Desde la primera elección de la alternancia, cada contienda electoral por la presidencia de la república se vuelve más complicada. Sucesivamente se les ha denominado la “madre de todas las batallas electorales” y es que cada elección es más complicada o competida que la antecesora.
La alternancia fue posible por la descomposición -lenta para muchos- del régimen político encabezado por el PRI empujado por la irrupción del EZLN y el magnicidio de Luis Donaldo Colosio. Primero la derecha con el PAN, luego el regreso del PRI y ahora la presidencia nacional es de la izquierda. El 2024 representa la oportunidad de la izquierda de continuar en el poder.
Esa izquierda política llegó en el 2018 arrasando electoralmente. Pero el 2024 no será la excepción respecto a las demás contiendas. Será una elección muy competida en donde la izquierda representada por MORENA arrasará si se mantiene unida, o sufrirá un cisma que haga competitivos a los demás partidos políticos, a pesar de que ahora son insignificantes.
Eso sí, El 2024 tiene varias particulares, comenzando con que el arranque de los aspirantes a suceder a Andrés Manuel López Obrador se dio muy temprano en el sexenio e incluso, el propio presidente mencionó a los posibles candidatos de su partido, rompiendo con ello la tradicional costumbre de la política mexicana de guardar silencio.
Otra particularidad rumbo al 2024 que hay que resaltar es que los partidos políticos han sido engullidos por MORENA, sus dirigentes no tienen credibilidad y el régimen del presidente López Obrador intenta destruirlos.
Por otra parte, será la primera vez desde 1988 en que la izquierda mexicana con posibilidades de triunfar electoralmente no contemple una boleta electoral con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano o Andrés Manuel López Obrador. Entre los dos, acapararon seis candidaturas nacionales. Tres cada uno de ellos.
El país está polarizado. No hay duda de ello. Y una de las tareas fundamentales del presidente o presidenta en el 2024 será detener la polarización en un país ya de por si desigual. Para el 2024 hay candidatos visibles, escenarios, tendencias y respecto a los candidatos, fortalezas y debilidades.
Sheinbaum-Ebrard-Monreal
No hay de otra. De esta tercia saldrá el candidato o candidata de MORENA para el 2024.
Sheinbaum representa la continuidad del lopezobradorismo. La garantía de sobrevivencia de su modelo económico y del grupo político que acompaña a López Obrador. Marcelo Ebrard es probablemente el político más completo por competir por la presidencia; pero no tiene los afectos del presidente. Ricardo Monreal es el socio de López Obrador y un operador político consumado. Ebrard y Monreal representan la continuidad de la izquierda, pero no necesariamente del lopezobradorismo.
Los tres tienen la ventaja de ser parte activa del morenismo. Son operadores del presidente de la república y, en consecuencia; buscan relevarlo. Los tres tienen fortalezas y debilidades.
El factor Claudia Sheinbaum, cisma en MORENA o continuidad
De los candidatos presidenciales visibles, la política más cercana a López Obrador es Claudia Sheinbaum. No hay columna política que no haga esa afirmación.
De manera obvia, su fortaleza es esa cercanía con López Obrador. Esa cercanía le puede dar la nominación morenista a la presidencia nacional. Ello, significaría que, con Claudia Sheinbaum, López Obrador estaría pensando en la continuidad y consolidación de su proyecto político, pero también en la transcendencia de su influencia personal más allá de su periodo presidencial.
Si López Obrador se decide por Sheinbaum, sería por esa cercanía personal. Pero, Ebrard y Monreal no se quedarán con los brazos cruzados. Reaccionarán y lo harán deslindándose de MORENA; para ellos dos no hay mañana. Es esta elección del 2024, ninguna más.
Aquí la pregunta es: ¿Sheinbaum al estar bajo la sombra de López Obrador, puede por supuesto ser la nominada de MORENA, pero también; es sacrificable para evitar un cisma con Ebrard y Monreal? Ya incluso se habla de un desgaste en el ejercicio de gobierno.
¿Llegará López Obrador con la fuerza política para imponer a Claudia Sheinbaum o tendrá que aceptar lo inevitable? Es decir, el desgaste lo hará inevitablemente inclinarse por Ebrard o Monreal?
Las dos preguntas plantean escenarios diferentes. Si Sheinbaum es la nominada, habrá cisma en MORENA. En ese escenario ¿Qué necesitan Ebrard y Monreal? Necesitan negociar -como se dice coloquialmente- “en lo oscurito” con los líderes del resto de los partidos políticos para tener cobijo en el caso del cisma morenista.
Esa es una de las razones fundamentales -entre otras- del acoso de López Obrador a los políticos de los demás partidos, o del coqueteo y acercamiento también. Busca exterminarlos; restarles militancia, operadores políticos y credibilidad. A otros más, el presidente busca sumarlos a MORENA.
Si Sheinbaum es la candidata el cisma en MORENA es inminente. Ebrard y Monreal lo saben. Saben también que necesitan que los líderes de los demás partidos políticos resistan el acoso lopezobradorista para que en el 2024 -vía esos partidos políticos- puedan acceder a recursos financieros, canales de defensa del voto y apoyo de gobernadores. Para Ebrard y Monreal es mejor así, no hay tiempo de iniciar un proyecto con un nuevo partido político, ni es el momento de romper con el presidente de la república pues para la “calentura política” rumbo al 2024, falta tiempo.
A la inversa, si Claudia Sheinbaum es sacrificada; Ebrard es el candidato o incluso Monreal, pero entre ellos es posible que existan acuerdos de coexistencia.
Si la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México no es la elegida, López Obrador evitará un cisma en MORENA, su partido ganará la presidencia casi sin oposición; pero a cambio; a pesar de que su proyecto político y económico transcenderá, su influencia personal en el nuevo presidente no será posible.
Por eso, cabe preguntarse ¿Qué quiere López Obrador? El presidente es un animal político como lo define Aristóteles. Dejará de hacer política hasta el último suspiro de su vida. Claudia Sheinbaum le permitiría hacer política activa otros seis años más. Ebrard o Monreal es altamente probable que no lo permitan.
Chiapas; ¿Zoé o ERA?
Los candidatos visibles al gobierno de Chiapas son Eduardo Ramírez Aguilar y Zoé Robledo Aburto. De manera obvia, solo uno de los dos será el próximo gobernador del estado. Ninguno de ellos es fundador de MORENA, se sumaron al proyecto político de Andrés Manuel López Obrador desde otras trincheras.
Ramírez Aguilar sobrevivió al naufragio local del Partido Verde Ecologista Mexicano, a su falta de gobernanza, a la falta de transparencia en el ejercicio de los recursos públicos y a la frivolidad de ese periodo de gobierno que muchos ciudadanos chiapanecos hoy repudian porque observan como se consolidaron o gestaron sin recato cacicazgos políticos locales.
Zoé Robledo es más sofisticado, con estudios incluso en el extranjero ha sido Diputado local, federal y Senador de la República. En este sexenio ha sido Subsecretario de Gobierno en la SEGOB y Director General del IMSS. Robledo es además el encargado presidencial para la estrategia de vacunación en el estado más rezagado en la aplicación del biológico, es decir Chiapas.
Ese encargo, a Zoé Robledo le abría un espacio extraordinario en sus aspiraciones políticas. Acapararía los reflectores, tendría una exposición que envidiaría Ramírez Aguilar, recorrería el estado, sería conocido hasta en las comunidades más apartadas. Pero también, lo expondría a algún error operativo o incluso humano. Sucedió lo segundo.
Las redes sociales chiapanecas consignaron la frivolidad de su equipo de trabajo con la “influencer” que recorrió el Cañón del Sumidero con dosis de las vacunas contra el Coronavirus por repartir.
Falló además el manejo de la crisis. Aunque habría decir que la frivolidad no se puede ocultar. Esa condición humana de sus políticos y administradores públicos -al sufrirla durante el anterior gobierno estatal- el chiapaneco la repudia.
Ramírez Aguilar y Zoé Robledo no pueden escapar de la esfera política nacional. ERA es vinculado con Ricardo Monreal, precisamente un político morenista que busca romper con el presidente si no es designado candidato. Zoé Robledo por su parte, es evidente que goza de las simpatías políticas del presidente López Obrador.
Lo que definirá al candidato de MORENA a la gubernatura de Chiapas evidentemente es el riesgo de ruptura en la cúpula que gobierna la nación y -no menos importante- también, hacía donde se inclinarían las simpatías del gobernador Rutilio Escandón.
Lo que hay que tener en claro es que tanto Ramírez Aguilar como Zoé Robledo estarán en la boleta estatal del 2024. En la contienda electoral hay espacio para las dos cartas fuertes. Pero la victoria será solo para uno.
Estos son los escenarios:
De acuerdo a las declaraciones recientes de Ramírez Aguilar, en Chiapas habrá ruptura.
ERA reveló que será candidato al gobierno del estado por el partido que sea. Sin hacerse bolas, ese partido es el PVEM, que seguramente podría encabezar una coalición contra MORENA de Zoé Robledo.
¿Esa declaración de Ramírez Aguilar indica que habrá ruptura también entre AMLO y Monreal? ¿Quiere decir que la ungida como candidata es Sheinbaum? También puede indicar que la ruptura no es tal y que habrá unidad, pero que, a nivel local Ramírez Aguilar no puede esperar otra vez como lo hizo en el 2018.
Al igual que Sheinbaum, Ramírez Aguilar tiene una fortaleza que al mismo tiempo es su debilidad. Una gran cantidad de alcaldes surgió o fortaleció su cacicazgo local con ERA. Eso es evidente con las alcaldías de San Cristóbal de las Casas, de Las Rosas, La Trinitaria, Villaflores, Yajalón, Mapastepec, La Concordia, Catazajá y podríamos seguir. Eso representa un gran activo político al momento de la campaña electoral, pero también una gran debilidad.
Zoé Robledo con el programa de vacunación anda de visita en visita con los alcaldes del estado. Sabe que en muchos la simpatía personal o el compromiso político está con Ramírez Aguilar.
¿Pero por qué es debilidad para ERA? Porque si el candidato de MORENA no es Ramírez Aguilar y busca la candidatura por otro partido político, el peligro de rebelión de los alcaldes chiapanecos es inminente. Ello le daría una gran movilización electoral que competiría con la estructura de MORENA.
¿Cómo atajar esa posible rebelión de las alcaldías para apoyar a ERA? Muy sencillo; con la Auditoría Superior del Estado haciendo su trabajo, Apretando a los alcaldes ¿o los cree usted blancas palomitas? Quien aspira a continuar en el poder, no resistiría el acoso de la ASE porque este acoso incluye amenaza o la concreción de una reclusión.
Ahora bien, ¿Está dispuesto a realizar esta operación política con la ASE el actual ejecutivo estatal? ¿Con qué candidato están sus afectos y sus fobias? ¿Qué puede obligarlo a someter a los alcaldes, qué puede hacer que no lo haga?
El 2024 será la “madre de todas las batallas electorales”. Tanto a nivel estatal como nacional. La ruptura en las cúpulas parece inminente. Así como la debilidad de todo aquel actor político que no sea el presidente López Obrador o sus candidatos a sucederlo. Con MORENA o fuera de ese partido, hay posibilidades para Ramírez Aguilar o Zoé Robledo.