Por Enriqueta Burelo
En medio de nombramientos y procesos de elección controvertidos por el copia y pega, quiero desviar la atención a un tema que también cimbró pero lo corazones, la muerte de Pelé, el mago del futbol, que hizo del balompié un arte, un deporte que si bien nace en Inglaterra, los brasileños lo juegan a ritmo de samba, cada mundial extrañamos la magia de ese equipo que gana el mundial de México 70, y realmente es un equipo a pesar o tal vez por eso de los destellos de Tostao, Rivelino y por supuesto Pelé, «El fútbol “es” un lenguaje con sus poetas y sus prosistas», decía Pier Paolo Pasolini, y en el 70 la poesía la escribió Brasil.
La muerte de Edson Orantes do Nascimento, sirve de pretexto para hablar de varios temas entre ellos el racismo, si bien su fama y presencia sirvió de mucho para la inclusión de jugadores negros, se le critica el hecho, de que Edson guardó silencio sobre el racismo. Parecía que no estaba con él cuando hablaba de la aniquilación de los negros en el país. Era el relato de la meritocracia en un país desigual, que impide el mérito, y convierte todo en privilegios. Se casó con mujeres blancas y rubias, como los jóvenes negros jugadores millonarios de hoy, recuerdo a Samy Davis Jr, un famoso showman en los 60s quien escandalizó con un romance interracial con Kim Novak que puso con los pelos de punta a Hollywood, se casa con otra rubia, una actriz sueca May Britt, su unión fue ilegal en 31 de los 50 estados del país al ser interracial, con Pelé no paso eso, eran otros tiempos. Hoy sabemos, gracias, entre otros, a bell hooks [así, en minúsculas] ¡que el amor tiene color!
Yo creo que, si Edson hubiera transformado en Ali, como en Pantera Negra, veríamos a Dener, Juari, Edilson, Robinho y Neymar denunciando el racismo y las conflictivas relaciones con el mundo segregado, como vemos a LeBron James, estrella del baloncesto, hacerlo con frecuencia.
Se le reclama también el no reconocer a su hija Sandra, fruto de una relación con una trabajadora doméstica, gracias al examen de ADN se demostró que eran padre e hija.
Se le reclama por no haber asumido una posición política en un país, cuando otros deportistas lo han hecho resalta el caso de Dídier Drogba, africano, potente delantero que brilló en equipos como el Chelsea, pasó a la historia como el futbolista que detuvo una guerra civil, en Costa de Marfil, ¡una guerra! Fue en el 2005 cuando el futbolista aprovechó la efervescencia por la clasificación de su país al mundial del 2006, y lanzó un mensaje de unidad, en vivo, por TV, y les pidió a los dos bandos en disputa que bajaran las armas, que no hubiera más sangre, cuando ya iban más de 4.000 muertos. “Os pedimos de rodillas que os perdonéis los unos a los otros. Perdonad. Perdonad”, dijo y fue escuchado.
En diferentes rubros de su vida hay reclamos para Pelé, frente a ello un académico brasileño, señala que, a pesar de no asumir una lucha contra el racismo, su talento como jugador facilito la entrada de jugadores negros en diversos equipos.
El cineasta, Pier Paolo Pasolini, quien todas las tardes se aventaba un cascarita de fútbol en su natal Bolonia: «El fútbol, en cambio, se vuelve un espectáculo en que el mundo real, de carne, en las gradas del estadio, se mide con los protagonistas reales, los atletas del campo, que se mueven y se comportan según un ritual preciso. Por ello considero que el fútbol es el único gran rito que queda en nuestra época».
Eduardo Galeano se autodefinía como un «mendigo del fútbol, el escritor uruguayo pudo plasmar con palabras el sentimiento irracional de los aficionados al balón, dándole una voz a los millones de hinchas que cada semana se entregan a unos colores, un escudo, un club o selección. Pero el amor de Galeano no aceptaba condiciones. Para él una linda jugada era como una caricia dentro de un juego de seducción y el gol «el orgasmo del gol».
La jugadora sueca del equipo francés Olympique de Lyon, en su división femenil, Lotta Schelin, expresó: “El mundo es masculino. Pero nosotras estamos en el fútbol para cambiar eso […] Lo que de verdad cuenta es que cada chica tenga la posibilidad de jugar al fútbol si ése es su deseo”.
En el campo de futbol, los hombres se permiten manifestaciones que nunca harían otros espacios, el in-control de sus pasiones: llora, besa, abraza.
Y retornando a Edson Orantes do Nascimento, Pelé, en ese 1970, elevó al futbol a un nuevo nivel estético, su duelo con el portero uruguayo Mazurkiewicz fue un espectáculo en si mismo alejando el fantasma del Maracanzo.