El misterio de la desaparición de 21 hombres
“Háganlo ustedes, como parte de sus usos y costumbres”, la invitación de la Fiscalía a catear las casas
Han pasado más de 8 meses, cuando en Pantelhó, uno de los municipios tsotsiles más pobres de Chiapas, situado en las montañas de Los Altos, fuera el escenario de un suceso inquietante, pero no desconocido, en una entidad marcada por la pobreza y las revueltas indígenas.
Tzotziles y tzeltales armados con fusiles de alto poder, irrumpieron el 7 de julio de 2021 en Pantelhó de 26 mil habitantes; se enfrentaron con otro grupo al servicio del ayuntamiento que durante 18 años mantuvo con el terror, el control político, territorial y económico del municipio, generando el caos, inestabilidad social y el desplazamiento de familias.
El 18 de ese mismo mes, miles de indígenas campesinos en una asamblea en la comunidad San José Tercero, presentaron a un centenar de hombres con fusiles de asalto que denominaron Autodefensas del Pueblo El Machete, el cual anunciaron fue creado, “para expulsar a sicarios, narcotraficantes y al crimen organizado» ante las muertes de 200 personas agricultoras e indígenas.
Vino entonces la incursión al poblado de las fuerzas armadas y de policias estatales para patrullar, y brindar seguridad a los habitantes.
La Fiscalía General del estado inició las investigaciones y llevó a cabo cateos en tres domicilios. Pero, el domingo 25 de julio habitantes de los 18 barrios y de las 86 comunidades, se reunieron con los mandos del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y funcionarios de la Fiscalía a quienes plantearon la exigencia de abrir las casas de los presuntos criminales locales.
El sacerdote Marcelo Pérez relata en entrevista que los pobladores señalaron a la Fiscalía que tenían identificado parte de la infraestructura donde estaban los sicarios, la respuesta de los funcionarios fue: “háganlo ustedes con sus propios recursos, como parte de sus usos y costumbres”. Y es cuando actúa la población en un acto de desesperación.
Esa expresión de irresponsabilidad señala el religioso, originó la quema de casas. “Bien que pudo haber otra manera, sabemos que no se puede catear una casa así nomás, hay mecanismos de cómo encauzar cualquiera situación que surge, cualquier delito que surge, se puede encauzar; el problema es cuando se sueltan esa y actúa la población”.
Es en ese momento -prosigue el sacerdote- cuando ya las autoridades pierden toda credibilidad, porque la población ya no tiene esperanza, y es tan peligroso, porque la población ya no lo hace dentro del marco de la ley. “Hay un acto de desesperación” porque se sabe que las autoridades no acudirán en el auxilio.
En este tipo de situaciones, el Ejército, la policía y toda la fuerza pública tienen todo un protocolo para actuar. “Pero la población realmente no, y no es su papel de la población hacer justicia por su propia mano, ese no es el camino” dice el religioso.
Decenas de videos y fotografías circulan en la red de aquel lunes 26 de julio, cuando los indígenas campesinos irrumpieron en el pueblo, se distribuyeron en los barrios y ante la mirada de agentes de la Guardia Nacional, Ejército y Policías rompieron con mazos, barretas y picos, las puertas de las casas de algunos de los líderes del grupo “Los Herrera”, en búsqueda de armas de fuego, municiones y artefactos explosivos de fabricación casera.
Los 21 hombres fueron sacados de sus domicilios y llevados al kiosco del parque central donde los ataron entre si de las manos, para luego llevárselos con rumbo desconocido.
El misterio de la desaparición de 21 hombres
A más de ocho meses de su desaparición forzada, los familiares de los 21 pobladores que se encuentran desplazados en San Cristóbal de las Casas; responsabilizan al grupo de Autodefensas El Machete de habérselos llevado. El Machete afirma que nada tiene que ver en la desaparición forzada de los 21 hombres.
El pasado 26 de marzo, los familiares denunciaron en un comunicado, la omisión de las autoridades; pues a pesar “de ser secuestrados en presencia de la Guardia Nacional, Ejército Mexicano, y policías estatales, cuando el grupo paramilitar El Machete, los sacó de sus domicilios, no hacen nada”, se quejaron.
Aquel día, señalan, el grupo paramilitar El Machete, sacó de sus casas a los 21 familiares; “fueron amarrados y torturados en el parque central del pueblo, de lo cual obran elementos de prueba como un video de 45 segundos, donde se les observa a los 21. Todos estos actos ocurrieron estando presentes las autoridades estatales, federales que no protegieron la vida y la integridad de 21 chiapanecos”.
Al demandar una investigación a fondo, afirman que a lo largo de estos ocho meses, sus 21 familiares, “han sido denigrados y señalados sin fundamento alguno, dañando con dolo la vida de nuestros seres queridos, por los mismos que los privaron de la libertad; quienes solo los señalan para justificar el secuestro y la desaparición forzada que cometieron”.
Se cree que la desaparición de los 21, fue un castigo colectivo por los asesinatos en 18 años de 200 personas.
En Pantelhó la vida comunitaria empezó a normalizarse a finales del mes de enero y principios de febrero. A la entrada del pueblo se cuenta una enorme lona con la leyenda: “Hay más de 200 personas desaparecidas”, la que fue colocada a principios de febrero ante la llegada de la Comisión Nacional de Búsqueda de la Secretaría de Gobernación.
El poblado se encuentra vigilado por jóvenes vestidos de civil que con radio en mano monitorean cualquier movimiento de personas. En la entrada también del pueblo, en un kínder fue instalada una unidad militar, los que vigilan de manera discreta. Aún están las casas quemadas, algunas tiendas que fueron saqueadas han vuelto a abrir.
Nadie en el pueblo quiere hablar de lo que pasó. Existe mucho temor entre los pobladores indigenas y mestizos, porque los rumores de todo tipo que corren; que Los Machetes volverán a entrar o que el grupo de Los Herreras vuelven por la venganza.
En la alcaldía, no se aparece para nada el presidente del Concejo municipal, Pedro Cortéz, a quien los familiares de los desaparecidos lo culpan de haber participado en la retención de los 21; pero los pobladores comentan que no cuenta con el presupuesto, y por lo tanto no tiene con que empezar a trabajar.
En la alcaldía atiende Jorge Gutiérrez, coordinador de las 86 comunidades, quien la hace de juez municipal y se ocupa de conciliar en los conflictos entre particulares.
El sacerdote Marcelo Pérez mediador en el conflicto, dice en entrevista que nada justifica la desaparición de los 21 hombres; pero explica que la ausencia del Estado, hizo que perneara el crimen organizado, la impunidad desembocó la desesperación del pueblo.
Insiste en que todo tiene una explicación. Relata que un mes antes de la aparición de El Machete, representantes de las comunidades lo visitaron cuando estaba en la parroquia de Simojovel; le pidieron ayuda y redactaron un documento que entregaron a finales de junio a la Secretaría General de Gobierno en el que expresaban la situación que estaban viviendo las comunidades, así como daban cuenta de la muerte de mas de 200 personas.
Les dieron cita para el 13 de julio, pero todo explotó los días 7 y 8 de julio.