Edith busca a sus familia desde hace 19 días; hasta el momento se sabe que el 26 de mayo; otros 6 hombres fueron raptados por grupos armados
Kevin Daniel estaba a cargo de su abuelo enfermo. Su padre es carpintero.
José Moreno
Días antes de que se registraran los choques armados entre las dos organizaciones criminales que se diputan el territorio colindante con Guatemala, Edith supo que su padre, Abraham González Laparra cumpliría 51 años, el 28 de junio, día que se propuso ofrecer una comida para departir con sus correligionarios de la Iglesia del Séptimo Día, de la comunidad Cofre Bajo, municipio de Chicomuselo, pero se arrepintió: “Mejor no hijita… porque no tengo ropa y no tengo zapatos. Todavía tengo los zapatos que me compraste. Ahí los tengo guardaditos, pero ya están viejitos”, se excusó. El 26 de mayo Abraham fue levantado por un grupo armado y no ha aparecido.
En enero, Edith, actualmente con cuatro meses de embarazo, cruzó la frontera México- Estados Unidos, como lo han hecho la mayoría de los jóvenes de Cofre Bajo, comunidad de unos 500 habitantes enclavada en la Sierra Madre de Chiapas. Todos los días le llamaba a su padre y a su hermano Kevin Daniel González Pineda, de 30 años, con el que creció cuando sus padres migraron a la nación del norte a principios de este siglo y quedaron al cuidado de sus abuelos.
Abraham no quiso quedarse en los Estados Unidos y optó por regresar a su comunidad para cuidar a sus hijos que ya estaban por terminar la secundaria. Con madera de la región y adobe, construyó una cabaña en el terreno de su propiedad. Instaló su taller de carpintería para elaborar muebles rústicos y cobró fama como fabricante de nieve para las fiestas de cumpleaños de los niños del pueblo.
Al terminar la pandemia, Edith regresó de Tijuana donde se había graduado como maquillista y peluquería. Abrió una escuela en la cabecera municipal de Frontera Comalapa, pero al paso de los meses, notó que sus alumnas dejaron de ir a clases. El dueño del local le subió repentinamente la renta a dos mil pesos. Le cobraban derecho de piso. Era consecuencia de la disputa del territorio entre las dos organizaciones criminales. A los pocos días cerró la escuela. En enero pasado, la joven de 29 años de edad, cruzó la frontera México-Estados Unidos.
Desde la pandemia, Kevín Daniel se dedicó a cuidar a su abuelo Pablo Pineda, de 86 años de edad, que se encuentra postrado en una cama en un departamento guatemalteco de la costa, cercano a la frontera con El Salvador. El joven regresaba por días a Cofre Bajo, para visitar a su padre.
Con el dinero que le manda su madre desde los Estados Unidos, Kevin Daniel viajaba hacia Guatemala para estar al lado de su abuelo, comprarle medicinas, llevarlo al médico y estaba en espera de que le practicaran una cirugía.
El 26 de mayo, el día que se recrudecieron los enfrentamientos armados entre las dos organizaciones criminales en los municipios de Frontera Comalapa, Chicomuselo, Mazapa de Madero y La Concordia, Abraham había terminado de pintar una casa de la cabecera municipal de Chicomuselo, hasta donde llegó a entregar una motocicleta que le habían dado el dueño de la propiedad, para movilizarse mientras realizaba los trabajos.
Ese día por la mañana, Abraham le escribió a su hija, para decirle que las cosas parecían estar “muy feas”, en Chicomuselo, por los constantes movimientos de camionetas todo terreno con hombres extraños a bordo.
Hacia las 11: 15 horas de ese viernes, Abraham y su hijo se encontraban a la altura de la gasolinera que se ubica en la salida de Chicomuselo hacia Frontera Comalapa. Esperaban transporte que los llevara a Cofre Bajo, a unos cinco kilómetros de distancia, pero lo que se sabe ahora es que hombres armados que viajaban en una camioneta Jeep, los obligaron a subirse al vehículo.
Edith intentó llamarle a su padre, pero no tomaba la llamada. Escribió mensajes que eran leídos, pero no había respuesta. A las 14:17 horas es la última vez que el teléfono de su padre estuvo en línea. A partir de ese momento fue apagado el aparato.
A 18 días de la desaparición de su padre y hermano, Edith tiene fe de encontrar con vida a su padre y hermano. “Tengo fe en Dios que van aparecer”, desliza la joven que ha mantenido una campaña permanente en redes sociales, para pedir a los captores de Abraham y Kevin Daniel que los liberen. “Nosotros no tenemos dinero”, explica. “Estoy muy desesperada. Pido a las personas que tienen a mi padre y a mi hermano que los suelten”.
Con la campaña que ha emprendido en redes sociales, Edith busca que el presidente Andrés Manuel López Obrador pueda conocer el caso y lograr la liberación de su padre y hermano.
Por lo pronto, la joven ha recibido muestras de solidaridad de miembros de distintas iglesias que han emprendido campañas de oración, para pedir por la liberación de los desaparecidos. Le escriben y telefonean personas de diversas partes de México para expresar que están pendiente de su caso.
Personas que tienen parientes desaparecidos en Frontera Comalapa, Chicomuselo y otros municipios, también le han llamado para contar sus casos. Este miércoles por la mañana participarán en una marcha para pedir por la aparición con vida de los desaparecidos.
Se sabe que ese 26 de mayo, otros seis hombres de Chicomuselo fueron raptados por grupos armados, pero no hay registro ante las autoridades por la desaparición. Por el caso de Abraham y Kevin Daniel se han emitido fichas de búsqueda.
Edith se conmueve al recordar que ese viernes 26 de mayo, su padre se fue con la ropa que acostumbra trabajar en su taller. No llevaba los zapatos que le regaló el año pasado, sino unos huaraches viejos. “Eso me da tristeza. La vida es injusta”, se lamenta.