Una huelga de hambre por tiempo indefinido iniciaron este lunes unos 400 reos del penal de San Cristóbal de las Casas, para exigir la destitución del director, Hugo Alejandro Hernández Serrano, a quien acusan de “vulnerar” sus derechos.
En una carta pública, exigen que se realice una auditoría al contador del penal, Geovany Ramos Morales y que “sea removido inmediatamente”.
“Somos víctimas de malos tratos y de múltiples violaciones a los derechos humanos por personal del reclusorio; la población interna paga en efectivo a las autoridades para poder vivir y estar más o menos tranquila en este centro; es un mal necesario que se ha vuelto costumbre, pero ya estamos cansados de tantas injusticias, por eso rompemos el silencio y nuestros miedos”, dice la misiva escrita a mano.
Los inconformes, que poco antes de las 8 horas comenzaron el ayuno total en al área verde de la cárcel, demandaron, que los funcionarios “dejen de cobrar el 15 por ciento por los productos que sus familiares les llevan al penal”.
Señalaron que también cobran a los dueños de las pequeñas tiendas que venden en el interior. “Los únicos beneficiados son el director y el contador que llenan sus bolsillos a costa de nuestro sacrificio”, afirmaron.
Los internos en su mayoría indígena exigen una área médica “de calidad” con herramientas y personal para que los atienda, pues algunos de ellos padecen enfermedades “graves” y requieren diversos estudios.
“Necesitamos urgentemente atención jurídica de lunes a viernes para todos, así como un traductor de tsotsil y tseltal, ya que la mayoría somos indígenas y no hablamos el castellano”.
De igual forma demandaron que las autoridades les proporcionen dos ollas y dos cacerolas grandes para cocinar alimentos, ya que las que tienen “están en pésimas condiciones y remendadas con alambre”.
Así como que se les dote de láminas para el techo de la nave del penal, ya que “están en pésimas condiciones y cuando llueve se moja todo en el interior”.
Pidieron también que se les dote de “12 colchones para el área conyugal; no es un lujo, sino una necesidad, ya que es temporada de frío”, además de que “se normalicen” los días de visita para los martes y jueves.
“Al realizar esta acción pacífica no queremos represión, amenazas, maltrato físico o verbal, mucho menos traslado de algún interno de este penal” a otra cárcel, concluyeron.