En ese gobierno también hubo «una gran robadera».

José Moreno.

Al igual que su nieto El Güero Velasco, el exgobernador Manuel Velasco Suárez (1970-1976) también hizo mal uso del erario público y era la cabeza de un grupo de funcionarios que con facturas falsas minaron las finanzas del gobierno del estado, además de robar materiales de construcción para obras, revela Javier Coello Trejo, en sus memorias El Fiscal de Hierro.

Narra que a los 23 años de edad, después de haber realizado una investigación, donde descubrió que el jefe de la Policía Judicial del Estado, estaba involucrado en un homicidio en Villaflores, Javier Coello Trejo, asume la dirección de esa corporación.

“Tú me armaste este lío cabrón y ahora te haces cargo de la Policía”, dijo el gobernador Manuel Velasco Suárez, pero meses después mandó a llamar a Coello Trejo para decirle que tenía indicios de que estaban robando cemento y otros materiales de construcción en las bodegas del gobierno del estado, por lo que “había indicios de actos graves de corrupción”.

“¡Coello investiga!”, ordenó Velasco Suárez en 1971 al joven que había egresado de la carretera de derecho de la Facultad de San Cristóbal.

Inmediatamente Coello Trejo se presentó ante el Procurador y le indicó las instrucciones que había recibido de Velasco Suárez.

“Apenas le rascamos tantito por aquí y por allá y encontramos un pinche robadero de la chingada”, rememora Coello Trejo en sus memorias que recién ha publicado.

El abogado descubrió un esquema de corrupción, con facturas falsas donde quedaba asentado que el mobiliario del gobierno del estado había sido reparado hasta por dos ocasiones.

Fueron llamados varios funcionarios para que rindieran su declaración ante la presencia del procurador.

A finales de 1972, Coello Trejo había terminado la investigación y en recompensa el Procurador Luis Domínguez Carrascosa le entregó un bono extra adicional a su salario.

Una noche de febrero de 1973, mientras Coello Trejo dormía, sonó el teléfono y era el secretario particular de Velasco Suárez, al que identifica como Moreno Ballinas, para decirle que debía presentarse al palacio de gobierno, porque “no se qué pasó, pero el gobernador está que se lo lleva la chingada”.

Velasco Suárez trabajaba en su despacho de la media noche a las seis de la mañana, explica Coello Trejo.

Cuando el joven abogado entró a la oficina de Velasco Suárez vio que el gobernador estaba reunido de sus principales colaboradores, como el Secretario de Gobierno, el de Obras Públicas, éste que era su compadre y el Oficial Mayor.

Inmediatamente el gobernador increpó a Coello Trejo y le soltó: “Es usted un pinche mentiroso Coello. ¿Cómo es posible qué…?

Pero el abogado respondió: “Señor gobernador ahí están todos los documentos, todo lo que me ordenó que investigara, declaraciones, pruebas, datos”, pero Velasco Suárez parecía no entender y arremetió: “Está loco, Coello, loco como su padre” y entonces el joven que entraba a los 24 años de edad atajó:

“Estallé en cólera contra ese hijo de su chingada madre, y sin importar de que fuera el gobernador le grité”. “Tiene usted razón gobernador. En esta investigación falta un nombre, el suyo”, cuenta Coello Trejo en su libro, ante la mirada de los funcionarios que nunca fueron llevados ante la justicia por ser protegidos por Velasco Suárez.

Pero el abogado prosiguió: “Porque todo ese dinero que han robado los señores que ahí están sentados, no se lo pudieron haber llevado sin su consentimiento. Así que vaya y chingue a su pinche madre”.

Inmediatamente Coello Trejo abandonó la oficina y abordó su Volkswagen, ante el temor de que lo detuvieran. Horas después viajaba a Ciudad de México, en busca de un nuevo trabajo en la Procuraduría General de la República (PGR).

Así finalmente este caso quedó en la impunidad y durante el 2012-2018, el nieto de Velasco Suárez, Manuel Velasco Coello replicaría lo que hizo su abuelo, al saquear las finanzas del gobierno del estado por más de cuatro mil millones de pesos a proveedores y constructores y una deuda de 22 mil 056 millones de pesos.

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