Enriqueta Burelo
En una de las tantas platicas sostenidas con mi querido amigo Rodrigo Núñez, un acucioso investigador; me comentó: “esta es tarea para ti, acabo de descubrir un periódico; El Altruista, escrito por mujeres en el Archivo del Estado”.
Hoy los periódicos que se conservan, se encuentran en el Archivo de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
Esta plática tiene aproximadamente 40 años. Ya me puede dar el lujo de decir, hace un lustro, hace medio siglo, hace una decena de años. Mi amiga Susana Solís Esquinca, dice que conozco la historia de Chiapas porque la he vivido y no anda tan errada; desde niña fui curiosa y me encantaba observar la ciudad, oír las pláticas de los mayores y por supuesto leer los periódicos y libros de historia.
Ni tarda ni perezosa, me lancé al Archivo y encontré el periódico, y no solo ese periódico encontré otros como Balün Canán dirigido por María Castro, el cual se editaba en Comitán, en 1919 y si escribiera una novela, género literario que permite licencias, diría que es mamá de Irma Serrano Castro.
A partir de entonces establecí una relación de amistad a través del tiempo con Florinda, Fidelia Brindis, María Serrano, recorrí con ellas sus aventuras en medio de un México que se debatía en el periodo postrevolucionario y de un Chiapas a donde llega tarde la revolución, definitivamente la Revolución Mexicana fue el detonador que las mujeres esperaban para iniciar una carrera imparable, con sus avances y retrocesos, para lograr ejercer sus derechos políticos,
En ese caminar se encuentran con aliados como el general sonorense Salvador Alvarado en Yucatán, quien apoya la realización del Primer Congreso Feminista celebrado en Mérida en el Teatro Peón Contreras en 1919, Tomás Garrido Canabal en Tabasco, que si bien tuvo sus excentricidades apoyo a las tabasqueñas en sus proceso reivindicatorio y en Chiapas la presencia del Partido Socialista que tenía entre sus propuestas los derechos políticos de las mujeres.
Hoy, cuando resulta en ocasiones difícil movilizarnos para asistir a una reunión, me sorprende los recorridos de estas mujeres para estar en contacto con trabajadoras, maestras, activistas y formar redes y sindicatos, participar como correos, curar heridos.
En este escrito, me quiero ocupar de Florinda Lazos León, en el sentido que fue la primera diputada local y con ello rompió un paradigma vigente hasta entonces de que la política era un terreno de hombres, me hubiera gusta estar al lado de ella en su curul, ver de qué manera la tratarían sus compañeros, sería un obstáculo para ella el ser mujer?, pudo proponer alguna iniciativa de ley o subió la tribuna?, me pregunto, Lo que si me enteré es que como legisladora se opuso a las reformas de los artículos 82 y 83 de la Constitución de 1917, que pretendían la reelección de Álvaro Obregón.
También, me hago otro pregunta, seria huérfana Florinda Lazos León, o su familia era muy moderna para la época, lo que le permitió a la escasa edad de 13 años acompañar a su tío Manuel Lazos, integrante del Partido Liberal Unificador Chiapaneco, a San Juan Bautista, hoy Villahermosa, Tabasco a entrevistarse con el Presidente Francisco I. Madero, posteriormente ingresa al Centro Anti releccionista de México al cual ya pertenecía la profesora chiapaneca María Teresa Rodríguez, originaria de Ocozocoautla (Rocha, 1991). En 1913.
Es increíble su trayectoria de lucha: zapatista durante la dictadura de Victoriano Huerta, participó como correo y enfermera curando a los heridos y enfermos con profesionalismo “ya que nada la espantaba, ni las manos arrancadas de cuajo, ni los huesos pelados, ni el vientre destripado, ni la cabeza ensangrentada” , escribe Elena Poniatowska en Las Soldaderas.
Su activismo la llevó a formar parte en 1917, de una comisión de mujeres para interceder ante los rebeldes mapaches anti carrancistas del general Tiburcio Fernández Ruiz, con la finalidad de lograr la pacificación con las tropas del general zapatista Rafael Cal y Mayor en el estado de Chiapas.
Es importante destacar la participación de Florinda Lazos, las mujeres por lo general se limitaban a un acompañamiento sumiso o a reproducir en las fincas y campamentos una vida cotidiana centrada en la cocina o en el acarreo de agua (García de León, 2002), señala Elizabeth Hipólito Barrios en su artículo El feminismo de Florinda Lazos León, 1920-1945
Mientras tanto en Chiapas dos grupos se disputaban el poder, los socialistas que representaban una opción frente a los mapaches, había surgido el Partido Socialista Chiapaneco, durante el proceso electoral de 1924 se registraron enfrentamientos a balazos entre ambos grupos. Durante los disturbios se destruyó la documentación electoral y se declararon nulas las elecciones; entonces el Senado de la República, nombró como gobernador provisional al licenciado César Córdova Herrera para el periodo del 1 de enero al 19 de mayo de 1925.
Días antes de dejar el poder, Córdova envió a la XXX Legislatura del Estado de Chiapas el Decreto número 34 que señala: “Se reconocen a la mujer, de los 18 años en adelante en todo el territorio del Estado de Chiapas, los mismos derechos políticos del hombre; en consecuencia, tiene el derecho de votar y ser votadas para los puestos públicos de elección popular, cualesquiera que éstos sean”.
En el decreto se afirmó que: Grandes fisiólogos y psicólogos que se han dedicado al estudio de la mujer, han encontrado en ella la rara virtud de ser superior al hombre en su resistencia moral y en muchos casos aún en la orgánica, y sobre todo, con una gran perspicacia para resolver difíciles problemas de la vida social, política y científica (Periódico Oficial, 1925).
Al respecto, Florinda Lazos, en una carta titulada “Por qué se le concedieron derechos políticos a las mujeres”, escribió sus razones: (…) la chiapaneca siempre ha sido de acción y en todas las conmociones políticas se ha mezclado dando su opinión y contingente no despreciable (…) y si no hago la relación del heroísmo y solidaridad que en todos los tiempos han desplegado las mujeres para ello, ya que encierran episodios dignos de un Homero; pero baste que diga que en 1911, cuando politicastros sin conciencia removieron en provecho propio viejas rencillas, las mujeres de Chiapa de Corzo (…) defendiendo sus hogares, salieron a la lucha derrotando a las fuerzas federales (…) en 1918 las tonaltecas salieron y corrieron vergonzosamente a los mapaches (…) Las mujeres chiapanecas que lo mismo combaten para defender la soberanía de su tierra, la honra de su hogar, también cuando falta el hombre que lo sostenga, ella lo hace porque no ignora ni el comercio, ni la industria, y las vemos por las agrestes
En 1926 fue directora en San Cristóbal de Las Casas de un periódico feminista llamado “La gleba” que publicaba junto con Fidelia Brindis Camacho, quien también dirigía “La altruista”, y ahí es donde anuncia su candidatura a la Legislatura de Chiapas, y llega a la diputación local en noviembre de 1926, a los 28 años de edad.
Florinda Lazos León fue postulada en 1926 por el Partido Obrero Trabajadores Libres como candidata a diputada para el Congreso Local (La Gleba, 1926, p. 6). Las elecciones fueron ganadas por los socialistas, con lo cual la licenciada Lazos se convirtió en la primera mujer diputada en el Congreso del Estado de Chiapas, en representación del distrito de San Cristóbal de Las Casas, para el periodo de 1926 a 1928.
Posteriormente Florinda Lazos León sigue su periplo político, participa en la organización del Congreso Nacional de Mujeres Obreras y Campesinas, y es Lazos León quien toma la palabra en el acto de inauguración:
«El triunfo principal de las iniciadoras, fue el de contar desde luego, con la ayuda de todas las mujeres, que se han venido destacando en las luchas sociales, políticas y científicas de nuestra Patria.
Convencidas de que la liberación de la mujer, no puede ser más que obra de ella misma, llamamos a todas las trabajadoras del campo y de la ciudad, a todas las mujeres, sin distinción de clases y credos, para que vinieran a exponer los grandes problemas que afligen a la Patria.
La mujer de espíritu económico y administrativo no podía erogar grandes gastos, para la organización del Congreso; de esta manera solamente se gastó la suma de setenta pesos, cuarenta y cuatro centavos, suma que fue recaudada entre las propias organizadoras.
En esta forma raquítica, surge la mujer a la palestra cívica, desprovista de pretensiones, incapaz de declararse superior al hombre, y mucho menos deseosa de nulificarlo, pues el feminismo mexicano se levanta, no con las aristas del norteamericano; no con el deseo de hacer imperar una secta, porque somos liberales; no con el miraje de abandonar el hogar, porque el historial de la mujer mexicana, no permite hacer tal suposición; el feminismo que hoy representamos, está formado por mujeres soñadoras de lo infinito, clásicamente hogareñas, que hemos fundido en la fragua apocalíptica de la naturaleza, los factores hombre y mujer, para formar el exponente máximo de la humanidad, la humanidad civilizada.
En cuanto a ayuda moral, nada tuvimos que desear, pues invitados todos los elementos revolucionarios de la Capital y los Estados, ellos respondieron significativamente de lo que estamos altamente satisfechas y agradecidas.
Mucho se ha hablado de la intromisión femenina en los asuntos políticos, sociales y económicos del País, sin haber llegado a nada en definitivo, por eso es que este Congreso va a desarrollarse para que se oiga por derecho y por justicia a la voz de la mujer.
No reprochamos a los hombres el alejamiento en que nos han tenido, todo es consecuencia de los prejuicios rancios y de los viejos moldes en que nuestras costumbres se forjaron, pero tiempo es ya que exijamos a los hombres que experimenten métodos nuevos.
Emancipada la mujer mexicana, seguirá siendo para el hombre grito de amor, canto dulcísimo, emisión que inspire las dolientes serenatas de Juventino Rosas, Esparza Oteo, Carrillo Ponce.
Compañeras congresistas, mujeres mexicanas, cuyas virtudes de sacrificio y abnegación son tradicionales, estáis en el puesto de honor, en vuestras manos se encuentra el provenir de la Patria, haced que de hoy en adelante, la familia mexicana no tenga divisiones, que unida toda abrigue una sola aspiración: que México sea grande, grande por el esfuerzo conjunto de sus hijos.»
Hoy no estaríamos de acuerdo con este discurso de Florina Lazos León, quien señalaba que la vocación domestica de la mujer, no estaba reñida con el ejercicio de la política, en ese momento, no se había abierto la discusión, ni las mujeres se cuestionaban su doble o triple jornada, las adelitas revolucionarias acompañaban a sus juanes exponiendo la vida, no presumían de heroínas, sino, que simplemente cumplían con un deber.
A pesar de esta concepción del feminismo, habría que reconocer que pioneras como Florinda Lazos, Hermila Galindo, Fidelia Brindis, Elvia Carrillo Puerto, no dudaron en transgredir normas, y hacer propuestas revolucionarias como lo fue el caso de Hermila Galindo que disertó sobre educación sexual, un tema polémico aun hoy dieran independientes económicamente lo que les permitía llevar a cabo viajes por diversas partes del país o poder imprimir quincenalmente un periodo como “El Altruista”, bien por ellas, que se atrevieron a dar el paso de la cocina a la calle.
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