Liberan a pastor presbiteriano retenido por pobladores en Simojovel

Gilberto Díaz Pérez fue retenido con su esposa y dos hermanos más; el pastor se comprometió a no predicar su religión en la comunidad.

Fredy Martín Pérez

Después de permanecer cautivo durante seis días, sin agua y sin alimentos, fue liberado el pastor Gilberto Díaz Díaz, de 38 años de edad, por indígenas tzeltales de la comunidad Berlín, del municipio de Simojovel, en el norte de Chiapas, que lo mantenían cautivo, informaron autoridades locales.

Fue el sábado que el también maestro bilingüe quedó en libertad, después de haber perdido varios kilos de peso, como consecuencia de la falta de alimentos y agua, pero fue intercambiado por cuatro personas, entre ellos, su esposa.

La esposa del pastor, Mónica Gómez Díaz y sus correligionarios Irma González Ruiz, Bartolo Hernández y Patricio González Ruiz, se entregaron a los habitantes del ejido Berlín, para que a cambio procedieran a liberar al pastor Gilberto Díaz Díaz.

Al momento que el pastor dejó la prisión comunitaria, pudo percibirse con menos kilos, como conseuencia de la falta de alimentos y agua, durante los seis días de cautiverio, informaron sus correligionarios.

El también maestro bilingüe llegó a la comunidad, habitada por unos 350 habitantes, en su mayoría de la etnia tzeltal, ubicado a unos cinco kilómetros al norte de la cabecera municipal de Simojovel, para realizar una prédica en una vivienda.

Cuando las autoridades comunitarias se percataron de la presencia del pastor, procedieron a detenerlo y encarcerlo.

Pero fue el sábado que su esposa y tres de sus correligionarios aceptaron que los encarcelaran a cambio de la liberación del pastor, pero horas después quedaron en liberad, como resultado de las negociaciones que llevaron a cabo operadores políticos del gobierno del estado.

El presidente de la Asamblea General de la Iglesia Nacional Presbiteriana, Julián Hernández, había pedido la liberación del pastor y manifestado su preocupación por la “falta de interés para hacer válidos los derechos humanos” de su correligionario.