La madre de los menores, Julia, también intoxicada, dijo que se encontraba separada de su esposo debido a la violencia familiar que sufría ella y sus hijos
Desde 2013 se empezó a contabilizar este tipo de asesinatos, la violencia de género mas cruel, (violencia vicaria) cuyo objetivo es destruir a la mujer para siempre.
Chiapas.- “Te vas a arrepentir (si no regresas conmigo)”. Te voy a pegar donde más te duele”, amenazó Edi Humberto, a su hijo Aristeo de 21 años de edad, a finales del año pasado, cuando Julia Hernández Gómez, su esposa decidió separarse del campesino por la violencia que ejercía en su contra en Amatán, un municipio chipaneco que colinda con el estado de Tabasco.
El domingo, Edi Humberto llegó a la casa como todos los domingos para visitar a sus hijos, pero esta vez con tres botes de yogurt a los que le había suministrado herbicida.
Su hija de un año siete meses y un adolescente de 14 años de edad, sonrieron a ver a su padre con los regalos que les había traído. “Es para ustedes…”, expresó el hombre y se retiró.
A los pocos minutos la niña de siete años y el adolescente empezaron a sentir mareos y vómitos. Julia pidió ayuda de sus vecinos porque los niños sacaban un líquido por la boca y parecían convulsionar.
Para ese momento, los otros tres hijos que Julia procreó con Edi Humberto, de tres, 10 y 12 años de edad, también habían ingerido un parte del yogurt que estaba en uno de los botes y también empezaban a presentar maros y vómitos.
En un vehículo de un vecino Julia que también había consumido la bebida láctea, se trasladaron hasta el Hospital Básico Comunitario, donde minutos después fallecieron la niña de un año y siete meses y el adolescente de 14 años.
Julia también había consumido el yogurt, pero a pesar de sentir en mal estado, sintió impulso para ayudar a sus cinco hijos que desfallecían frente a ella.
Durante más de diez años, Julia había vivido una vida tormentosa al lado de Edy Humberto, pero hace cuatro meses decidió separarse y romper la relación con el campesino, que suplicó a su esposa que volviera a su lado, pero la mujer estaba cansada de los golpes.
Cada domingo, Edi Humberto, de 34 años de edad, llegaba a la casa de Julia para pedirle que volviera a su lado. “No voy a regresar a tu lado”, sentenciaba la mujer que tenía que hacerse cargo de los seis niños y un adolescente.
Un día Edy Humberto habló con su hijo mayor, Aristeo, para pedirle que convenciera a su madre a que regresara a su lado. Él sabía lo que habían sufrido sus hermanos que por unos meses decidieron vivir junto a su padre.
Uno de ellos, narró Aristeo, lo obligó a vivir con una mujer con hijos, por lo que temeroso huyó para volver al lado de su madre Julia.
Aristeo molesto por la amenaza que recibió de su padre, le respondió que no volvería a su lado. “Te va a arrepentir (si no regresas conmigo) Te voy a pegar donde más te duele”, sentenció el campesino, sin que Aristeo comprendiera en ese momento qué se había propuesto su padre.
El domingo 5 de abril, Edi Humberto se plantó en la casa y de un morral sacó las bebidas que le entregó a los niños, para huir del lugar. Cuando Aristeo vio las condiciones en que estaban sus hermanos, entendió las amenazas de su progenitor.
“Es un animal (mi padre)”, dijo el joven. “Por desgracia llevo los apellidos de él”, dijo y se soltó a llorar en el momento que dos de sus hermanos eran enterrados el pasado martes en el panteón de la cabecera municipal de Amatán.
Aristeo narró que desde que su madre decidió separarse de su padre, el hombre insistía que volviera con él, como había hecho otro de sus hermanos. “Quería que yo volviera con él”, dijo.
El joven que había visto la violencia que ejercía su padre en contra de su madre, respondía a su padre que “nunca volveré contigo”. “Me maltrataba”, explicó.
Por eso su hermano de 14 años de edad, que vivió unas semanas al lado de su padre tuvo que regresar con su madre, cuando Edy Humberto le dijo que “era el momento de vivir con una mujer”.
Aristeo y Sandra, esta de 22 años, la hija mayor de Julia fueron procreados con su anterior pareja, pero Edi Humberto les dio sus apellidos. «Desgraciadamente llevo los apellidos de él», lamentó Aristeo.
Julia pidió su alta voluntaria en el Hospital, para asistir en el entierro de dos de sus hijos. Aún convalecientes, Julia lloró frente a los féretros.
Este viernes, la Policía de Investigación de la Fiscalía de Chiapas detuvo a Edi Humberto y puesto a disposición de un Juez por el delito de homicidio calificado. Tres de los niños que procreó con Julia aún siguen hospitalizados en estado delicado.
La violencia vicaria es la más cruel y despiadada violencia de género, porque causa un daño irreparable y destruye a la mujer.
Más de 40 niñas y niños han sido asesinadas/os por sus padres biológicos o parejas o exparejas de la madre desde que en 2013 se empezó a contabilizar este tipo de asesinatos, cuyo objetivo es destruir a la mujer para siempre.