Fredy Martín Pérez.
Venustiano Carranza, Chis; 14 de junio.- Los cuerpos de los tres comuneros que fueron asesinados el pasado sábado por la mañana, en las inmediaciones de la presa La Angostura, fueron inhumados esta tarde en la cabecera municipal de este lugar, en medio de la exigencia de justicia y castigo por los responsables de los hechos.
Antes, los cuerpos de los comuneros fueron despedidos por sus compañeros en la Casa del Pueblo, edificio que congrega a los comuneros desde la década de los años 60 del siglo pasado, cuando decidieron agruparse para defender sus tierras.
Más tarde, los tres cuerpos fueron traslados hacia el templo de San Pedro, donde se llevó a cabo la misa de cuerpo presente, ceremonia religiosa que fue presidida por un sacerdote de la diócesis de San Cristóbal y a la que asistieron miles de hombres y mujeres y familiares de las víctimas.
El tempo de San Pedro, los familiares y comuneros le lloraron a Manuel Hidalgo Vázquez, Rolando Pérez González y Marco Antonio Jiménez de la Torre, que en la mañana del domingo fueron rescatados donde yacían sin vida, en Tierra Blanca, una comunidad cercana a Paraíso del Grijalva, que es sede la Alianza San Bartolomé de los Llanos, organización adversaria de la Casa del Pueblo.
Los cuerpos fueron velados desde la tarde del domingo, en casas de los barrios de San Pedro y El Llanito, de la cabecera municipal.
Bandas de música de viento y una estudiantina acompañaron el cortejo fúnebre hasta el panteón municipal donde han sido inhumados los más de 50 comuneros que han perdido la vida en su lucha por la tierra a lo largo de más de medio siglo.
Solo entre mayo y junio han sido asesinados ocho integrantes de la Casa del Pueblo y seis más han sido torturados y lesionados por los adversarios de los comuneros.
En el cortejo fúnebre, varias jovencitas portaban cartulinas donde pedían justicia por el asesinato de los tres comuneros. “Justicia”, “Castigo a los asesinos”, se podía leer.
Al momento que los cuerpos salieron del templo, el cielo se abrió y el sol obligó a las mujeres a desplegar sus sombrillas.
A 800 metros del templo de San José, los comuneros fueron despedidos por sus familiares que lloraron y les ofrecieron flores, mientras algunos hombres conversaban a pocos metros de las capillas.
Los cuerpos de los comuneros fueron enterrados a varios metros de distancia de cada uno. Marcos quedó hacia el sur y Manuel hacia el norte, mientras que Rolando fue inhumado entre sus dos compañeros.
Cuando los cuerpos ya había sido sepultados, el cielo se tornó de gris y hacia las 16:0o horas una lluvia cayó en el cementerio, lo que obligó a los comuneros y familiares de las víctimas mortales a refugiarse bajo los árboles.
En la Casa del Pueblo los líderes conversaban y analizaban los pasos que tomarán después del asesinato de los tres comuneros.
La lluvia cubrió el pueblo en la tarde de este lunes.