Elizabeth desapareció en 2015 y fue encontrada muerta 3 años después en Utah; desde entonces su madre busca al responsable sin importar las trabas
Fredy Martín Pérez.
La primavera y el canto de los cenzontles le entristece a Libertad Salgado Figueroa, madre de Elizabeth Elena Laguna Salgado, chiapaneca de 26 años de edad, que desapareció en Estados Unidos en el 2015, pero siete años después, tiene la esperanza de encontrar al homicida de su hija. “Mi corazón de madre me dice que voy a encontrar al asesino. Queremos encararlo frente a frente, para que él hable porqué le hizo esto a hija. ¿Porqué le arrebató la vida?”, sostiene.
Hace siete años, Libertad Salgado Figueroa y su esposo Julio César Laguna Ozuna ingenieros químico y metalúrgico por la UNAM e IPN, originarios de Iguala, Guerrero y Villaflores, Chiapas, terminaban un trámite ante notario, donde se comprometían a que no le faltara dinero a su hija como lo pidió la embajada de Estados Unidos.
Después de los trámites en Ciudad de México, la joven egresada de ingeniería industrial en el Instituto Tecnológico de Tuxtla, regresó a Chiapas para esperar la visa FMI de estudiante, hecho que entusiasmo a la familia, pero a unos días de viajar a los Estados Unidos, su madre vio que su semblante resplandecía. “Era como un ángel”, recuerda. “Todos estábamos muy contentos”, agrega.
Antes del viaje, la joven habló con sus padres, para decirles que no se preocuparan por ella, porque iba a Utah, sede de la iglesia Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. “No se preocupen por mi, porque aquí todos profesamos la misma religión”, dijo, mientras se fundía en un abrazo con sus progenitores, en espera de volver a verlos en marzo del 2016, cuando finalizaba el permiso de estancia en el país del norte. “Pero nadie imagino lo que iba a ocurrir, porque en menos de un mes, le arrebataron la vida”. “Ella partió de Tuxtla con sueños. No lo olvido”, comenta Libertad.
A los 25 días de clases en la Nomen Global Language School, ubicada en Provo, en el condado de Utah, Libertad y Julio César les telefonearon para decirles que su hija había desaparecido misteriosamente, pero tuvieron que pasar tres años, para que sus restos aparecieran en un parque de Springville. Este hecho lo califican como el “día más triste” para la familia.
Ese 23 de marzo del 2015, cuando Elizabeth Elena llegó a Provo, fue recibida en el aeropuerto por un representante de la escuela, para llevarla hacia los edificios de Branbury Park, donde vivió unos días en 475 W, 1720 N., edificio 1, apartamento 115, pero se mudó al 425 W, 1720 N, edificio 2, apartamento 207.
La desaparición de Elizabeth Elena, obligó a sus padres a tramitar visas en la embajada, para sumarse a las labores de búsqueda, pero solo les dieron permisos por 15 días, por lo que constantemente tenían que renovarlos. Cuatro de los hermanos de la estudiante se sumaron a la búsqueda. Todos llevaban una playera con la leyenda Missing (desaparecida).
Finalmente, Libertad fue la única que se quedó en el Utah, durante un año, pero cuando la primavera empezaba a despuntar, el canto de los cenzontles la entristecía, porque creía que su hija lo escuchaba desde el cautiverio donde estaba. Ahora a dos mil 555 días, los oye en Tuxtla, pero le angustia y llora, por lo que pasó su hija.
En su estancia en Provo, clamaba porque el secuestrador le regresara con vida a su hija. Llegó a pensar que en un mes, volvería con ella a Tuxtla, pero pasaron los días, las semanas y meses y los voluntarios y miembros de la iglesia Mormona, se rindieron.
Por su cuenta, empezó a investigar cómo es que desapareció su hija e intentó hablar con el director de la escuela, para saber si tenía algún dato o grabación de cámaras que pudiera ayudar a encontrar al sospechoso, pero le cerraron las puertas y fue corrida del lugar la Policía.
Al año, Libertad regresó a Tuxtla sin ninguna pista de su hija, pero las caminatas, el desvelo y la mala alimentación, hicieron estragos en su salud, pues presentó problemas cardiacos.
El pasado 23 de mayo del 2018, un automovilista que se detuvo a un lado de la carretera, para adentrarse 20 metros en el bosque, halló los restos de la joven, en el Cañón de Hobble Creek Cayon, ubicado a 82 kilómetros de distancia la escuela, donde la joven salió la tarde del 16 de abril del 2015, rumbo a un restaurante. El día 11 de ese mes la chiapaneca participó con los mormones en el picnic Breack the Faskt.
La osamenta estaba muy cerca de la carretera y al lugar llegó la Policía donde encontró los restos en posición fetal, aunque el forense asentó que Elizabeth Elena no sufrió al momento que fue asesinada, explica su hermana Yoli Laguna Salgado. En el lugar fue hallado un centavo de dólar que podría ayudar para identificar al sospechoso.
Actualmente, un laboratorio de Utah se ha comprometido en realizar pruebas de ADN de alta generación, que permitan identificar al probable feminicida.
Ese día 16 de abril del 2015, cuando Elizabeth Elena terminó sus clases, mandó un mensaje de WhatsApp en su teléfono Iphon que sus padres le habían comprado, a su hermana Libertad Edith. “Ya salí de la escuela”, pero fue hasta las 15:02 que la joven desde Chiapas respondió: “Genial”, “¿Ya llegaste?”, pero un minuto después puso dos signos de interrogación “??”, porque que se percató que no los había visto. El teléfono había sido apagado por el agresor.
En la madruga del día 17, Libertad Edith escribió por WhatsApp. Eran las 01:17 de la madrugada: “I love you”, pero a las 09:04 insistió: “Elena”, “¿Estás?”, “Mamá está preocupada”. No hubo respuesta.
Los últimos mensajes que Elizabeth Elena leyó de su hermana Libertad Edith, fueron los que recibió a las 13:33 horas del 16 de abril. “Te amo mucho”, “¿K haces?”. Las dos palomitas de color azul están marcadas en azul.
Agentes del FBI llegaron a Tuxtla para hablar con la familia, como parte de las investigaciones que se iniciaron, pero hasta ahora no hay ningún sospecho detenido.
Pasaron cinco años, de la desaparición de Elizabeth Elena, para que sus restos llegaran a Tuxtla para ser inhumados el 16 de abril del 2020, pero un fémur y algunas costillas quedaron en poder de la Policía de Provo, como parte de la investigación que no ha concluido.
En la sepultura de loseta azul, donde permanecen los restos de la joven su familia escribió: “Elizabeth Elena Laguna Salgado 6 de noviembre de 1988-16 de abril del 2015”.
Cuando doña Libertad recibió la llamada que le decían que los restos de su hija habían sido hallados, recuerda que “fue el día más triste y aterrador de toda mi vida y para toda mi familia”, narra. “No podía creerlo; sentí un dolor aterrador; un dolor que no se lo deseo a nadie. Mi Elizabeth Elena no podía estar muerta, no podía concebirlo en mi mente, que ya no estaba en este mundo”.
Libertad y su esposo Julio César volaron a Utah para encabezar una jornada de oración en el sitio donde fueron hallados los restos de su hija, para colocar una cruz de madera. Cuatro de los hermanos de la joven estudiante también fueron al Cañón.
El detective Jason K. Jensen, que investiga la desaparición da a conocer en entrevista telefónica, que es probable que el cuerpo de Elizabeth Elena no haya sido trasladado al Cañón de Hobble ese mismo día de su desaparición, el 16 de abril del 2015, ya que pudo haber estado cautiva en algún sitio.
Como parte de la indagatoria, ha abierto una página en Internet, para que las personas que conocieron a Elizabeth Elena, puedan aportar datos para reconstruir una línea de tiempo que permita conocer con quién se relacionó o con quién habló, aunque haya sido por breves minutos, con el fin de encontrar al sospechoso. Incluso se sabe que Elizabeth Elena había conocido a un chico que hablaba español, que recién había regresado de una misión de la iglesia, pero que “parecía un buen tipo”.
También se sabe que la chiapaneca asistió a varias reuniones que organizaron los estudiantes de la escuela, así como miembros de la iglesia, durante los 25 días que permaneció en Provo.
Yoli está convencida que su hermana sufrió en el sitio donde fue encontrados sus restos. “Nos hace pensar que mi hermana estuvo consciente (después del ataque). Sentía dolor y se puso en esa posición”, explica. Fotografió los huesos y notó que tenía una fractura en el fémur, confirmó que los huesos que estaban expuestos sobre la tierra estaban negros y blancos hacia arriba.
A siete años de la desaparición de Elizabeth Elena, la familia quiere saber las causas del deceso, porque “la muerte pacífica” que dice el informe de la Policía, “no creemos nada de eso. Que la Policía diga la verdad y el daño que sufrió. No fue muerte pacífica”, lamenta Yoli.
Madre tuvo un sueño
Elizabeth Elena Salgado Laguna soñaba con casarse con un miembro de iglesia Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tener hijos, ejercer su carrera como ingeniera industrial, pero su deseo era hablar a la perfección el inglés.
Elizabeth nació en Iguala, Guerrero en 1988, donde sus padres se mudaron cuando terminaron sus estudios en la UNAM e IPN, en Ciudad de México, aunque desde muy pequeña llegó a Tuxtla. Días antes de viajar a Utah, estaba ilusionada de aprender inglés y vivir en un lugar donde se fundó la iglesia Mormona, creyendo que “todos éramos iguales de bondadosos y sin maldad”.
“Yo la eduqué para que sirviera al prójimo, de que siempre tenía que servir a Dios, que siempre tenían que poner a Dios en primer lugar”, cuenta su madre Libertad Laguna Salgado, que en noviembre del 1998, días antes de dar a luz, soñó que le regalaban a una niña en una canasta para Moisés. Cayó en la cuenta cuando nació Elizabeth Salgado.
A los cuatro o días de la desaparición de su hija, ese 16 de abril de 2015, doña Libertad recibió dos llamadas en su telefóno con “número desconocido” por lo que cree que estuvo cautiva en alguna casa de Provo, por el sujeto que la raptó cuando salió de la escuela de inglés.
Siete años después de su desaparición, la madre de Elizabeth, confía en encontrar al homicida de su hija, porque la Policía de Estados Unidos no les ha dado ninguna pista. “Tenemos mucha esperaza de encontrar al asesino y que pueda ser encarcelado”, considera.
Su hermana desaparecida
En la búsqueda por encontrar al asesino de su hija Elizabeth Elena Salgado Laguna, doña Libertad perdió a su hermana Miriam Judith Salgado, el pasado 19 de agosto del 2021, mujer de 43 años de edad, que trabajaba incansablemente en la búsqueda de su sobrina, en Utah.
Ese 19 de agosto, el automóvil que manejaba Miriam Judith Salgado, fue hallado en Gould Wash Road, cerca de la ciudad de Hurricane, en Utah.
Libertad Salgado Figueroa sostiene que la desaparición de su hija y hermana, son dos casos pendientes de justicia de los Estados Unidos, que tienen que ser resueltos, porque podrían estar relacionados. “Tal vez mi hermana indagó algo o supo algo, porque ella me contaba: Yo ando investigado la desaparición de Elizabeth Elena hermana”.
Pasaron días para que doña Libertad supiera que Miriam Judith, nacida en los Estados Unidos, había desaparecido a través de una llamada que le hizo de uno de sus hermanos que vive en Chicago. “No te lo quería decir, porque se cómo te sientes; has sufrido mucho con la pérdida de mi sobrina”, escuchó en el teléfono.
A siete años de la desaparición de Elizabeth Elena y cinco más de su hermana Miriam Judith, doña Libertad manifiesta que entre la familia “nos sentimos consternados, con tanto dolor. Me pregunto: ¿Ahora qué sigue?”.
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