En Zinacantán, San Juan Chamula y Aldama, habitantes se oponen a seguir las medidas para contener el virus
Fredy Martín Pérez
Zinacantán, Chis. – En enero, al inicio de la festividad de San Sebastián, las autoridades tradicionales de este municipio, acordaron prohibir las campañas de vacunación, porque suponen que tras recibir la dosis, “la gente muere” y como disparados por el acuerdo, miles de tzotziles decidieron no hacer caso a los llamados del IMSS y la Secretaría de Salud, que el 14 de enero anunció la llegada del lote de nueve mil 750 biológicos.
Como en Zinacatán, tzotziles de San Juan Chamula y Aldama, tampoco quieren vacunarse, porque en el primer municipio cuando llegaron las primeras vacunas los habitantes decidieron no acudir a la clínica de la Secretaría de Salud en la cabecera municipal, pero fueron turistas nacionales y extranjeros quienes decidieron recibir el biológico, mientras que en el segundo municipio de siete mil 500 habitantes de la cabecera y 21 comunidades hasta hace un mes solo 70 hombres y mujeres se habían vacunado.
La familia Hernández que vive en la cabecera municipal de Zinacantán, de 14 integrantes, entre padres, hermanos, hijos y sobrinos, nadie se ha vacunado, pero solo Carmelita, de 42 años que fue invitada a participar en una expoartesanal en Chicago en próximos meses viajará a San Cristóbal para vacunarse, porque “le han dicho que si no tiene que ir vacunada, de lo contrario no la dejarán entrar a Estados Unidos”, cuenta María Hernández.
Aun cuando María sabe que cuando se recibe la vacuna contra al Covid, “se muerte uno”, su hermana viajará en próximos días para recibir la primera dosis y antes de viajar a los Estados Unidos, volverá para tener el esquema completo.
La joven mujer explica que después que las autoridades comunitarias determinaron prohibir la vacunación en Zinacantán, un hombre de 60 años de edad, viajó a San Cristóbal de las Casas, para vacunarse, pero cuando supieron que tuvo reacciones secundarias, entonces la preocupación aumentó.
Desde el inicio de la pandemia en Zinacantán, los tzoziles han mantenido prácticamente vida normal, porque durante las festividades de San Sebastián, en enero y la de San Lorenzo, en agosto, no han habido ninguna restricción para asistir a los conciertos masivos de artistas que han llegado de Sinaloa y otras partes del país.
En agosto del 2020, en el peor momento de la pandemia, fueron distribuidos miles de mascarillas, pero no lo usaron y quedaron tirados sobre el escenario y la basura.
Solo cuando los tzotziles deben viajara a San Cristóbal de las Casas, para comprar alimento, medicinas y o realizar algunos tienen que usarlo porque es obligatorio para entrar a negocios, supermercados, pero cuando vuelven a Zinacantán, se lo quitan porque “aquí nadie lo usa”, asegura Maria Hernández.
Durante la pandemia, los municipio de la región Altos, son los que menos incidencia en casos de Covid han presentado, ya que según los pobladores solo tres tzotziles han enfermado, aunque la Secretaría de Salud tiene un registro de 83 enfermos.
“Cuando aquí nos da calentura”, explica la joven tzotzil y creen que han enfermado de Covid, entonces hacen un té con una planta similar la forma de un trébol, pero incluyen además, un poco de sal de una mina de Ixtapa, ubicada a 32 kilómetros de Zinacantán y “una copa de posh”, (aguardiente) y solo así pueden sentir mejoría.
En marzo pasado, los habitantes de Zinacantán supieron que iban a llegar brigadas de vacunación a Zinacantán, por lo que inmediatamente se organizaron, para avisarles que no podían entrar a la cabecera municipal, pero finalmente no se realizó la jornada en el lugar.
En San Juan Chamula, otro municipio con baja incidencia en casos de Covid, cuando llegó un lote de vacunas a la clínica del lugar, quienes llegaron a vacunarse fueron habitantes de San Cristóbal de las Casas y “uno que otro turista que se encontraba en el lugar”, dijo una mujer que buscó ser inmunizada, pero cuando llegó se habían agotado los biológicos.
El alcalde de Aldama, Adolfo López González, dio a conocer en entrevista que cuando el IMSS y la Secretaría de Salud anunciaron el inicio de la vacunación se llevaron cabo asambleas, donde los habitantes manifestaron su oposición a vacunarse contra el Covid.
Pero algunos de los habitantes si aceptaron hacerlo y hasta hace unos días de una población de siete mil 500 habitantes de la cabecera municipal y 21 comunidades, solo habían 70 vacunados.
En Chenalhó, al igual que Zinacantán y San Juan Chamula, los tzotziles no quieren acudir a los centros de vacunación, porque les da confianza el bajo número de casos de enfermos y porque también creen que vacunarse puede “ser perjudicial”.
Una mujer agregó que la vacuna contra el Covid la está mandando el gobierno para “matar a la gente” y esta versión circula de boca y boca entre los habitantes de la cabecera municipal y comunidades.
Solo algunas personas han decidido viajar a San Cristóbal de las Casas, para vacunarse, pero no lo dicen entre sus conocidos que se oponen a inmunizarse.