Fredy Martín Pérez.
A 11 días del desplazamiento de 6 mil 865 personas, el grupo paramilitar de Los Autónomos ha regresado a la cabecera municipal de Tila, pero no conforme con la quema de más de una veintena de casas y negocios, encapuchados continúan con el ingreso en viviendas que se encuentran abandonadas para buscas alhajas, dinero en efectivo y otras pertenencias en los muebles.
Representantes de los desplazados denunciaron que los paramilitares, que son originarios en su mayoría, de comunidades cercanas a la cabecera de Tila, han regresado a Tila, pero se han “dedicado” a entrar a las casas que no fueron destruidas, para hurgar en los muebles en busca de dinero, alhajas y otras pertenencias, denunciaron.
Durante 30 años, Tila ha estado sumido en un conflicto político y social, a raíz de la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que según pobladores, fueron obligados a pertenecer a sus filas, lo que provocó que habitantes se agrupara a la organización “Paz y Justicia”, para evitar el reclutamiento forzoso, lo que trajo confrontaciones entre ambos grupos con saldo de varias decenas de fallecidos, heridos y desplazados.
Pero el 16 de diciembre del 2015, habitantes que se autoproclamaron Los Autónomos, anunció que estaban listos para “resolver nuestros propios conflictos internos”, para proceder a recuperar “la soberanía de nuestro ejido”. Durante varias horas, hombres encapuchados quemaron la biblioteca, el Registro Civil, Hacienda del Estado, Telecom y los cajeros de Banorte y Banamex.
Decían que los 836 “capacitados” eran dueños de las 5 mil 405 hectáreas de Tila, entre estas las 130 hectáreas donde se encuentran construidas viviendas, que son propiedad de hijos de ejidatarios, de los que 836 tienen carpetas básicas, pero que no acreditan ante el Registro Nacional Agrario, aunque 267 tienen títulos de propiedad y pagan catastro municipal.
En la pandemia, Los Autónomos instalaron tres puertas gigantes en las entradas a la cabecera municipal y solo abrían a las 6 de la mañana y cerraban a las 6 de la tarde. Personas enfermas de Covid no pudieron salir y murieron en sus hogares, lo que provocó falta de medicamentos y víveres, explican los pobladores.
El 11 de septiembre del 2020, más de medio año de estar sitiados por los paramilitares, los pobladores decidieron derribar las puertas, pero Los Autónomos respondieron violentamente y asesinaron al menos cuatro personas.
Un profesor que pide el anonimato explica: “Los Autónomos no les gustó esa acción que hizo el pueblo, de derrumbar el portón y en respuesta a eso vinieron armados con machetes, palos y rifles a desalojar a la gente que tenía tomadas las entradas”. “Siento que es ahí donde empezó a recrudecerse un problema, que es ejidal, pero cambió totalmente, porque en los últimos meses nos dimos cuenta que era diferente”, explica el mentor.
A partir de ese momento, Los Autónomos conformaron un grupo paramilitar integrado por indígenas choles que tienen su sede en los anexos del ejido de Tila, como Sayojá, (mayoritariamente) Chucpatiol, Nicolás Bravo, Unión Juárez, Chulum Chico y “uno que otro de aquí de la cabecera municipal”.
El 4 de junio, revela el maestro, un grupo armado conocido como Karma, ingresó a la cabecera municipal y realizó disparos en contra de unas viviendas. Ese día, los pobladores aseguran que hubo dos personas muertas, pero no pudieron confirmarlo. En respuesta, el grupo paramilitar de Los Autónomos perpetró un ataque contra los pobladores de Tila, con la quema de más de una veintena de casas y negocios, la destrucción de 17 vehículos, la muerte de cinco personas y lesiones contra tres más. “El ataque de Karma encendió la mecha en Tila”, revela.
“Fueron Los Autónomos los que atacaron en respuesta a la provocación que les hicieron los integrantes del Karma”. “Empezaron a quemar casas, a saquear tiendas, a incendiar todo lo que encontraron a su paso, a asesinar, a violar a niñas. Eso ocasionó que la población en general entrara en pánico terrible, que ya no hallábamos que hacer”, rememora el maestro.
El Foro para el Desarrollo Sustentable A. C., que asegura tener 20 años de acompañar a los pueblos indígenas de Chiapas, víctimas de desplazamiento forzado, llevó a cabo una encuesta entre 6 mil 865 desplazados que dejaron sus hogares en Tila, desde el 7 de junio.
Asegura que, de ese total, mil 439 personas originarios de Tila, “han tenido que separarse de sus familiares también desplazados”.
“El lugar de refugio para las familias desplazadas fue principalmente Yajalón, Chiapas, (60%), pero la diáspora llegó hasta otros estados como Tabasco (2%), Campeche, Quinta Roo, inclusive Nuevo León.
“Las propias víctimas estiman que el número total de la población desplazada supera las 12 mil personas”, da a conocer el Foro para el Desarrollo Sustentable, con sede en San Cristóbal de las Casas, en documento que tuvo acceso este diario.
Y agrega que en el sondeo que llevó a cabo entre los desplazados, son las mujeres que más se sienten vulnerables, así como a los niños menores de 6 años de edad.
Pero las necesidades más urgentes de la población que dejó sus hogares en Tila, son acceso a la alimentación, agua potable, servicios de salud, alojamiento seguro, ropa persona y de cama, atención psicológica, lugares para preparar alimentos, así como la protección de sus bienes, cultivos y animales que tuvieron que abandonar en Tila, mantener un trabajo productivo e ingresos, acceso a la información, sobre la atención del problema que causó el desplazamiento, reposición de documentos personales, asesoría legal y orientación sobre apoyos y ayuda humanitaria”, asegura.
Revela que, del total de desplazados, el 64% son de origen chol, aunque la mayoría son de la cabecera municipal de Tila, pero también hay personas de Misijá, Unión Juárez, Nueva Generación, Chulum Chico y Usipá.
“La situación sigue siendo tensa en la zona de conflicto. Las personas se sienten amenazadas y tienen temores fundados de que su vida corre peligro en caso de que las autoridades los obliguen a regresar a Tila en estas condiciones”, sostiene el informe, por lo que las familias están temerosas de que sigan los asesinatos, quemas de casas, reclutamiento forzoso, violaciones sexuales, secuestro, cobro de piso y otros.
“La situación actual no es nada fácil para las familias desplazadas de Tila. La crisis humanitaria no está resuelta y no hay condiciones para un retorno seguro. Es una obligación del Estado mexicano brindar garantías evaluables para su futuro retorno”, considera el Foro para el Desarrollo Sustentable.
Los desplazados aseguraron, que si no encuentran solución a sus demandas de desarme y detención de los paramilitares, entonces viajarán a Ciudad de México, para establecer un plantón en el zócalo, con el fin de que sean atendidos por el presidente Andrés Manuel López Obrador.