El Movimiento de Parteras de Chiapas Nich Ixim, exigieron reconocimiento oficial “para que no se pierdan estos conocimientos ancestrales que existían antes de la medicina” y porque su trabajo es necesario para la atención de las mujeres.
“En palabras, las instituciones de salud nos reconocen, pero exigimos que se establezca en la ley. En 2005 se hizo en algunas partes una evaluación sobre la competencia laboral de las parteras y algunas fuimos certificadas y nos sentimos muy orgullosas porque salimos competentes”, dijo Rosa Hernández Girón, una de las dirigentes de la agrupación.
“Lo que queremos es que sea reconocido el trabajo que hacemos como parte de la salud de las mujeres y los bebés para que no se pierdan estos conocimientos ancestrales”, manifestó.
En el Día Internacional de la Partería, Hernández Girón dijo que “sigue la confianza de las mujeres en pie en nosotras porque saben que se hace bien el trabajo. En caso de complicaciones se tiene que trasladar a las mujeres a la unidad médica y tenemos la obligación de decirles durante el embarazo que se tiene que trasladar si es necesario. La gente está sabedora de eso”.
Declaró que la partería tradicional es un derecho humano reconocido en la Constitución mexicana y en leyes nacionales e internacionales. “Esto quiere decir que ninguna acción de gobierno puede ir en contra de la partería tradicional ni limitar su ejercicio”.
A pesar de esto, expuso, en algunas zonas del Estado se ha restringido su ejercicio, prohibiéndonos atender partos de forma directa. Además, se utilizan varios mecanismos para desmotivar que el parto sea atendido por parteras.
“Es constante la presión sobre las mujeres para generarles miedos infundados de atenderse con parteras, con información falsa sobre el cuidado y seguridad materna y neonatal de la partería.
“A las mujeres se les condiciona acudir a controles prenatales en las clínicas para brindar servicios básicos a los bebés -como la prueba del tamiz y las vacunas. Asimismo, en los traslados por complicación durante el embarazo o parto de mujeres que no llevaron control prenatal en la
clínica, se demora su ingreso en el hospital, poniendo en riesgo su vida y las de sus bebés”.
También, “cuando los bebés nacen en nuestras manos, se les niega o dificulta su certificado de nacimiento, violando así el derecho humano a la identidad y a ser registrado de manera inmediata a su nacimiento, como señala el artículo 4 de la Constitución mexicana”.
Adicional a las trabas y obstáculos a los que se enfrentan las mujeres que deciden dar a luz con una partera, “se suman las humillaciones y otros tipos de acosos al que se somete a las parteras de forma cotidiana en relación con los servicios de salud y nuestra profesión: por ejemplo, de manera infundada nos acusan de falta de conocimiento, que la partería es causante de muerte materna, se nos presiona para ir a capacitaciones donde no se toman en cuenta nuestra cultura, conocimientos y necesidades, y recibimos constantes amenazas de cárcel si alguna de las mujeres que atendemos sufre complicaciones”.
Por lo que demandaron alto al acoso a las parteras, “exigimos que se ponga en el centro la vida de las mujeres y sus bebés, brindándoles los servicios de salud vitales a los que tienen derecho independientemente de con quién se atendieron”.
Hernández Girón, afirmó que a pesar de esta situación, “de todos los obstáculos, gran parte de las mujeres chiapanecas prefieren y deciden atenderse con nosotras”. Durante 2021, el Movimiento de Parteras de Chiapas documentó la atención de 2 mil 274 partos por parte de 237 parteras integrantes del Movimiento. De enero a marzo de 2022, se han reportado 448 partos atendidos por 96 parteras.
“Según el INEGI, de los nacimientos registrados y ocurridos en 2020, un 36% de los mismos fueron atendidos por nosotras las parteras. En 18 municipios del Estado, este porcentaje es mayor al 75%, la mayoría de ellos municipios tseltales y tsotsiles”.
Mientras las experiencias de las mujeres en las instituciones de salud en el Estado de Chiapas, sean centros de salud u hospitales, siguen llenas de historias negativas, donde existe falta de cuidado, maltrato y violencia obstétrica.
Por lo que “hoy, 5 de mayo, día de batalla de Puebla, seguimos luchando también. Las que estamos aquí somos voceras de las mujeres que están tras las montañas que también están atendiendo a las mujeres y bebés; queremos que este mensaje llegue hasta el último rincón del mundo para que nos reconozcan como parteras tradicionales”.
Mary Villatoro Santiago, otra de las dirigentes señaló que durante los dos años anteriores de pandemia, “se nos amontonó el trabajo porque los hospitales estaban cerrados y no atendían partos; las embarazadas acudían con nosotras y no tuvimos complicaciones”.
Aseguró que las parteras no cobran una tarifa fija por atender un parto, sino que, según sus condiciones económicas, “las mujeres dejan 20, 50 o 70 pesos. No podemos poner una tarifa porque nuestro trabajo lo hacemos por amor a las mujeres”.