Hace tres años hubo una marea de votos hacia el ahora presidente López Obrador y el partido MORENA.

Los demás partidos políticos -incluida también la figura electoral del candidato independiente- se hicieron pequeños electoralmente. El fenómeno fue nacional.

A partir de esa victoria electoral de MORENA de hace tres años; en Chiapas si bien los problemas son complejos porque son estructurales, se esperaba pudieran comenzar a resolverse. Sin embargo ese gobierno efectivo y eficaz, no ha llegado al estado.

En pocas horas habrá una nueva jornada electoral y lo evidente es que los mismos problemas de las anteriores jornadas electorales, vuelven a presentarse e incluso a agudizarse.

Pudiéramos decir que las campañas electorales en Chiapas, siempre son una coyuntura que en el fondo, amenaza la paz social.

Es decir, la aspiración democrática, la idea del cambio a partir de un ejercicio democrático como son las elecciones, está lejos de alcanzarse en Chiapas.

Con MORENA en el poder, esa tranquilidad social, esa aspiración de paz social, tampoco se ha podido lograr.

Varios son los factores que se agudizan durante los periodos electorales y que generan lo que hoy en vísperas de las elecciones, son una total incertidumbre en el escenario electoral de este domingo próximo.

Más allá de los resultados electorales; los temas de gobernabilidad se agudizan durante este periodo electoral y se están agudizando porque la crisis económica postpandemia; está a la vuelta de la esquina.

El magisterio estatal que rechaza la reforma o contrarreforma educativa que propuso el presidente López Obrador y desde mayo ha realizado manifestaciones, precisamente rechazando la reforma educativa, pero también, apoyando la lucha de los normalistas de la normal rural Mactumactzá.

Precisamente tambien, los normalistas han protagonizado una escalada de manifestaciones. Han vandalizado el palacio de gobierno y las instalaciones centrales del Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana.

En ese sentido, y me refiero a la coyuntura electoral; no recuerdo que esta haya coincido con la insurgencia magisterial y normalista; o que por lo menos, lo haya hecho con la intensidad que hoy vemos.

Hoy mismo muy temprano, en Tuxtla Gutiérrez los ciudadanos nos despertamos con la noticia de que por segunda vez en esta temporada electoral, los normalistas habían vandalizado la sede principal del IEPC.

Un poco más tarde, la dirigencia local de la CNTE en Chiapas, la sección VII del Sindicato Nacional, declaró en conferencia de prensa que el magisterio estatal declaraba el receso de la jornada nacional de lucha que inició el mes de mayo.

Fuera de la inédita protesta magisterial y normalista de la que el propio presidente de la república se ha pronunciado, los demás problemas de los procesos electorales son los mismos.

Sin MORENA o con MORENA, los problemas electorales en Chiapas son los mismos.

En este proceso electoral como en los anteriores, se afianzaron los cacicazgos municipales y regionales.

Ahora bien, ¿Cómo se afianzaron esos cacicazgos chiapanecos?

Vuelvo a repetir, con MORENA o sin MORENA, se volvieron a imponer como siempre.

Es decir, a través de los lazos familiares.

Simulando divorcios. Imponiendo las candidaturas de los hijos y/o las hijas y por supuesto de los familiares más cercanos. Es el caso de Simojovel, Ixtapa, Arriaga, La Concordia entre otros municipios.

La familia más representativa es la de De León Villard que vuelve a ocupar varios espacios políticos.

Manejan de forma estatal al Partido Encuentro Solidario y en estas elecciones varios miembros de la familia accederá a un puesto de elección popular por la vía plurinominal. El PES en Chiapas es prácticamente un partido familiar.

Los cacicazgos estatales se afianzaron también con la reelección.

Este fenómeno está presente en Tuxtla Gutiérrez y Tapachula, es decir en las dos ciudades más importantes del estado.

Incluso, se ha dado el caso de que un presidente municipal accede a la alcaldía con unas siglas y busca la reelección bajo el cobijo de otros partidos políticos.

Es el caso por ejemplo de La Trinitaria cuyo alcalde triunfó por el PRI en el 2018 y ahora busca la reelección con MORENA.

En total son 26 los municipios del estado en donde los alcaldes en funciones, están buscando la reelección.

Otro fenómeno que no desaparece en Chiapas es el chapulinismo.

Quizá el caso más increíble sea el de Comitán con MORENA y Jorge Constantino Kanter. Emilio Salazar que prácticamente ha recorrido todo el espectro político. Felipe Granda que hay que decir, era miembro del grupo FREENA y ahora aparece como candidato de MORENA a una diputación.

Incluso, hubo usurpación de identidad indígena por segunda ocasión, con Manuela Obrador Narváez, prima del presidente de la república y con Roberto Rubio.

Existe entonces la impresión de que MORENA en su afán de lograr otra vez el carro completo pero sin el presidente López Obrador en la boleta, repitió de nuevo los vicios políticos que decía combatir para asegurar la victoria electoral.

Los cacicazgos familiares, el chapulinismo, la torcedura de las leyes de paridad de género en provecho también de la familia y toda esta situación, produce y reproduce nuestros problemas de gobernabilidad.

Entonces lo que estamos viendo en vísperas electorales es una serie de eventos sociales que cada proceso electoral se repiten, pero que ahora, lo hacen con mayor intensidad.

Estos fenómenos son el secuestro de candidatos, los enfrentamientos entre simpatizantes, los ataques a casas de campaña, las descalificaciones por compra de votos e incluso violencia comunitaria.

También vemos la suspensión de la jornada electoral en Honduras de la Sierra y Venustiano Carranza

Tal parece parece que ni la alternancia política iniciada en el 2000, ni el cambio de régimen que pregona MORENA, le han ofrecido a los ciudadanos del estado una verdadera oportunidad para, no digamos, lograr su desarrollo económico. Ni siquiera es una oportunidad para lograr su madurez política.

Adolecemos el mismo problema de falta de identidad política. También de una debilidad institucional que frena a los enemigos del partido hegemónico, pero que castiga a sus adversarios.

Por ejemplo, hemos visto un gran dispendio electoral. Es visible a simple vista. Pero, ¿Dónde está el IEPC?

Su titular ofrece declaraciones tras declaraciones. Seguramente prologará algún o varios estudios acádémicos sobre el proceso electoral con grandes análisis sobre el derecho electoral.

Sin embargo, el instituto es poco efectivo para garantizar el estado de derecho antes y durante el proceso electoral. Esa es la realidad.

Finalmente, ojalá que todo transcurra en plena civilidad; porque además el proceso de votación es la única etapa en donde los ciudadanos participamos activamente y ejercemos nuestro derecho al voto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *