Javier Molina, periodista y poeta sancristobalense falleció la madrugada de este domingo a los 78 años de edad en su casa del barrio La Merced, donde nació el 8 de noviembre de 1942.

El escritor, desde hace varias semanas, había presentado problemas de salud

Luis Urbina Zepeda, cronista de la ciudad, declaró que su muerte es una pérdida lamentable para San Cristóbal de las Casas.

Afirmó que Javier Molina, “era una gran persona dotada de cualidades excepcionales, no sólo para la literatura y la construcción de la poesía, especialmente, sino una persona que tenía un gran conocimiento de la literatura latinoamericana y universal”.

“Fue una persona rebelde que manifestó su postura en muchas ocasiones, empezando con el movimiento estudiantil de 1968, cuando se involucró en el Consejo Nacional de Huelga. Siempre se preocupó por los demás, y se preocupó poco por él”.

A partir de 1993 cuando regresó a San Cristóbal de las Casas, “nos vino a enseñar mucho. Fue un luchador social con la pluma y de un calibre excepcional porque la humildad y la sencillez que tenía era algo intrínseco a su persona. Desde hace más de 15 años daba talleres de literatura como parte de los programas del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (Coneculta”, contó el cronista,

En octubre de 2011, el ayuntamiento y el Coneculta le hicieron un reconocimiento, cuando organizó el décimo Encuentro de Escritores Sancristobalenses, denominado: Homenaje a Javier Molina.

En esa ocasión, el poeta dijo que el homenaje era una posibilidad de que se lea un poco más lo que hacía, además de que siempre daba gusto que el reconocimiento sea de su pueblo, de su tierra. La poesía es, subrayó, la emoción que sí se puede decir con palabras, pero con palabras cargadas de sentido, de emoción.

Javier Molina era licenciado en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fue promotor cultural del Colegio de Ciencias y Humanidades de esa institución y redactor de la Gaceta Universitaria, publicada por la Dirección General de Difusión Cultural.

Publicó sus primeros escritos en Punto de Partida de la UNAM, así como en los suplementos La Cultura en México y El gallo Ilustrado. En 1974 publicó su primer libro de poemas Bajo la lluvia. En 1978, Para hacer plática y en 1984 Muestrario (que reúne los dos anteriores, además de otros textos inéditos), con auspicio de la Secretaría de Educación y Cultura del Estado de Chiapas.

En 2002 publicó el poema La luz que rebela, dedicado a la obra fotográfica de José Ángel Rodríguez denominada Lok’tavanej. En 2005 el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas publicó El lugar de los hechos, que reúne sus libros publicados, más una serie de poemas inéditos. Coordinó diversos talleres literarios y escribió desde su fundación en el periódico La Jornada.

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