Abigail Correa Cisneros
Cinco siglos del encuentro entre Cortés y Moctezuma
Hay que dejar el pasado atrás, dicen historiadores.
Abrazo simbólico entre descendientes del conquistador y del Tlatoani mexica.
Hace 500 años, el 8 de noviembre, españoles liderados por Hernán Cortés entraron por la calzada que iba de Iztapalapa a México-Tenochtitlan, Enfundados con sus armaduras de metal y montando caballos, un ejército avanzaba amenazante mostrando sus armas. En sus cartas el propio Cortés escribió sobre las maravillas que lo deslumbraron al entrar por la calzada, los trajes de los “señores” que lo guiaron entre lagos y canales hasta encontrarse en las calles que hoy conocemos como República del Salvador y Pino Suárez, con el Tlatoani Moctezuma II.
A cinco siglos la versión de ese encuentro sigue en debate por historiadores. Rodrigo Martínez Baracs opina que la visión de los eternos vencidos necesita erradicarse, pues el marco en que se dio la derrota de los mexicas tiene que ver con la tecnología de los españoles y las bacterias, al ser estas una importante causa al sometimiento español, además de tlaxcaltecas que se aliaron con los conquistadores. En la opinión de otro experto, Federico Navarrete, creador del sitio Noticonquista, la dominación de los indígenas sigue vigente. Desde el punto de vista personal, no sólo es un sometimiento que dejó la conquista en México, el neoliberalismo también llegó para condenar a estos pueblos.
Por otra parte, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, fundador del Proyecto Templo Mayor, comenta que Moctezuma «ya veía el peligro que se presentaba», cuando conoció a Cortés y que, pese a su recibimiento pacífico, lleno de cortesía, el emperador nunca dejó de tratar de combatir al español a nivel estratégico o diplomático. Los textos de Fray Francisco de Aguilar y Bernardino de Sahagún, narran el recibimiento del tlatoani a los españoles, con obsequios y emisarios que los llevaron al encuentro, pero esto no fue sino para alejarlos, dice Matos.
Sin embargo, los obsequios despertaron aún más la curiosidad de Cortés para llegar a la capital del imperio mexica. En el marco de las conmemoraciones, el presidente Andrés Manuel López Obrador, solicitó en marzo pasado a la Corona Española y al Papa Francisco, una disculpa por los agravios cometidos durante la Conquista, en una carta expresó: «Esta petición no es una ofensa sino un proceso de reconciliación para que España y México vean hacia el futuro como hermanos», lo que causó un revuelo de opiniones tanto de expertos como de ciudadanos comunes, unos calificando como de ridícula la petición, otros defendiendo los motivos del Presidente.
Cierto que así que como se pide una disculpa a España, los líderes mexicanos deberían dar otra, con hechos y no palabras, a las comunidades originarias mexicanas, porque aunque no sea en este gobierno, mucho de lo que aqueja a los indígenas lo permitieron e impulsaron los gobiernos del México independiente, el sometimiento se dio durante los siglos XIX y XX.
Hace unos días, en gesto simbólico y ante las cámaras que registran el documental El reencuentro, 500 años de Moctezuma y Cortés, dirigido por el cineasta mexicano Miguel Gleason, los descendientes del emperador mexica y el conquistador español, Federico Acosta y Ascanio Pignatelli, se reunieron en la Ciudad de México, frente a la iglesia que alberga los restos de Hernán Cortés, para darse un abrazo.
Pgnatelli dijo: “Quiero pedirte perdón por todo lo malo que pasó con nuestros ancestros” y Federico Acosta sentenció que no necesita las disculpas por la conquista porque los mexicanos son originarios del mestizaje entre los indígenas y los españoles. Acosta pertenece a la decimosexta generación de Moctezuma II, fruto de la unión en quintas nupcias con Isabel de Moctezuma, hija del emperador mexica con el conquistador español Juan Cano.
Pignatelli, por su parte, proviene de una familia noble italiana a la que se unieron los descendientes de Cortés, dice sentirse parte de nuestro país. «México debe dejar el pasado en el pasado para superar la energía negativa que lo limita», agregó. A final de cuentas los mexicanos ya tenemos la sangre de ambas naciones en las venas.
Desde el centro
La derecha mexicana rechazó el asilo político que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador dio al expresidente de Bolivia, Evo Morales, según ellos está mal acoger a un “dictador” que pretendía perpetuarse en el poder, así como las ideas prianistas que dejaron en pésima situación a México durante más de 80 años y que ellos mismos se ocuparon de hundir en la violencia y corrupción en que vivimos. Positivo es que unos más centrados apoyaron el ofrecimiento de AMLO. México se caracteriza por ser solidario y humanitario. “El otorgamiento de asilo es un derecho soberano del Estado mexicano que va acorde con sus principios normativos en política exterior» dijo el canciller Marcelo Ebrard … Rosario Piedra Ibarra tomó protesta la noche de ayer como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), entre el rechazo de senadores del PAN y de apoyo por parte de Morena…