Obispos piden que se frenen las amenazas, la persecución y el encarcelamiento de quienes luchan en defensa de la tierra y el territorio, en defensa del agua y los bosques y de quienes luchan en defensa de los derechos humanos de la colectividad.

La Diócesis de San Cristóbal de las Casas manifestó su preocupación por la situación de violencia que se vive en al menos 28 municipios del estado; “violencia estructural e institucionalizada por la presencia del crimen organizado, la proliferación de grupos armados, algunos haciendo la tarea de grupos de choque”.

En conferencia de prensa el obispo Rodrigo Aguilar Martínez, su auxiliar, Luis Manuel López Alfaro y el vicario de justicia y paz, Miguel Angel Montoya Moreno, señalaron que la descomposición social va en aumento
por la violencia generalizada en los municipios de: Chicomuselo, Comalapa, Trinitaria, Comitán, Margaritas, Maravilla Tenejapa, Zamora Pico de Oro, Palenque, Salto de Agua, Tila, Yajalón, Chilón, Ocosingo, Altamirano, Chanal, Oxchuc,Huixtán, Tenejapa, Chamula, Chenalhó, Pantelhó, Simojovel, Chalchihuitan, San Cristóbal de Las Casas, Teopisca, Venustiano Carranza, Las Rosas, Socoltenango, entre otros”.

Al dar lectura a un comunicado, acompañados de medio centenar de sacerdotes, expresaron que está realidad de inseguridad se agudiza en algunos sectores de la población amenazada por grupos del crimen organizado para incursionar en el manejo y la comercialización de armas de fuego que resultan de uso exclusivo del Eiército
mexicano.

“Situación que pone en alto riesgo a los habitantes ya que estos grupos se enfrentan por la disputa del control territorial”, alertaron.

Relataron: “la disputa del territorio que va deteriorando cada día más el tejido social, la explotación desmedida de los bienes naturales (reactivación de extracción minera; venta ilegal de madera, material pétreo, gasolina, etcétera), la manipulación y el despojo de la dignidad de nuestros pueblos, la guerra sicológica, feminicidios, el detrimento de la fuerza comunitaria, la criminalización de las luchas y resistencias pacíficas.

Manifestaron que es papel de la Diócesis y su equipo pastoral, de hacer un trabajo de acompañamiento en el sufrimiento de los pueblos y buscar la verdadera vida para los mismos, y que eso afecta los intereses de personas y grupos que sólo buscan la máxima ganancia a cualquier costo, sin importar el sufrimiento de las y los más pobres.

Los titulares de la Diócesis señalaron también que “la inseguridad se agudiza en algunos sectores de la población amenazada por grupos del crimen organizado para incursionar en el manejo y la comercialización de armas de fuego que resultan de uso exclusivo del Ejército mexicano”.

“En este tiempo hemos escuchado fuertemente como un grito en el desierto, la situación de violencia estructural e institucionalizada con la presencia del crimen organizado, la proliferación de grupos armados, algunos haciendo la tarea de grupos de choque”. 

Señalaron que “la inseguridad se agudiza en algunos sectores de la población amenazada por grupos del crimen organizado para incursionar en el manejo y la comercialización de armas de fuego que resultan de uso exclusivo del Ejército mexicano”.

En el documento leído primero durante la misa de óleos que se celebró en la catedral de San Cristóbal los obispos sostuvieron que “esta situación pone en alto riesgo a los habitantes, ya que estos grupos se enfrentan por la disputa del control territorial”. 

La diócesis denunció también “la fuerte impunidad que prevalece en la entidad, el incremento de la inseguridad y la violencia desbordada por células del crimen, el sistema político-jurídico que criminaliza a defensores de derechos humanos, la falta de acceso a la justicia plena, la infiltración de personas en actos de culto y en encuentros de servidores, la fabricación de delitos, la falta de interés en la reconstrucción del tejido social por parte de las autoridades competentes”.

Al mismo tiempo, reafirmó que “como diócesis continuamos con el compromiso en nuestra labor pastoral de acompañamiento en los sufrimientos y luchas del pueblo en el cuidado y la defensa del buen vivir, de la justicia, de la madre tierra y del territorio desde nuestras opciones diocesanas”.

Finalmente pidieron que cese la persecución, represión e intimidación y amenazas contra la vida de nuestras hermanas y hermanos que luchan por la construcción de un mundo más solidario y fraterno-sororal. “Porque un mundo sin violencia, es posible, construyamos la paz, en nuestros pueblos y comunidades”.

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