Por Enriqueta Burelo

Hoy escribiré sobre la primavera para no hacer sufrir a quienes sus aspiraciones volaron tan alto como una águila arpía y que hoy siguen volando ante la insuficiencia de partidos, distritos, regidurías y sindicaturas para que les alcance a todos, todas y todes, por otra parte, no dudo que el genero masculino, quisiera retornar a los felices años A.P. léase antes paridad o cuando éramos felices diría Ken, aun cuando Ken y compañía ya pasaron por un proceso de deconstrucción y hoy son aliados, no feministas “ojo”.

Siempre se le atribuye a la primavera poderes mágicos, como el renacer de los árboles que se llenan nuevamente de hojas o las flores en todo su esplendor como las primaveras en Tuxtla, que Paco Rojas, nos recuerda que el las sembró, y tiñen de amarillo la Avenida Central o las jacarandas en la ciudad de México, traídas de Brasil, hace un buen rato por dos jardineros japoneses padre e hijo de apellido Matsumoto, quienes proponen al presidente Álvaro Obregón que plante jacarandas en la avenida Reforma y cosa curiosa no seria gracias, sino desgracias al cambio climático, que este año empezaron a floreces antes de tiempo.

Hay una ligera variación en cuanto a la fecha de inicio de la primavera en México, se dice que es el 21 de marzo que coincide con el nacimiento de Benito Juárez, uno de nuestros máximos héroes, y con el equinoccio de primavera que en este año ocurrió el martes 19 de marzo a las 21:06 hora del centro de México, dia en que las personas usualmente visten de blanco, y llevan a cabo rituales principalmente en centros ceremoniales como Palenque, Chichen Itzá o Teotihuacán.

Hay muchos pretextos de por qué amamos la primavera, aumentan las horas de luz, las temperaturas son suaves y la naturaleza se vuelve a llenar de vida, lo que la dota de un cierto optimismo. Incluso, se podría hasta hacer el cálculo estadístico de que en primavera se vive con más seguridad. La ciencia dice que el crimen cae cuando llega esta estación, será? habrá que comprobarlo.

En la primavera se vive mejor, puesto que la estación tiene un impacto positivo en la salud física y mental. El mejor tiempo aumenta la actividad física, puesto que nos hace pasar más tiempo fuera y nos empuja al movimiento. Por lo que respecta a la salud mental, se habla de que se produce también una mejora del estado de ánimo conectado con este contexto primaveral.

Sin embargo, en Chiapas, por lo menos en Tuxtla y buena parte de las ciudades del estado, vivimos no en la eterna primavera como en Cuernavaca, sino en un eterno verano y las temperaturas han rebasado en los últimos años los limites de la serenidad y paciencia, a punto de la rabia, por lo que aquí lo de la salud mental no cuenta.

La sabiduría popular dice que la primavera es la estación del amor, aquella en la que la gente se enamora más, sin embargo, yo creo que una o uno ve con ojos mas amorosos en San Cristóbal o “Comitán de las Flores, donde están mis amores”, dice la canción, por su mejor clima.
Y esto trae a colación una frase, muy popular “como burro en primavera”, Es un efecto conocido por los biólogos y por cualquier persona que posea u observe animales salvajes o en cautiverio, que la primavera despierta los instintos de apareamiento de muchas especies.

Por ello, muchas especies animales entran en celo o perciben una necesidad imperiosa e inconsciente de aparearse. Entre esas especies también está el burro o los burros… que luego andan “como burro sin mecate” o sin partido, no se enamoren tan fácilmente.

Ya sea en España, Suecia o Tuxtlita la Bella, disfrutemos la primavera, la luz, nuestros días de asueto, ya huele a Semana Santa y como diría “El Gitano”, o sea don Panchito Núñez, quien fue el dueño de El Sol de Chiapas: Tuxtla tiene el mejor clima del mundo.

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