Hidalgo
El estallido de un ducto de combustible mientras era saqueado por cientos de civiles ha dejado al menos 73 muertos y 75 heridos en el central estado mexicano de Hidalgo, donde ayer las autoridades continuaban las pesquisas, entre cuerpos calcinados y pobladores que buscaban a familiares.
Entre los lesionados hay ocho menores de edad, uno de ellos de 12 años. El estallido ocurrió la noche del viernes en la comunidad de Tlahuelilpan, a unos 120 km de la capital, luego de que traficantes de combustible perforaron un ducto y unas 700 personas, incluidas familias enteras, se lanzaran para llevarse gasolina en galones.
Dos horas después de que perforaron el ducto, “se nos informa que había habido una explosión” y “las llamas estaban consumiendo todo lo que había alrededor”, añadió el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad.
El ducto estaba en proceso de ser llenado, luego de que el 23 de diciembre se suspendió su operación por órdenes del presidente del país para combatir el llamado ‘huachicoleo’, como se conoce el robo y tráfico de combustible en ese país.
Unos 25 militares acudieron a la zona cuando se reportó que el ducto había sido perforado, pero no consiguieron disuadir a los pobladores de retirarse, explicó el secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval.
“La actitud del Ejército fue correcta, no es fácil ante una multitud hacer prevalecer el orden”, expuso López Obrador, acompañado de su gabinete de seguridad. El fiscal general, Alejandro Gertz, describió el siniestro como “intencional” porque “alguien hizo esa perforación y el incendió fue consecuencia del delito”.
Cuerpos carbonizados
Imágenes captadas justo después del estallido muestran a numerosas personas gritando y corriendo mientras ardían en llamas, otros caminaban con amplias zonas del cuerpo afectadas por el fuego.
El sitio de la explosión amaneció custodiado por militares mientras en el ambiente se percibía un fuerte olor a combustible. Durante la madrugada, varias personas se trasladaron hasta el lugar de la explosión para intentar identificar entre los cuerpos carbonizados a sus familiares desaparecidos.
“Llegando de trabajar me dijeron que había gasolina, que me fuera para allá, pero dije ‘no, ¿para qué?’”, relata un hombre que no da su nombre y espera noticias de su nuera.
Ayer, al mediodía, los expertos forenses procedieron a retirar los cadáveres a bordo de camionetas, pero por momentos fueron bloqueados por los pobladores que reclamaban que no los llevaran a agencias funerarias. “Vamos a pedir el cuerpo y nos cobran las funerarias”, gritó un hombre de unos 20 años. Los cuerpos fueron trasladados a una morgue.
El presidente dijo que seguirá con su estrategia de combatir el robo de combustibles, un delito que ha repuntado en los últimos años en México de la mano del narcotráfico y que es parte de la diversificación de sus actividades delictivas. (Ver nota alterna).
El presidente atribuyó el hecho de que sean familias enteras las involucradas en el ‘huachicoleo’ a que “se les abandonó por completo, no han tenido posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas”. “Tenemos la convicción de que el pueblo es bueno, es honesto”, dijo López Obrador al anunciar que recorrerá las zonas donde se ha generalizado este delito para “convencer” a los pobladores con ayudas económicas.
En los últimos años se han registrado varias explosiones en ductos perforados por criminales, pero la mayoría sin víctimas.
AFP