Enriqueta Burelo

El color naranja del cempasúchil o musa para los zoques y el color vino de la flor de seda, pueblan nuestros mercados, los vendedores de flores y veladoras hacen su agosto, se compran o se elaboran en casa los alimentos preferidos del difunto o la difunta, también las almas de la infancia están presentes, y hoy las mascotas tienen también su “apartadito” en el altar, los cigarros “Del Prado”, son indispensables en el altar de mi papa, y los tamales para mi mama y una botellita de Bacardí, por no dejar, a mí me podrían mi palanqueta de cacahuate, “pancito” de San Cristóbal , tal vez tacos de Ciro o de Casablanca, y me pregunto; ¿alcanzarán las flores para todos los muertos por la violencia provocada por el crimen organizado?, ¿alcanzarán las veladoras para las novenas de las 5,522 víctimas de feminicidio en los últimos seis años?.

Me pregunto qué le pondrán en su altar, a Liliana, la policía auxiliar, muerta en el cumplimiento de su deber, ¿le gustarían los tamales?, ¿tomaría sus copas de vez en cuando, los tacos, la chanfaina, o el pozol blanco?, ¿le pondrán su pistola, con la que intentó defender la oficina que le tocaba resguardar? ¿estaría soltera, con novio, casada, tendría hijos? me pregunto porqué habrá elegido ser policía.

De acuerdo a las notas periodísticas, un sujeto con pasamontañas que iba acompañado de dos sujetos más, descendió de un taxi e ingresaron por la parte de atrás a las oficinas de la CFE, ubicadas en la fuente del “Magueyito? frente a la escuela primaria David Gómez, a unas calles de la “Moctezuma” y la colonia “El Mirador”, la policía se percató de la situación y trato de detenerlos, pero fue abatida con un disparo en la cabeza.

Me imagino a Liliana, quien tal vez solo había usado su arma en las sesiones de entrenamiento, enfrentándose a delincuentes que van a lo que van, que no se tientan el alma para disparar a mansalva, ya que continuaron su misión, si es que a eso iban, y le dispararon al gerente de la oficina quien también resultó muerto y a otro trabajador que resultó malherido.

El entrenamiento será suficiente para tener esa habilidad para reaccionar en segundos y a sangre fría, las pruebas psicológicas brindarán los resultados idóneos para seleccionar a la persona adecuada para ocupar ser policía, que no es un simple empleo, como cualquier otro.

En 1929, se anunció la creación de la Compañía de Policía Femenil en la Ciudad de México, marcando un hito en la inclusión de mujeres en la policía mexicana, y en 1930 surge la Policía Femenina y de Intérpretes integrada por 69 mujeres mexicanas, lo que representó en México un cambio social significativo y el reconocimiento del papel de las mujeres.

En su debut público en 1930, las mujeres policías mexicanas enfrentaron abucheos y hostilidad, reflejando desafíos similares a las primeras policías en Inglaterra, aunque sin resistencia física. La representación gráfica en los medios hacia las mujeres policía oscilaba entre la ridiculización y el reconocimiento de su labor, desafiando los estereotipos de género arraigados en la sociedad y los medios

En general, las mujeres policía en México ya no se limitan a tareas administrativas o de apoyo. Ahora, se encuentran en roles de patrullaje, investigación, inteligencia y mando. En nuestros días, contar con mujeres policías resulta esencial dentro de cualquier corporación policial, pues no solo se trata de una condición de género para incentivar los mecanismos de inclusión, igualdad laboral y transversalidad, sino que también confiere una serie de beneficios para la institución en su incorporación del total del personal adscrito a las instituciones de seguridad pública de las entidades federativas, 27% son mujeres y 72.4% son hombres.

Por otra parte, el hecho de ser mujer policía no las hace inmunes a ser víctimas de agresiones de sus parejas, dos mujeres policías en Chiapas, Virginia Ventura López, agente, perteneciente a la Policía Fuerza Ciudadana de la Secretaría de Seguridad Pública, y una mujer que se desempeñaba como policía en el municipio de Venustiano Carranza, forman parte de la lista de mujeres víctimas de feminicidios.

Podrían los chalecos antibalas y los cascos hacer que la o el policía estén más protegidos, mayor capacitación, el perfil adecuado, pienso en un sinfín de requisitos a tomar en cuenta, pero también, una política nacional de seguridad que de certeza hasta los propios cuerpos policiacos.

Hoy las y los policías son las víctimas, no se quiere que sean los victimarios, no queremos a una policía que torture o que fabrique culpables, queremos a una policía que responda a las necesidades actuales de seguridad en México, no es tarea fácil, pero le toca al Estado, hacerlo posible.

GabyCoutino

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