Eran dos grupos de migrantes que serían transportados a la frontera norte
José Moreno.
Como “la plaza de un mercado”, recuerdan los migrantes, el sitio donde los traficantes de humanos los mantuvieron escondidos en espera de abordar el tráiler que los llevaría hacia la ciudad de Puebla, el jueves por la mañana.
El lugar donde permanecieron varias horas en espera, había unas 400 personas, pero solo la mitad abordó la unidad con la razón social de Zeta Transportes, que se accidentó hacia las 15:26 horas.
Celso Escún Pacheco, originario del departamento de Sololá, recuerda la bodega donde permaneció varias horas, como “una plaza”, donde unos 400 hombres, mujeres y niños, aguardaron varias horas para abordar el tráiler antes del medio día del jueves. Otros 200 migrantes se quedaron en espera del arribo de otro camión.
Durante el trayecto de 50 kilómetros, el hombre que buscaba llegar a Houston, recuerda que el conductor del tráiler se paró al menos tres ocasiones, pero en una de ellas tiene la certeza de que fue en la caseta de peaje de la autopista que enlaza los municipios de Chiapa y San Cristóbal, los otros dos puntos, no sabe los motivos de la detención.
Habían pasado diez minutos desde que traspasó la caseta de peaje, cuando el chofer de la unidad perdió el control al tomar una curva y bajada pronunciada que inicia al pasar el puente del río Grijalva, lo que ocasionó la salida de la carretera de la unidad y su volcadura. El guatemalteco recuerda que quedó bajó los cuerpos de varios de sus connacionales, pero cuando reaccionó supo lo que había ocurrido.
Celso Escún Pacheco, es uno de los 26 pacientes que se encuentran internados en la clínica de la Cruz Roja Mexicana, delegación Tuxtla Gutiérrez, donde el jueves llegaron 37 sobrevivientes del accidente, cuatro de ellos que por su estado grave, fueron trasladados hacia otros hospitales, dio a conocer Óscar Corzo, presidente de la benemérita institución.
Del hospital de la Cruz Roja fue dada de alta una joven de origen mexicano, que con la ayuda del DIF se pudieron localizar a sus parientes y a las pocas horas ya estaba su madre ya estaba en el nosocomio para llevarla a casa.
Corzo explicó que de los 37, cuatro fueron trasladados a otros hospitales por las graves lesiones que presentaban, pero de los 33 que quedaron diez se les dio de alta porque “se encontraban muy bien”.
Pero agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) ingresó a cuatro migrantes más, quienes se les practicaron estudios, con resultados favorables.
El presidente de la benemérita institución explicó, que mantienen estrecha comunicación con la Secretaría de Salud para trabajar por la salud de los migrantes que resultaron heridos el pasado jueves.
Debido al cúmulo de pacientes, el hospital de la Cruz Roja tuvo que atender a varios de los heridos en el suelo, en colchonetas que donó la sociedad civil. “Tuvimos que improvisar para ayudar al problema de salud” de los migrantes, explicó Corzo.
Una familia originaria de Villaflores, pero con familiares en Guatemala, fue la primera en llegar al Servicio Médico Forense de Tuxtla, para indagar si ahí se encontraba el cuerpo de Cecilio Federico Ovalle Cifuentes, de 33 años de edad, originario de Malacatán, en departamento de San Marcos, Guatemala.
“Estamos buscando. Somos de Villaflores (Chiapas), pero tenemos familiares en Guatemala, pero estamos buscando a un primo, dijo una joven que solo se identificó como Araceli, que sabe que su primo salió de Malacatán, para continuar hacia Talismán (municipio de Tuxtla Chico) Chiapas, en su búsqueda por llegar a los Estados Unidos.
Ovalle Cifuentes es uno de los 55 migrantes que fallecieron como consecuencia del accidente del tráiler el pasado jueves. El guatemalteco había nacido el 26 de abril de 1998, en Malacatán y su cuerpo permanece en el Servicio Médico Forense (Semefo), del municipio de Tonalá, uno de los tres lugares hasta donde permanecen los cadáveres de los migrantes.