Ciudad de México. La Ciudad de México está entre las entidades con más defunciones maternas, y en casos totales, registra el mayor número por COVID-19, de acuerdo con la secretaria de Salud de la Ciudad de México, la doctora Oliva López Arrellano, quien dijo que hasta el 2 de agosto de 2020, se registraban 446 mujeres embarazadas positivas a COVID-19 y en total 53 muertes maternas, 13 de ellas fueron casos positivos a COVID-19.
Esto quiere decir que a mitad de año, la Ciudad de México alcanzó casi las mismas defunciones maternas que el año anterior, cuando ocurrieron 57. La doctora López Arrellano reconoció que existirá un exceso de mortalidad materna por la pandemia, sobre todo relacionada a comorbilidades. Así lo expresó al participar en el tercer conversatorio de la serie “Salud y mortalidad materna en México en el marco de la COVID-19: Una aproximación desde los Derechos Humanos” que organizó el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) México, el Comité Promotor por una Maternidad Segura, el Observatorio de Mortalidad Materna en México, entre otras organizaciones de la sociedad civil.
En suma, esta sería información preliminar, de acuerdo con la secretaria de Salud capitalina, falta que las defunciones maternas sean analizadas por los Comités Jurisdiccionales de Defunciones, que actualmente siguen trabajando en el registro de las mujeres embarazadas que fallecieron por COVID-19.
“Todavía estamos clasificándolas como causas obstétricas indirectas, entonces ahí seguramente va a haber un trabajo de los Comités Jurisdiccionales de Defunciones y de este proceso que se hace que es lento y todavía no podemos tener los datos como tal de vigilancia, monitoreo, autopsias verbales de estas muertes maternas, para identificar si fueron asociadas, producidas o desencadenadas por COVID-19 o sólo eran personas con prueba confirmatoria pero fueron otras situaciones -las causa de defunción-“, explicó la doctora.
Hasta ahora la información que se tiene de la semana epidemiológica 31, es que de las 13 muertes maternas ocurridas en la capital, nueve de las mujeres tenían como residencia la Ciudad de México y cuatro del Estado de México. Se sabe que ocho de los casos tenían comorbilidades relacionadas a diabetes, hipertensión y obesidad, que son factores que agravan la enfermedad de COVID-19.
Del periodo de ocurrencia, tres casos sucedieron durante el embarazo y 10 en el puerperio, que es el período que inmediatamente sigue al parto.
La doctora López Arrellano también dimensionó lo complejo que es la atención a la salud materna en un territorio como la Ciudad de México, donde ocurren, en promedio cada día, 91 nacimientos, por lo que no han cerrado ni transformado hospitales materno-infantil y durante la pandemia siguen operando seis hospitales que antes tenían una ocupación al 40 por ciento pero hoy se ha incrementado hasta 70 por ciento.
En estos seis hospitales materno-infantil, hasta junio de 2020 se dieron mil 279 consultas especializadas, 4 mil 206 urgencias, 2 mil 106 egresos, mil 734 nacimiento y 452 cesáreas. Además se atienden a mujeres de otras entidades, especialmente del Estado de México.
La saturación de hospitales también se ha amortiguado por medio del convenio que realizó el gobierno de México con hospitales privados. En el caso de la Ciudad de México se han canalizado a 310 mujeres embarazadas con parto programado para estas unidades médicas. La política pública en atención materna de la ciudad, explicó la doctora, se ha concentrado en atender dos afectaciones; la primera a las embarazadas que se infectan de COVID-19 y las afectaciones indirectas, el desplazamiento de la atención porque el sistema de salud está volcado en atender la pandemia.
Cabe recordar que las investigaciones hechas por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) demuestran que el coronavirus no incrementa el riesgo de gravedad de la enfermedad de las mujeres durante el embarazo, el parto y el posparto. No obstante, las autoridades de salud mexicanas han reconocido que el incremento de la mortalidad materna en medio de la COVID-19 se puede relacionar a nuevas barreras para acceder a la atención a la salud materna y perinatal, como: la reconversión hospitalaria para la atención de la pandemia, la suspensión o negativa de atención durante la etapa prenatal; recursos limitados para atención de emergencias obstétricas; disminución de la demanda de servicios por temor al contagio; y la pérdida de ingresos económicos que afecta directamente a las mujeres para realizar un plan de parto o traslado a hospitales.
Hasta el 2 de agosto se tienen registradas 97 defunciones maternas relacionadas a la enfermedad que produce el coronavirus. Con ello la razón de mortalidad materna (RMM) se calculada de 41.1 defunciones por cada 100 mil nacimientos estimados, lo que representa un incremento del 25.6 por ciento en la razón respecto a la misma semana epidemiológica del año anterior.
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