidades, la tarde de este martes, Ramiro dio sus primeros pasos en tierra firme después de permanecer varias horas en el buque de la Marina Armada de México, que fue hasta su encuentro en alta mar, para hacer contacto con la embarcación tailandesa Tai Honesty, que cubría la ruta Panamá-Japón, que lo encontró aferrado a una hielera a 380 millas de las costas mexicanas el domingo por la tarde.
El pescador originario del municipio de Pijijiapan, al bajar del buque fue recibido por su madre, su hermana y un hermano, quienes lloraron al momento que se reencontraron y abrazaron por algunos segundos.
“¡Mi padre lindo!”, exclamó una de las mujeres.
El 24 de diciembre por la noche Ramiro y Alfredo Vázquez López, de 30 años, zarparon de Boca del Cielo, en la embarcación Jasmín IV, de la Cooperativa Pesquera Boca del Cielo, previsto para retornar el sábado 26 de diciembre, pero el mal tiempo imposibilitó su regresó.
Pero aun perdidos en alta mar, los pescadores consiguieron establecer comunicación el lunes 28 de diciembre con la cooperativa pesquera, para asegurar que la lancha “había zozobrado por el norte” que imperaba por esos días, por lo que clamaban para que fueran a su búsqueda, pero no sabían las coordenadas porque habían perdido el GPS.
El cooperativista que tomó el llamado de auxilio, lleno de júbilo comunicó el mensaje a sus compañeros y minutos después telefoneaban al alcalde de Tonalá, Manuel Narcía Coutiño y este inmediatamente llamó a funcionarios de la Secretaria de Protección Civil, quienes mandaron un avión a sobrevolar las aguas del Pacífico, sin ningún resultado.
Cuando la lancha se la tragó el mar, el 28 de diciembre, que Ramiro y Alfredo se mantuvieron a flote en una de las hileras que llevaban, pero Alfredo no tuvo fuerzas para resistir.
Fue el domingo 3 de enero, entre las 16:00 y 18:00 horas, que el buque tailandés rescató al pescador cuando se encontraba a 380 millas del litoral mexicano.
Esa noche del domingo, el capitán del buque tailadés llamó hasta la cooperativa de Boca del Cielo y Lázaro uno de los socios que tomó la llamada supo que su compañero había sobrevivido, pero no tenía más detalles porque la llamada fue de mala calidad, quizá por el mal tiempo.
Los familiares de Ramiro también recibieron una llamada telefónica para informales que el pescador había sido rescatado confirmó Ruperto Ramos Ramos, de la Sociedad Cooperativa Boca del Cielo.
Minutos después de recibir la llamada, en la cooperativa reinó el júbilo y desde ahí se pidió la ayuda de las autoridades de Protección Civil para pedir ayuda de la Armada de México con el fin de que fuera al encuentro del Tai Honesty, pero el mal tiempo que imperó entre la noche del domingo y madrugada del lunes imposibilitó el acercamiento, hasta que se consiguió el contacto.
Médicos y enfermeros que iban en el buque de la Marina Armada de México proporcionaron los primeros auxilios a Ramiro, que presentaba un cuadro severo de deshidratación.
La tarde del martes, cuando caminó por primera vez por tierra firme de Puerto Madero, Chiapas, Ramiro le dijo a los reporteros que había logrado sobrevivir durante una semana, aferrado en un hielera, comiendo “pescado fresco, jaibas y (tomando) sangre de pato”.
“No tengo palabras para decir la verdad. Mi mente está en otro lado. Tengo mi mente en shock. Tengo algo que no puedo explicar, porque se murió mi compañero. Se ahogó. Desapareció de mi vista”, expresó el pescador.
Pero antes de que Alfredo dejara de flotar, le pidió un favor a Ramiro, para llevarle un último mensaje a su familia que vive en Boca del Cielo.
Durante los diez días que permaneció en alta mar, Ramiro confesó que había momentos donde creía que no lograría sobrevivir. “Pensaba de que me iba a morir, pero ya estoy a salvo gracias a Dios”, dijo y entonces caminó hacia la ambulancia de la Marina Armada de México con matrícula 814162
que lo llevaría s su hogar, en Pijijiapan hasta donde llegó su esposa para abrazarlos y darle en sus brazos a su hijita de dos años de edad.
—0—-