El Ejército mantiene el control del poblado, pero familias siguen desplazándose
Pantelhó, Chis. 13 julio.- En el municipio de Pantelhó en Los Altos de Chiapas, se cumplieron ocho días de la irrupción violenta del grupo Autodefensas del Pueblo El Machete, y aunque decenas de soldados del Ejército Mexicano, agentes de la Guardia Nacional y policías estatales mantienen el control del pueblo tsotsil, sigue creciendo el número de desplazados que huyen del miedo.
“Mejor nos vamos, tenemos familia en San Cristóbal”, dijo un poblador que alquiló un taxi para sacar sus pertenencias. En la cajuela metió el cilindro de gas y algo de ropa, en la parte de arriba iban en una caja un guajolote y sus gallinas. “Esperemos que esto sea temporal”, comentó mientras un soldado revisaba la unidad y anotaba el registro de su desplazamiento.
Ninguna autoridad tiene el registro de las familias desplazadas; el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas reportaba el viernes 2 mil personas, pero testimonios de pobladores refieren que hay también afectados, son los que no pueden salir de sus casas, ni a a los trabajaderos, se mantienen escondidos.
Mientras, los desplazados de Pantelhó y de Chenalhó, huyeron a San Cristóbal de las Casas, Tenejapa, San Juan Cancuc, Chenalhó, otros se encuentran en las comunidades de Acteal, Majomut, Jabteclum entre otras. Los tsotsiles tienen miedo de regresar y ser agredidos, demandan la ayuda del gobierno.
Angélica una joven de la comunidad La Esperanza del municipio de Chenalhó, cuenta que las balaceras comenzaron en la madrugada del miércoles 7 de julio, por lo que salieron como pudieron a esconderse a la montaña donde estuvieron dos días, luego caminaron por horas hasta llegar a la comunidad de Majomut, refugiándose en una escuela, donde están recibiendo despensas de Protección Civil.
Dice que quieren regresar a sus hogares, extrañan sus casas, “pero que haya seguridad, que intervenga el gobierno porque ya no hay paz”.
En la cabecera municipal la mayoría de las familias permanecen encerrados en sus casas; en las calles solo se ve el patrullaje de las fuerzas armadas, los que establecieron como cuartel una escuela primaria a pocos metros de la plaza central y de la alcaldía, donde colocaron una fila vehículos artillados y un dispositivo para desactivar artefactos explosivos.
En la entrada del pueblo, colocaron barricadas; centinelas vigilan, y mientras llevan a cabo la revisión de los vehículos que ingresan, otros soldados apoyan la acción en posición de guardia.
La presencia militar ha permitido que hasta ahora se conozca que el 7 de julio, estallaron dos artefactos explosivos que dañaron tres casas y destruyeron un vehículo, aparentemente sin ocasionar víctimas, junto al colegio de Bachilleres de Chiapas (Cobach).
Un hombre de oficio albañil que tiene su casa a pocos metros de donde están los fierros del automóvil en forma vertical sobre una pared, dijo que la explosión fue en la madrugada, no la vio ya que junto con su familia dormían. “Sonó el bombazo duro, y nos salimos”, dice mientras revisa los daños, el techo de lámina resultó afectado.
En el barrio El Encanto, localizado en la entrada del pueblo, otro de los pobladores aprovechando la presencia militar regresó este martes a su casa, se encontró con que las paredes están cuarteadas, las puertas y ventanas dañadas, así como el techo por los artefactos explosivos que detonaron justo enfrente de su vivienda el 7 de julio.
“Cuando explotó, ya no estábamos aquí. Salimos el miércoles cuando empezaron a tirar balazos a las 4 de la madrugada; a las 7 y media de la mañana salimos, vi que ya estaba la bomba puesta afuera. Había una batería, unos cables y una como bolsa; pero ahora que vine a ver me doy cuenta de que se afectó mucho mi casa”, relató a los periodistas.
“Hoy vine a ver y a sacar unas cositas porque no tenemos que comer. Llevo 30 años trabajando como albañil. Esto es lo que he podido hacer y en un ratito me lo acabaron”, narró. Enfrente de su casa fueron dañadas dos viviendas más que estaban desocupadas.
Este martes, en tres grúas, policías levantaron una camioneta pick up, un moto taxi y otros vehículos que fueron abandonados en las calles del poblado el día de una incursión armada.
Policías ministeriales de la Fiscalía de Justicia Indígena en coordinación con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, el Ejército y la Guardia Nacional, continuaron realizando cateos. Los pobladores relatan que cuando van a entrar a un inmueble, le piden que se metan a sus casas.
En un comunicado la Fiscalía General del estado informó que cateó el Rancho La Laguna, el motel Las Rocas y tres inmuebles en Pantelhó, donde se aseguraron un moto taxi, un cartucho calibre 22 milímetros, un cargador para 17 cartuchos calibre 9 milímetros, dos radios de comunicación y cinco cartuchos organizados del calibre 2.23.
Fueron incautados también un cargador desabastecido para fusil AR15 con capacidad para 30 cartuchos, seis radios de comunicación, un monitor de cámara de circuito, una bolsa con al parecer mariguana, un par de botas tipo militar, placas balísticas y chalecos tácticos.
Agregó que en otros inmuebles se hallaron 50 cartuchos calibre 9 milímetros, dos cargadores desabastecidos para calibre 9 milímetros, un teléfono celular, una camioneta marca Jeep, tipo Sahara, blindada, con varios impactos producidos por disparos de proyectil de arma de fuego y en su interior, una escopeta para gas.